La Manada [BTS]

18. Flor de perdón

Suspiró largamente antes de llamar a la puerta del dormitorio de YoonGi.

- ¿Puedo pasar? Soy NamJoon.

- S...sí. - Susurró el omega desde el otro lado. Igualmente era su casa. ¿Cómo iba a impedírselo? Abrió la puerta muy despacio y entró en la habitación. Lo primero que vio al entrar fue a YoonGi sentado sobre la cama, encogido, con los ojos enrojecidos. Después vio la cena en una bandeja, encima de la mesa, sin tocar. Suspiró. Debía haber pensado en algo que decirle antes de llegar allí. Sin embargo, había pasado gran parte de la tarde buscando la mejor forma de pedirle perdón, al estilo de la manada, al estilo de los cambiaformas. El omega reparó en la flor y la observó sin saber para qué NamJoon la llevaba consigo.

- Es... muy bonita. - Comentó porque no sabía que otra cosa decir.

- Es una bromelia. - Expuso NamJoon sabiendo que eso no le daba ninguna pista. - ¿Sabes lo que es una planta epífita? - YoonGi negó. - Es una planta que vive sobre otra. - NamJoon se sentó lentamente, para no asustarle, en una esquina de la cama. - Hay zonas en este bosque que son tan espesas que la luz del Sol no llega al suelo así que algunas plantas nacen en la corteza de los árboles para aprovecharse de su altura, alcanzar la luz y así poder crecer.

- Muy interesante. - Reconoció YoonGi un poco compunjido. La verdad era que no tenía ni idea de por qué NamJoon le explicaba algo así. Pensó que quizá era simplemente para hablar de cualquier cosa.

- Esta bromelia es epífita. - Explicó. - Crece en lo alto de algunos árboles de este bosque.

- Y... ¿cómo la has conseguido? - Quiso saber el omega extendiendo una conversación que para él no llegba a ningún lado.

- Subiéndome a un árbol. - Declaró el alfa con obviedad.

- ¿Eso no es peligroso?

- Un poco cansado. - Le sonrió. - Pero más que nada porque he tenido que trepar unos doce hoy.

- ¿¡Por qué!? - Expresó YoonGi sorprendido.

- Es la forma en la que los cambiaformas pedimos perdón. - Terminó confesando. - Con palabras no siempre es suficiente. - Se inclinó y dejó la flor en la cama junto a YoonGi y luego se sentó en la esquina de esta. - Es para ti. Después de las cosas tan terribles que te he dicho hoy tenía que hacer algo para compensarlo. Y por eso he subido a doce árboles, para conseguir la flor más hermosa y grande que hubiera. - Se frotó las manos un poco nervioso dándose cuenta de que eso no significaba nada para YoonGi. - Además, tiene que ser una flor madura. - Empezó a hablar veloz y atropetadamente. - Porque si es un capullo que aún no ha transportado su polen estarías dañando la planta después de todo el esfuerzo que ha hecho para crear esa bonita flor. - Debía callarse o la información extra sobre botanica empezaría a ser excesivo para lo que quería expresar. Sin embargo, el omega la cogió entre sus manos y acarició los pétalos con cuidado.

- Los humanos también regalan flores cuando quieres decir algo. - Expresó. - No suben a los árboles a cogerlas, pero supongo que de este modo tiene mucho más mérito. - Opinó dando a entender no sólo que comprendía el comportamiento de NamJoon, sino que además valoraba su esfuerzo. Estaba por ver si le perdonaba, pero el alfa se percató de algo mas y sonrió abiertamente.

- Has dicho regalan. - Pronunció.

- ¿Qué? - Preguntó YoonGi confundido.

- Has dicho: "los humanos regalan flores", no "regalamos". - Al darse cuenta, YoonGi sonrió tímidamente y bajó la cabeza. Lo había hecho sin pensar. Al fin pensaba que podía ser uno de ellos.

- Supongo que... - Dudó en cómo expresarse. - ...empiezo a sentirme cómodo aquí. - Confesó. NamJoon sonrió, pero la expresión de YoonGi no parecía tan feliz. - Pero después de lo de hoy... - No acabó la frase. - Yo no quería causar problemas. No sabía que eso era importante para los cambiaformas. Si lo hubiera sabido le hubiera hecho caso a mi madre. - De pronto empezó a sollozar sin pretenderlo. - Qué estúpido. ¡Qué estúpido soy! No sabía nada y no hice caso. Creí... creí que podría hacerlo todo solo. ¡Qué estúpido! ¡Qué... - NamJoon se acercó a él y cogió sus pálidas manos entre las suyas.