🦴 Capítulo 51.

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Era por la tarde cuando por fin llegué a casa del trabajo. Había tenido un día realmente horrible, para ser sincera. En el fondo solo me apetecía llegar, ducharme y, si acaso, poder tomar una siesta.

No estaba de humor para nada. Durante todo el día había estado muy estresada y solo quería poder relajarme un poco. Estaba cansada de tener que ser agradable con todo el mundo y hablar con todas aquellas personas y monstruos que me eran indiferentes. Mostrar interés en los problemas ajenos era parte de mi trabajo y personalidad a la hora de querer aportar, aunque fuese mínimamente, algo de consuelo a la crueldad de la indiferencia globalizada. Sin embargo, en el fondo yo no era distinta a los demás. No me importaba una mierda la vida de nadie que fuese ajeno a mi círculo cercano. Y tratar de fingir aquel interés era un desgaste mental constante. Por ello, aparte de todo el ajetreo habitual, me sentía tan exhausta.

Abrí la puerta de casa y dejé los guantes y las llaves en el mueble de la entrada. Arrastrando los pies, llegué al salón, donde me encontré con Mercury y con Pluto. Levantaron la vista cuando les saludé.

—Bienvenida a casa, señorita... —habló el Gasterbitty. El Slate, por su parte, hizo un gesto con la cabeza de forma perezosa.

—Hey, chicos... ¿Todo bien?

Asintieron mientras yo me quitaba el pañuelo gris del cuello y lo dejaba encima de la mesa del salón de manera descuidada. También me quité las botas.

—pareces cansada... —mencionó Pluto.

Le respondí con un suspiro.

—Ha sido un día bastante horrible —atajé—. Voy a ir a ducharme, ¿sí? Luego hablamos.

Los dos bitties hicieron un gesto de entendimiento.

Yo me dirigí a mi habitación, para buscar algo de ropa con la que cambiarme y ponerme cómoda. Sin embargo, algo me llamó la atención. En su estante correspondiente estaba Venus, sobre aquel peluche de dragón, durmiendo acurrucado. Al verlo, maldije en mis adentros por haber sido descuidada y provocado ruido, pero el cachorro no se despertó. Era malditamente adorable la manera en la que se aferraba a aquel animal de felpa. Su expresión era tan pacífica... Me permití el observarle durante unos cuantos segundos, para luego centrarme de nuevo y tomar rápidamente una muda e irme al baño.

[.....]

Cuando acabé de librarme del sudor, volví al salón, donde seguían estando los dos bittys. Al verme llegar de nuevo, desvié su atención hacia mi persona, dejando así desatendida la película que estaban viendo juntos en el televisor. Me senté en el sofá, al lado de Pluto.

—En serio, se me hace rarísimo veros juntos de esta manera —comenté. Ellos me miraron sorprendidos. Luego cruzaron la mirada entre sí, como si se diesen cuenta de la inusualidad de la combinatoria que hacían.

—No es tan extraño, aunque quizá no haya coincidido que usted nos haya visto antes... —observó Mercury—. Pasa muchas horas fuera de casa, es normal que no esté tan enterada de todos los detalles de lo que sucede cuando se va, ¿no?

—Mmm... Qué intrigante. —dije, pensativa. Sonrieron un poco.

—¿qué pasó, chica? —preguntó el Slate, cambiando de tema. Yo le miré sin entender. —dijiste que... había sido un mal día...

—Ah, sí... —recordé, cansada. —Han cambiado algunas cosas en la oficina. Ahora tendré que hacer el trabajo que hacía una compañera en su lugar y ella hará lo que hacía yo antes. Es un engorro... —me quejé.

—¿Por qué ha surgido ese cambio?

Enfoqué mi mirada en el de la capa negra mientras me deslizaba un poco por el sofá hasta quedar recostada.

Órbita. (Bittybones)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora