37. El principio

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Olía a eucalipto. Era muy delicado y reconfortante, como discreto pero agradable. Aquella mañana parecía un poco nervioso, así que le había propuesto dar un paseo. Su celo aún no le había golpeado del todo, pero estaba claro que no iba a tardar en hacerlo. Ya hacía cinco días que su olor se estaba haciendo más y más intenso. Su celo ya debería haber estallado, pero algo estaba retrasándolo un poco. No era grave y NamJoon aún tenía sus latidos bajo control. No había tenido que tomar té de acónico todavía, pero quizá las cosas cambiaban cuando volvieran a la casa.Ese era su objetivo, que encontrara la paz que le permitiera relajarse y dejarse llevar por sus instintos.

- Debes estar muy confundido. - Pronunció NamJoon. Él vestía su pelaje negro y caminaba despacio, agradeciendo la humedad de las hojas en sus patas. YoonGi, por el contrario, había preferido mantener su forma humana. No se sentía bien transformándose en ese momento en el que se sentía tan vulnerable. Menos mal que tenía NamJoon a su lado. - Con todo lo que has sufrido por tu celo, debes estar nervioso con lo que está por llegar.

- Sí. - Reconoció. ¿Qué necesidad hay de mentir a la persona que amas, que te ama y cuida de ti?

- Por eso estamos aquí. - Dijo con cariño. - Puedes relajarte conmigo. Estás conteniéndote, ¿verdad? - YoonGi le miró pensativo. - Quizá inconscientemente, porque estás asustado. Ahora de repente no quieres que llegue, ¿no es así?

- Por un lado... no. - Aceptó. - Pero, también quiero que acabe todo. Quiero estar contigo por fin. Quiero... No sé...

- Esto no es el final, YoonGi. No es más que el principio. - Sabía que aunque ahora era algo que le provocaba sentimientos negativos, el día de mañana disfrutaría de ello, o eso esperaba. - Son esos nervios y pensamientos contradictorios los que están sosteniendo tus hormonas y no dejan que el celo te alcance correctamente. - YoonGi bajó la cabeza algo deprimido e inseguro. - No te preocupes. Pasa de vez en cuando. Cuando tienes la cabeza en otras cosas las prioridades de tu cuerpo también cambian. Así como las hormonas manipulan el humor, tu mente puede controlar en cierto modo a tu cuerpo. No te alarmes.

- Está bien. - Susurró.

- Sólo quiero que entiendas que puedes confiar en mí.

- Lo hago. - Formuló YoonGi apresurado. - Lo juro.

- No te pongas nervioso. - Le calmó. - No hay prisa. No te preocupes. - Su gesto le hacía tranquilizarse. No era exactamente una sonrisa, los lobos no usan las mismas expresiones que los humanos, pero con el tiempo que había pasado allí podía entender el significado de su postura y la mirada de sus ojos. El alfa se acercó a él, restregó su pelaje por su pierna y YoonGi acarició su lomo. - Si tienes cualquier pregunta que quieras hacerme. Cualquier cosa que quieras decirme sobre esto es el momento.

- ¿Algo cómo qué? - Preguntó.

- No lo sé. Quizá piensas que la forma de aparearse será distinta que con humanos. La verdad, yo tampoco estoy seguro de si es algo muy diferente. Aunque no puede ser muy distinto, ¿no? - Comentó divertido intentando destensar el ambiente.

- El mero hecho de decir "aparearse" ya es distinto. - Acertó a decir el omega con una sonrisa cálida. - Por lo demás, biológicamente, a la fuerza tiene ser igual. - Coincidió YoonGi. - No es como si hubiera más orificios donde pudieras meterla. - NamJoon levantó la cabeza y miró a YoonGi con sorpresa para justo después soltar un bufido áspero que YoonGi interpretó como una carcajada.

- No imaginé oírte decir eso de repente.

- Lo siento. No quería sonar soez. No sabía que te incomodaría.

- No, para nada. Sólo que me ha sorprendido. - Reconoció. - Pero... esta bien. Mientras no sea delante de los niños. Me gusta. - Volvió a reír agradablemente.

La Manada [BTS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora