42. Confía, déjate llevar.

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- Mira lo que he traído, YoonGi. - Anunció NamJoon entrando alegremente de nuevo a la habitación nido intentando romper la tensión del omega en sus brazos. - Un cachorro asustado. - JungKook se encogió más contra su alfa de la vergüenza, ocultando su rostro en el hueco de su cuello

- No seas malo NamJoon. - Pidió YoonGi. - La primera vez es siempre muy difícil. Todo resulta desconocido y confuso. - Pronunció el omega que descansaba entre las sábanas. JungKook nunca había oído la voz de YoonGi sonar así de suave. Giró un poco su rostro para mirarle y se dio cuenta de que era la primera vez que podía verle como el omega que era. Hasta entonces siempre le había parecido que YoonGi se comportaba de forma muy distinta a los demás y que, exceptuando las suaves su facciones de su rostro, su forma de moverse y sus expresiones eran difíciles de identificar con las de un omega.

El alfa le recostó con sumo cuidado en el cúmulo de colchones y edredones en el suelo y se agachó junto a ellos para mantenerse cerca de ambos omegas.

JungKook, inmediatamente, miró con expresión asustada a YoonGi, quién tomó su mano para tranquilizarlo.

- No me siento bien. - Gimoteó el más joven.

- No te preocupes. Pronto te sentirás mejor. - Le prometió. - NamJoon y yo vamos a cuidar de ti. Ya lo verás.

- Pero tengo mucho calor y es... raro... - Tembló encogiéndose.

- Lo sé. - Le dijo YoonGi con cariño. - Sé que todo lo que sientes ahora es nuevo y extraño para ti, pero es completamente normal. Intenta estar tranquilo.

- JungKook, mírame. - Le pidió NamJoon. El alfa le acarició la mejilla y observó su estado. Tenía que mantenerse sereno por él, aunque lo que quería era devorarle hasta lo más profundo. - Deja que te quite esto. - Se movió despació para no amedrentarle más. Le sostuvo de la cadera y le desvistió, dejando su durumagi mal doblado y medio tirado en una esquina. - Acomódate. - Le dijo. NamJoon cubrió a JungKook con su cuerpo, manteniéndole cerca, ayudándole a crear un ambiente de intimidad. El omega nunca había estado tan cerca del cuerpo del alfa, piel con piel. Su presencia, su olor y su calor eran intimidantes. - Respira despacio. Saborea mi aroma. Te calmara. - Y le excitaría al mismo tiempo. Comenzar a excitarle de manera activa, y no solo por efecto del celo, era importante, se dejaría llevar y su cuerpo aceptaría  a su alfa más cómodamente. Por eso, NamJoon comenzó acariciando sus caderas suavemente.

- NamJoon. - Intervino YoonGi. - Ya que es su primera vez quizá yo debería retirarme un par de horas para dejaros algo más de intimidad. Al fin y al cabo sólo estaré descansando en la habitación de al lado.

- No. - La respuesta del alfa salió instintiva. Ya le había costado mucho dejarle solo el poco tiempo en el que había bajado a por JungKook. Al hacerlo, algo incómodo le corroía por dentro. Pero lo más sorprenderte fue la reacción del menor,  que le agarró de la muñeca y le miró acongojado. - ¿Ves? Los dos queremos que te quedes con nosotros. - A YoonGi no le costó aceptar con una sonrisa.

- Está bien. Me quedaré.

Entonces, más calmado, el alfa continuó con su labor. Comenzó enterrando su olfato en el cuello del nuevo omega aspirando a su aroma con fuerza. Acarició su cuerpo desnudo grabándose cada centímetros de este en su memoria. Lamió su clavícula, subió por su cuello y hasta su oreja para después mirarle intensamente. JungKook estaba muy nervioso, pero los lentos gestos del alfa eran fáciles de leer. Sus labios se posaron en los suyos dando un suave beso, pero para ninguno de los dos era suficiente. El alfa se separó levemente y rozó sus labios con el pulgar.

- Abre un poco la boca. - Le pidió en un suave susurro. JungKook lo hizo torpemente y el alfa volvió a atacar sus labios con un poco menos de consideración que antes. El pequeño omega no podía encender se estaba resistiendo para no devorarle allí mismo, pero eso no podía importarle menos al alfa, era su deber cuidarle. Sin embargo, si no fuera por el te aconito no habría sido capaz de darle a JungKook el tiempo que necesitaba para acostumbrarse a todas esas nuevas y extrañas sensaciones. La lengua del alfa de nuevo acarició sus labios pidiendo permiso para entrar y acariciar a su compañera. Entonces JungKook se encogió un poco al sentirse abrumado, pero el alfa le abrazo con suavidad y le beso despacio hasta que consiguió que relajase la tensión en su cuerpo. En el tiempo que duraba aquel lento y delicioso beso, el alfa no dejó de acariciar su cuerpo atreviéndose a llegar cada vez a zonas más delicias e íntimas. Al pasar los dedos con su pecho, JungKook dio un pequeño respingo, así que el alfa se tomó su tiempo y decidió no centrarse en sus pezones aún. Pero sí intentó acomodarse mejor sobre él para tener más contacto piel con piel y conducir lentamente sus piernas por la parte interior del muslo para colocarse entre ellas. Ante ello, JungKook reaccionó de forma inesperada. Se revolvió incómodo debajo de él y apoyó la mano en su pecho intentando apartarle sin fuerza.

La Manada [BTS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora