La seguridad que había estado temblando temerosa en mí durante los últimos días se acabó por consolidar. Sí, aún sentía que era un poco torpe por la presurosa manera en la que aquellos cuatro bitties habían llegado a mi vida y sabía de buena mano que aún debía recorrer un largo camino, pero supe que podía hacerlo y, sobre todo, quería lograr establecer lazos más fuertes y estables con aquellos monstruos. El Slate y el Treacle me habían ido demostrando a lo largo de la semana que realmente parecían anhelar que alguien los aceptase. Aún con los problemas que pudieran arrastrar por su duro pasado, lograron mostrar confianza y cariño necesarios para no quedarse de forma eterna atascados.
Esa sensibilidad que poseía el bitty de la bufanda roja siempre lograba sanar el ambiente, prestando su templanza para escuchar y comprender a los demás. Su naturaleza franca me ayudaba a la hora de poder exhibir mis pensamientos o los sentimientos sin temor a ser juzgada. Su instinto le incitaba a cuidar a quienes estábamos a su alrededor; consiguiendo de esa manera que, tras tantos años de cuidarme sola, pudiera sentir que no estaba mal abrirse y dejarse querer por otros... Luego, con su disciplina y rigurosidad, aquel monstruo aportaba mucho orden al hogar caótico que nos acogía. Su labor, más allá de poder limpiar o cocinar, era realmente tranquilizadora a la hora de poder tener un respaldo y saber que alguien podría ser el responsable de mantener la armonía en el momento que mi persona no pudiese velar. Sin embargo, no todo era alegría y alborozo, pues el Treacle aún dudaba en muchas ocasiones de sí mismo, removiendo inseguridad y rechazo por su apariencia al hundir su ego en el fondo del limo. Se sabía consciente de su aspecto y pasado, y se sobre esforzaba al exigirse demasiado a sí mismo para poder enterrarlo. Aquello era algo que, a pesar de sus comentarios grandilocuentes sobre lo genial que decía ser, acababa asomando a la hora de la verdad... Por ello, el bittie, a pesar de su excelente capacidad a la hora de atisbar sentimientos ajenos y empatizar, era incapaz de comprender en parte por qué lo admiraba tanto... Y estaba dispuesta a mostrárselo, aunque tuviese que ir al infierno y matar a sus demonios con las manos desnudas.
Por su parte, el Slate había ido avanzando con pasos lentos en su progreso, aún muy lejano de completarse del todo, para poder dilucidar todo el potencial que acumulaba. En sus primeros días se mostró como un monstruo apático, incluso paranoico y agresivo. No obstante, a medida que nos fuimos conociendo había demostrado ser alguien que, en el fondo, simplemente estaba asustado por un mundo que solía haberle tratado con crueldad. Su desconcierto por las cosas más cotidianas era doloroso. Y no tardó en descubrirse como un fanático de lo suave y cálido, pues difería bastante con los confusos recuerdos que le chispeaba su maltrecha memoria. Con un fuerte sentido de la supervivencia, el bittie se mostraba como el más protector, aún con la fragilidad que se cernía sobre sí mismo. Era una figura encallada, luciendo como un barco polvoriento que hubo sorteado mil tormentas en los impetuosos océanos y no dejaba ver casi nada de los secretos que su alma pudiera encerrar tras esa sonrisa perezosa. La profunda herida de su cráneo era magnética y mortal, dificultando su vida al reprimir y trastabillar los conceptos más profundos que tanto dormía en sus siestas. Aun así, la manera en la que se aferraba a vivir y proteger a sus seres queridos era admirable. Se esforzaba mucho por afrontar sus defectos y poder mantenerse consciente. Y, al haber tenido la pericia de ir sobreviviendo a lo largo de una vida difícil, había desarrollado una personalidad práctica que, en los momentos que me iba perdiendo en las elucubraciones de mi fantasía insidiosa, él se mostró como un ancla firme y silenciosa; aportando confianza con lo justo y necesario. Por ello, quería que él pudiera sentirse amado, aun si realmente pudiera parecer ser olvidado por muchos a la hora de querer sangre fresca y vivaz.
Yo quería calma y comprensión en mi vida, y alguien que me pudiera ayudar a superar mi terror a la hora de sentir calidez o acostumbrarme al contacto ajeno para acabar debilitando mi individualismo. Necesitaba estabilidad para superar mis inseguridades y confianza para ser honesta con los sentimientos. Mercury era alguien que se había embarcado conmigo en la aventura de lograr alcanzar un significado a nuestras existencias y soportar el peso de la conciencia a la hora de ir recopilando diversos conocimientos, pero eso no nos bastaba... Y, poder explorar los lazos afectivos con aquel par de hermanos nos estaba siendo de gran ayuda... Si bien nos había dado la sensación de estar retrocediendo al avivar llamas de frustración por tratarnos durante tanto tiempo con el mayor de los cuidados a la hora de evitar ser francos y lastimar al contrario, me percaté de que, precisamente eso, era algo que nos había llevado al estancamiento y, al lograr superar el bache gracias a la confianza y el apoyo de los otros dos, el Omni y yo habíamos logrado también avanzar un poco más en nuestra relación.
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Órbita. (Bittybones)
Fiksi PenggemarLa cotidianidad de mi mundo solitario y silencioso es lo que conozco como vida... Nunca ha sido demasiado emocionante, pero trato de mantener mi existencia con la armonía que me procure suficiente emoción para no quebrarme demasiado pronto. Al menos...