El alfa roncaba plácidamente en la habitación. Se oía incluso desde el piso de abajo, tanto que los omegas habrían preferido que siguiera descansando en la habitación nido, que estaba prácticamente insonorizada. Pero aún estaba ventilándose, pues el aroma de un alfa y dos omegas durante sus celos es tan penetrante que se queda impregnado hasta en las paredes y los muebles. Todo lo demás, edredones y mantas, lo habían sacado todo para lavarlo. En ese momento sería imposible descansar adecuadamente allí.
NamJoon estaba tan agotado que ni se habían despertado el día anterior para cenar. No había dado señales de cansancio hasta que el celo de JungKook había remitido del todo, pero en cuanto su aroma se había disipado todo el cansancio de su cuerpo se había echado sobre él.
Quizá para no escuchar los merecidos ronquidos del alfa o porque hacía un día espléndido y el Sol se sentía muy agradable, los omegas dejaron algunas de sus tareas diarias por hacer y se permitieron el lujo de descansar echados en el porche mientras vigilaban a los cachorros que jugaban alegremente frente a ellos. JungKook aún estaba algo exhausto también, así que se había sacado una mecedora en la que estaba medio dormido, JiMin leía con TaeHyun recostado en su pecho, YoonGi trataba de arreglar un pequeño trenecito de madera de YeonJun que había roto SooBin, Jin se limitaba a contemplar a los pequeños y disfrutar del agradable clima, HoSeok corregía unos deberes de sus alumnos mientras comentaba sus ocurrentes y disparatadas respuestas haciendo reír a todos y TaeHyung estaba enganchado a un rudimentario juego en el móvil de YoonGi, quien aseguraba que era muy aburrido.
De repente, la vida era maravillosa. Los seis omegas disfrutaban de aquella paz en familia. Se sentían amados por su alfa y, a pesar de las dificultades que pudiera haber en toda familia, sabían que mientras se mantuvieran juntos, podrían enfrentar lo que fuera.Pero la paz nunca resulta muy duradera especialmente cuando has dejado temas sin resolver. De repente se formó un alboroto no lejos de allí y todos levantaron la mirada de sus quehaceres curiosos. ¿Qué estaría sucediendo?
Uno de los lobos que guardaba sus lindes llegó hasta ellos y se dirigió al mayor de los omegas.
- No hemos podido detenerlos, Jin. - Dijo apresurado sin explicar nada.
- Avisa a mis hermanos. NamJoon aún no ha despertado. – Apremió Jin aunque aún no sabía a qué se enfrentaba la manada.
- ¿Qué estará sucediendo? – Dijo HoSeok alarmado.
- Mantened la calma. - Pidió el mayor justo antes de que vieran aparecer a unas quince personas doblar la esquina presentándose sin ser invitados, dirigiéndose hacia ellos. Sólo uno de ellos sabía quienes eran, pero todos pudieron sentir que quien encabezaba la marcha era un alfa. No tardaron en atar cabos al oír lanzar un gemido asombrado, inconsciente y reprimido a JungKook.
Su caminar les llevó directo a los cachorros lo que alarma a los omegas. El pequeño SooBin se transformó de repente por instinto rompiendo su durumagi y se colocó entre los desconocidos y el resto de los cachorros, entre ellos su hermano mayor. El corazón de los omega y el resto de las madres se paró.
- SooBin. - Le llamó su padre asustado a media voz.
- Parece ser que el futuro alfa la manada tiene agallas. - Dijo el líder de los intrusos observando al lobato de pelaje negro. - Su padre no debe ser tan valiente o ya habría salido a recibirme.
- Un paso atrás alfa gris. - Se escuchó la voz seria y profunda de JiHo, quien había llegado allí apresuradamente. - O lo consideraré un ataque a la seguridad de mi futuro alfa.
El líder de JangSan no dio literalmente un paso atrás, pero no mostró agresividad alguna hacia los cachorros así que JiHo se acercó a ellos y cogió a YeonJun en brazos y los demás le siguieron yendo hacia sus padres y madres. SooBin permaneció un instante sosteniéndole la mirada al alfa intruso.
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La Manada [BTS]
FanfictionEn el bosque de Bukhansan, la manada de Kim NamJoon vive en armonía. Él cuida de betas, omegas y cachorros. Cada uno tiene su lugar y nada parece capaz de perturbar la paz de la manada. Pero un omega de ciudad, que no comprende nada de su propia na...