Al llegar a casa yo estaba algo embotada todavía por la conversación con Gen. Los monstruos lo notaron al ver que apenas hablaba. Sin duda, la insistencia de la joven para que conociese a aquellos bitties me traía un tanto ansiosa, en el mal sentido.
Si bien es cierto que, tras todo aquello había una buena intención en la propuesta de Gen, seguía pareciéndome algo un poco sucio que me hubiese abordado de esa forma. Era cierto que yo misma había acogido a los hermanos bitties más por conveniencia que otra cosa, obviando el hecho de que luego les hubiese tomado un cariño sincero. Pero al menos, dentro de lo cabido, aquel fue un intercambio bastante equivalente. Y, aún con eso, no era ni la mitad de violento que acceder a llevarme a un par de individuos a los que ni siquiera conocía. Por mucho que pensase que todo era en pos de animar y esperanzar a dos criaturas afligidas, me seguía pareciendo sumamente cruel y falso.
En el momento en el que llegamos a casa, dejé que los bitties bajasen de mis hombros y mi bolsillo para que se fueran dispersando a su aire. El Treacle no tardó en ponerse a ordenar concienzudamente todo lo que habíamos comprado. Por mi parte, me dejé caer en el sofá con pesadez. Snarl se acercó a mí, curioso por mi ánimo, pues al entrar le había ignorado por completo cuando se alzó sobre sus patas traseras al ponerse en pie para saludarme como siempre. Le ignoré, al igual que hice con Mercury quien, habiendo visto mi expresión mientras les relataba por el camino el acuerdo al que había llegado con Gen, se sentó cerca de mi persona por si me apetecía hablar sobre el tema. Otro que también se unió pronto a nosotros fue el Slate, que al verme deprimida, no dudó en acercarse y tomar asiento en el sofá, llamando la atención del perro para atraerlo y que no me irritase.
Al sentir aquel pesado silencio cernirse sobre la sala, me contorsioné un poco para alcanzar el mando del televisor. Realmente no me apetecía hablar, pero sabía que, si no buscaba algún tipo de método de distracción inmediato, alguno de los tres monstruos acabaría por cuestionar mi estado de ánimo. Y lo cierto era que, más que deprimida o preocupada, estaba frustrada conmigo misma por haber accedido de aquella manera imprudente. Sí, Gen había sido algo insistente, pero, en mi caso, debería haber sido más contundente a la hora de expresar mis ideas. Era patética. Ahora debía hacer frente a un problema que se había formado debido a mi falta de convicción.
Cuando el Treacle llegó, abriendo la puerta, entró también con él Way. Era realmente sorprendente como los perros habían llegado a aceptar tan rápidamente a los dos bitties. En gran parte se debía a la buena mano del Slate al tratar con ellos, pero también influía que, en el fondo, como ya se habían habituado a la presencia y el aroma de la magia de los monstruos al convivir durante tanto tiempo con Mercury, aprendieron que aquellas diminutas criaturas no eran tan peligrosas. La canida se subió al sillón que yo solía ocupar con ella, enroscándose a gusto. El bitty de la bufanda parecía animado, al fin pudiendo ver correctamente con sus nuevos lentes.
Al ver como estábamos todos sentados en comodidad, él también se quiso unir, a pesar de que normalmente se solía quejar al vernos vagueando. En aquella ocasión, supuse que no lo hizo pues acabábamos de volver de un largo paseo. Por ello, cuando se subió al sofá, de manera algo torpe al ir y escalar por la manta pues prefería no usar demasiado su magia para doblar el espacio, no tardó en llegar hasta mi figura. Pero, una vez llegó a ver mi expresión, sus facciones se arrugaron. No dijo nada inmediatamente, pero sí que se acercó con disimulo hasta mi rostro, subiendo al brazo del sofá. Se sentó allí, cerca de mi hombro y me dio una sonrisa. Yo fingía ver la televisión.
—¿QUÉ TAL ESTARÍA SI FUÉSEMOS A ALGÚN LUGAR DURANTE EL FIN DE SEMANA?
Le di una mirada perezosa. Los aparatos de metal relucían en la boca del cachorro, corrigiendo la forma de su dentadura. En el fondo sabía que estaba tratando de distraer un poco mi mente proponiendo un plan que pudiéramos hacer todos juntos. No obstante, su buena intención no bastaba para alejar a mis preocupaciones. Por ello, mi respuesta fue bastante átona.
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Órbita. (Bittybones)
FanfictionLa cotidianidad de mi mundo solitario y silencioso es lo que conozco como vida... Nunca ha sido demasiado emocionante, pero trato de mantener mi existencia con la armonía que me procure suficiente emoción para no quebrarme demasiado pronto. Al menos...