- Quiero más... - Gimoteó el omega. NamJoon le había cubierto de besos y caricias por todo el cuerpo, porque quería calmarle y darle confianza mientras se acostumbraba a su olor y el té de acónito le hacía estable para que no perdiera el control. Pero YoonGi empezaba a estar verdaderamente necesitado y desesperado y el té le hacía un poco lento y obnubilado, así que el omega se retorcía de esperar al placer. Igualmente, nunca se había sentido tan bien.
El alfa le escuchó y obedeció. Le sostuvo con fuerza entre sus brazos y devoró uno de sus pezones arrancándole un fuerte gemido. Sin detenerse, bajó la mano deslizándola por todo su cuerpo hasta llegar a su dulce agujero.
- Respira profundo. - Susurró contra su pecho. Introdujo con cuidado dos dedos dentro de él. YoonGi dio un largo suspiro de alivio. No sería suficiente, pero ya era mucho. El aroma del alfa le hacía entender a su instinto que estaba en el lugar adecuado y toda sensación de dolor había desaparecido. Los dedos de NamJoon se movieron despacio dentro y fuera de él. El alfa podía notar que no era virgen, aunque fuera porque estaba claro que YoonGi conocía bien la sensación de ser penetrado y tuvo que reconocerse a sí mismo que le molestaba un poco no ser el primero y único para él, pero ya sabía que tendría que lidiar con sus instintivos celos que no tenían sentido ni cabida y sabía que después de ser marcarlo no volvería a notar el olor de otros en su omega. Así que fue paciente, sería suyo pronto. Muy pronto. - ¿Se siente bien? - No hacía falta preguntar pues lo veía en su rostro jadeante, pero quería oírselo decir. En respuesta, YoonGi le rodeó el cuello con los brazos y le besó con fuerza, casi ahogándose, como si no pudiera tener suficiente de él.
- Te quiero dentro. - Gimió haciendo retorcerse al gran lobo negro. Pero se contuvo.
- Sólo un poco más de paciencia, precioso. - Dijo introduciendo un dedo más dentro de él, a lo que YoonGi respondió con un gratificante gemido. Aunque YoonGi no era virgen, no lo había hecho desde su anterior celo y el miembro del alfa no entraría fácilmente por muy sediento y apresurado que estuviera el omega. Debía dilatarlo un poco más para no hacerle ningún daño. En el primer celo de sus otros omegas había tenido que dedicarle mucho más tiempo a esta parte, pues todo había sido nuevo para ellos y tenían mucho que aprender sobre la marcha. Para YoonGi esto sería más fácil, dejarse llevar por su instinto al ser marcado sería lo nuevo para él. Así, aunque estaba siendo cuidadoso, NamJoon podía relajarse un poco con él, lo que era gratificante. - Lubricas muy bien. - Sacó los dedos de él y, sin poder evitarlo, se los llevó a la boca ante la atenta mirada de YoonGi.
- ¿Qué haces? - Preguntó medio asqueado medio divertido.
- Es delicioso. Muy dulce. - Comentó.
- No digas tonterías. - Rió suavemente. Aunque estaba necesitado, parecía relajado a pesar de todo. Con todo lo que habría tenido que aprender a reprimirse, esa sensación era fácil de gestionar para él. Sorprendiendo a NamJoon él también acarició la piel de su pecho y bajó despacio hasta tocar el miembro del alfa. Entonces le cambió la cara ligeramente, parecía un poco preocupado. - Lo he visto muchas veces ya. - Susurró. Todo el mundo lo había visto en la aldea, y el de todos, pues se dedicaban a pasearse desnudos cada vez que se transformaban, era algo natural para ellos, pero, por supuesto, sólo sus omegas le habían visto ponerse duro. - Pero ahora... estoy seguro de que no va a entrar. - Comentó miedoso. - Es demasiado grande. - NamJoon se mostró sorprendido.
- ¿Los humanos no son así?
- ¿De este tamaño? - Lo que para YoonGI era obvio de nuevo para NamJoon era totalmente desconocido y viceversa. - Claramente no. Los coreanos al menos no. - Declaró. - Su tamaño es más parecido al mío. - Expuso.
- Pero tú eres un omega. - Comentó NamJoon divertido.
- No te burles de mi tamaño. - Se quejó dándole un suave golpe en el pecho. NamJoon rió ligeramente sin entender por qué algo como el tamaño haría daño al orgullo de un omega.
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La Manada [BTS]
FanfictionEn el bosque de Bukhansan, la manada de Kim NamJoon vive en armonía. Él cuida de betas, omegas y cachorros. Cada uno tiene su lugar y nada parece capaz de perturbar la paz de la manada. Pero un omega de ciudad, que no comprende nada de su propia na...