9. La promesa del futuro

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A pesar de llevar un par de días allí, era la primera vez que YoonGi salía fuera de la cabaña hospital y veía como era el resto del lugar. Se trataba de una pequeña aldea de cabañas de madera, tal y como había esperado, pero, aún si había imaginado cosas, se le hizo muy extraño ver a lobos y humanos conviviendo juntos. En su mundo, los lobos eran peligrosos animales a los que no querías acercarte. Claro que, ¿acaso era posible distinguir a un lobo de un cambiaformas. Nadie había sido capaz de distinguir durante muchos años que él no era un humano. Lo más peculiar para YoonGi era ver a los pequeños lobatos corretear entre los pies de los humanos adultos, pero aún más ver a lobos enormes con niños a su alrededor, tironeando de su fuerte pelaje e intentando subirse a sus lomos como si de inofensivos ponis se trataran. Para YoonGi era tremendamente chocante y tuvo que pararse un instante a pensar que lo que veía no eran niños jugando con mascotas descomunales, sino, simplemente familias. Padres dejando que sus hijos jugueteen a su alrededor. ¿Qué niño no quiere subirse a caballito a su padre? ¿Cuál no se esconde tras sus piernas para protegerse de sus hermanos mayores o cuando está jugando al escondite?

- Vamos. - Le invitó NamJoon. - Te enseñaré como vivimos aquí.

- ¡NamJoon! - Le llamaron. Era un chico de su edad, musculoso y atractivo. - ¿Es este el nuevo integrante de la manada que tanto estás ocultando? ¡Qué escondido lo tenías, Nam! Es muy guapo.

- No seas entrometido, Jackson. - Le pidio con ninguna autoridad. - YoonGi, este es mi hermano, Jackson.

- Hermano mayor. - Puntualizó el beta.

- Somos del mismo año. - Aseguró NamJoon.

- Sí, pero yo nací 5 meses antes. - Sonrió con burla. YoonGi no había pensado que NamJoon pudiera tener más familia.

- Como sea. Jackson, este es YoonGi. Está pasando por un mal momento y se va a quedar con nosotros hasta que... - Les miró alternativamente. - ...hasta que encontremos cuál es su lugar.

- ¿Cuántos años tienes, YoonGi? - Quiso saber Jackson. - ¿No eres un poco mayor para no estar marcado? - YoonGi dio un paso atrás, un poco cohibido.

- Basta ya. Le estás asustando. Te lo contaré todo con más calma luego. Ahora le estoy enseñando el lugar. Lárgate por ahí.

- Bueno, bueno. No te alteres tanto. - Se rió. - Cualquiera diría que estás celoso. - Dijo antes de marcharse. NamJoon entornó los ojos.

- No le hagas caso. Simplemente le encanta llamar la atención.

- ¿Tienes más hermanos de los que deba preocuparme? - Quiso saber.

- Sí, un par. - Comento el alfa divertido. - Somos once en total.

- ¿Once? - Pronunció YoonGi muy sorprendido.

- Sí. Las familias numerosas abundan cuando se trata de alfas. - Pero es natural. Mi padre tenía ocho omegas. Cinco varones y tres mujeres.

- ¿Y viven todos aquí? - Preguntó.

- No. Todos los omegas viven con sus alfas, por supuesto. Excepto Jin, que se quedó conmigo. Uno de los betas mayores se casó con alguien de otra manada y se marchó. Los más pequeños están con sus madres y padres. Aquí quedamos Jin, Jackson, JiHo, que es de la edad de Jin, y yo. Te caerán bien. Sólo son un poco idiotas.

- Y los pequeños y sus madres... y padres. - Aún le costaba asimilar que los omegas varones también podían tener sus propios hijos, aunque él era uno de ellos. - ¿Dónde están? - NamJoon resopló.

- Cuando un alfa muere... - La voz de NamJoon se ahogo un poco. - Perdona. - Carraspeó. - Cuando un alfa fallece, sus omegas se dirigen a un lugar sagrado para la manada. Existe un templo en lo profundo del bosque. YoonGi... es muy duro para un omega cuando su alfa muere prematuramente y es fácil para ellos entrar en depresión. Ese templo otorga una serenidad especial a los omegas. Allí pueden vivir en paz. Y los pequeños volveran cuando se presenten.

La Manada [BTS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora