🦴 Capítulo 39.

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Cuando acabé de fregar, me metí en mi cuarto. Allí estaban el Slate durmiendo con los dos perros y Mercury, quién estaba sobre el escritorio, observando la alta pila de libros amontonados. Al verme llegar, me miró, jugueteando con el pliegue de su capa. No pude evitar sonreír al reconocer el gesto.

—¿Cuál quieres?

Me mostró una pequeña sonrisa tímida. Parecía complacido de no tener que hablar para que me diese cuenta de que necesitaba algo de mí. Señaló un libro que había en la parte baja del montón.  Comprendiendo, tomé unos cuantos volúmenes y los dejé sobre la silla, apilándolos, hasta llegar al que quería el Omni. En aquel momento, llegaron los otros tres. Yo estaba ordenando otra vez los libros. Mercury los saludó mientras iba sosteniendo el peso del tomo con sus agujereadas manos. Le ayudé a llevarlo a su estante para no molestar a los durmientes.

—¿Cómo ha estado la exploración? —preguntó el bitty más mayor. El Thisle indicó que había ido bien.

En cierto momento, mis manos resbalaron con la nada, haciendo que se me cayesen al suelo unos cuantos libros. Todos me lanzaron una mirada, sorprendidos. Incluso el Slate se removió y despertó sobresaltado. Yo solté una ráfaga de maldiciones en voz alta. El Treacle arrugó el gesto.

—¡LENGUAJE, DEW! —Puse los ojos en blanco.

—Ni que hubiese dicho algo tan abominable.

El bitty de la bufanda roja siguió quejándose. Al final, el Thisle se alineó con él.

—no te haría mal intentar dejar de hablar como si estuvieras escupiendo un infierno.

Fingí una sonrisa.

—Gracias por el consejo —dije, sarcástica.

—¿POR QUÉ NO INTENTAS HABLAR MÁS SUAVE? —cuestionó el Treacle, disgustado. —ES TRISTE QUE, SIENDO ALGUIEN TAN BUENA Y HERMOSA, TE ESTROPEES DE ESA MANERA POR SER BURDA.

—Lo cierto es que, en comparación a cuando habla con su familia o amigos, la señorita Dew está siendo bastante más educada ahora mismo —matizó Mercury, distraído al ir acoplando el libro en su lugar. —Al hablar con la señora Blonde es mucho más grotesca y cruel, al igual que pasa con sus amigos. Deberían haberla oído hablar con la señorita Ash y el señor Rock cuando tienen una videollamada...

—¿quiénes son blonde, ash y rock? —inquirió el Thisle, perdido.

—Blonde es mi hermana. Ash y Rock son unos amigos míos de la infancia... —le expliqué—. Y, lamentablemente, mi forma de hablar es culpa de mi madre por acostumbrarme desde pequeña a escuchar ese lenguaje —traté de defenderme—. No es fácil dejar los malos hábitos. Mucho es que pueda controlarme en el trabajo y con desconocidos.

Sin embargo, no pude añadir nada más, pues la suave voz del monstruo del colmillo dorado me llamó la atención.

—¿TE GUSTA DIBUJAR, DEW?

Mi cerebro tardó varios segundos en procesar aquella inesperada pregunta. Mi cuello giró, lentamente, hasta enfocar al Cider. El bitty estaba mirando de reojo la taza donde solía guardar los lápices de colores y otros instrumentos de dibujo. Era obvio que los utilizaba asiduamente, pues muchos estaban bastante gastados... Sin embargo, lo que le llevó a hacer esa pregunta fue que, en el suelo, estaba abierto el cuaderno que solía utilizar para dibujar; aquel que estaba hecho a mano y me había regalado Mel. Me apresuré a agacharme y tomarlo; cerrándolo con violencia para que no pudiesen ver su contenido. El interés del bicho parecía ser genuino y sin malicia... Lamentablemente acababa de darse contra un muro al preguntar de esa manera. Al ver mi tensión, la poca confianza que había reunido y tenía se evaporó. Su mirada se volvió a clavar en el suelo. Me rompí al verlo desanimarse, pero no pude decirle nada. Por fortuna, el cachorro de la capa acudió a nuestro rescate.

Órbita. (Bittybones)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora