🦴 Capítulo 48.

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Cuando la melodía de mi tono de llamada resonó por tercera vez en lo que iba de día yo ya me quería pegar un disparo en la cabeza. Oí la música desde el cuarto de baño, por lo que tuve que salir corriendo hasta el salón, donde había dejado el móvil, para poder atenderla. Sentados en el sofá, charlando en aquel momento, estaban Venus y Saturn. Snarl estaba dormitando en el sillón. Al verme llegar tan rauda y escuchar de nuevo la canción de mi teléfono, no tardaron en percatarse de lo extraño de la situación... El Thisle no tardó en expresar su asombro.

—parece que hoy estás muy solicitada...

Yo asentí, sonriendo con incomodidad. Me centré en tomar la llamada que aún persistía.

—¿Hola?

—¡Moza! ¿Cómo estás?

Sonreí al reconocer el timbre de voz dulce.

—Hey, Ash... Aquí estamos...

—¡Felicidades! —soltó, sin poder aguantarse más. Yo sonreí, tontamente.

—Gracias... —suspiré—. Hay que ver que solo me llamáis para estas fechas. Tienes suerte, porque pienso apagar el móvil cuando acabe la llamada. No quiero hablar con nadie más —me reí—. Sois todos escoria.

Pero bueno... —dijo, fingiendo indignación—. Encima que me tomo la molestia de llamar —bromeó—. ¿Te han llamado Rock y Mel?

—No... Rock me mandó un mensaje esta mañana, igual que mi amiga Angel y un par de personas más... Luego mi madre y mi hermana me han llamado, como tú has hecho —le relaté—. Y de Mel no espero una felicitación, en realidad. Nunca recuerda este tipo de cosas...

Y después nos reprochas a nosotros... —vilipendió mi amiga—. Eres demasiado permisiva con Mel.

Sonreí abiertamente al escuchar el tono que portaba sus palabras.

—¿Estás celosa, princesa?

Ya quisieras... —Lancé una sonora carcajada.

—Mel es un caso especial. Dejémoslo estar. —Oí como refunfuñaba, pero la ignoré. —¿Y qué tal todo? Hace tiempo que no hablamos...

La conversación se alargó durante un buen rato. Ash me puso un poco al tanto sobre su vida. Hacía mucho tiempo que no hablábamos de verdad, más que algún mensaje corto compartido en los últimos meses. Fue agradable poder bromear con ella. Se sorprendió al enterarse de que había adoptado a varios bitties y me hizo prometer que quedásemos alguna vez para que se los pudiese presentar, añadiendo que intentaría contactar a su vez a Rock para quedar los tres. No podemos seguir hablando mucho, pues en realidad estaba en su hora del descanso en el trabajo y tenía que colgar. Me despedí, afectuosamente.

Bueno... A ver si hablamos más a menudo, que tú nunca llamas —se quejó—. Siempre tengo que ser yo la que os reúne a todos u os busca.

—Sí, mamá... Te juro que te llamaré en un mes y cuatro días.

Oí un silencio desde su línea. Me reí de ella.

Ja, ja —articuló, irónica. Luego bajó la voz para que no le oyese bien... —Desgraciada.

—¿Cómo? —fingí demencia.

Nada, nada... Que ya hablaremos.

—Por cierto, sigo esperando que me firmes los papeles del divorcio.

Sí, sí... Tú espera... —Puse los ojos en blanco.

—Anda, vete a trabajar, que se te echa el reloj encima. —La chica se rio. —El baile ha terminado y ya sabemos que la calabaza no te espera...

Órbita. (Bittybones)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora