61. Hijo mío

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- Reúnanse, por favor. - Clamó el guardabosques. - Formen un círculo y atiéndanme un momento para poder explicarles las normas de esta visita. - El grupo, de no más de veinte, se acercaron al joven guía. - Como saben, el hermoso bosque de Bukhansan está habitado y protegido por cambiaformas. Este es su territorio y su hogar. Desde hace generaciones, la manada de Bukhansan habita en lo más profundo del bosque. Nosotros somos, por tanto, visitantes en su casa. - Explicó con una sonrisa a un par de niños, hermanos, que se cogían de la mano por peticiónde sus padres. - Por eso debemos ser respetuosos con este lugar. Por supuesto, nuestra presencia debe ser totalmente ecológica. No podemos dejar nada en el bosque. No se dispersen, ni se aparten del camino. En este bosque es extremadamente fácil perderse en cuanto te alejas un poco. Sólo los lobos pueden orientarse aquí gracias a su gran olfato. Manténganse siempre juntos. ¡Y ahora! ¡Adelante! ¡Síganme! - Anunció con teatralidad. - Estaré encantado de responder a cualquiera de sus preguntas mientras disfrutamos de un paseo por este hermoso lugar.

El grupo empezó a avanzar por el sendero que les indicaba el guía. Les esperaba un día de seridad y encanto rodeados de salvaje naturaleza. Enseguida llegó la primera pregunta.

- ¿Podremos ver lobos? - Quiso saber un joven de unos catorce o quince años.

- Claro que no. - Respondió su madre antes que el guardabosques. Y parecía aliviada por su propia respuesta.

El guía rió agradablemente.

- Es siempre la primera pregunta que todos me hacen. - Aseguró. - Seguramente tu madre tenga razón. Los cambiaformas son reservados y, como ya he dicho, viven en la parte más profunda del bosque. La probabilidad de ver alguno es muy pequeña.

- ¿Usted ha visto uno alguna vez? - Preguntó un hombre adulto.

- Tuve la oportunidad de ver al mismísimo alfa y a uno de sus omegas. - Dijo orgulloso. Guardaba el recuerdo de aquel día con cariño. - Paseaban tranquila y despistadamente cuando llegaron al camino.

- ¿Y cómo son? - Preguntó otra mujer joven.

- En su forma humana podrían estar entre nosotros y no te darías cuenta. Los omegas son extremadamente lindos. - Aseguró. - Como lobo, son realmente impresionantes. Son más grandes que un lobo normal, especialmente el alfa. Su pelaje es denso. Sus patas dejan una huellas profundas. Sus dientes son afilados y sus garras fuertes y poderosas. Sin embargo... - Quedó algo inmerso en su recuerdo. - No es aterrador. Ambos fueron amables con nosotros. Sólo era una pareja enamorada dando un paseo. Era imponente, sin duda, pero también parecía sabio, paciente e inteligente. Es fácil saber por qué es el alfa.

- Vas a hacer que me sonroje, guardabosques. 

Reconoció al instante la voz tras él a pesar de que la había escuchado sólo una vez y que cambiaba un poco cuando hablaba en su forma de lobo.

- Alfa Kim. - Se sorprendió dándose la vuelta. Todos los demás miraron fijamente al sigiloso personaje que acababa de aparecer tras ellos.

- Con que me llames NamJoon es suficiente. - Alegó. 

Le impresionó ver a un muchacho tan joven como él, pues nunca había visto su forma humana. Vestía un durumagi azul oscuro e iba descalzo. Era alto y parecía realmente, pero su rostro calmado les hacía confiar.

- No puedo creer que sea usted. - Pronunció. - ¿Puedo ayudarle en algo?

- No es necesario. - Aseguró. - Esta vez no me extravié vagabundeando por ahí, como la primera vez que nos vimos. De hecho, tengo que decir que venía buscándoos. - Confesó NamJoon. - Tenía curiosidad por aprender más de estas visitas que realizan en el bosque.

La Manada [BTS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora