🦴 Capítulo 47.

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Eran casi las dos de la madrugada cuando salí del aseo con el pelo chorreando. Me dirigí al salón, recorriendo la casa silenciosa. Allí me encontré solamente con el Thisle, que se entretenía leyendo un libro mientras el televisor estaba prendido con una película repetida y carente de interés, pues el resto se habían ido a dormir ya hacía varias horas. Por mi parte me había desvelado y, al sentir el sudor pegado a mi cuerpo y a través de la sábana, la repugnancia me instó a ir a ducharme, para de paso lavarme también el pelo. Cuando llegué a la sala de estar saludé al cachorro del pañuelo morado con la cabeza y tomé asiento en el sofá.

—¿Otra vez sin poder dormir? —le pregunté. Él asintió, removiéndose un tanto inquieto.

El pequeño monstruo me dirigió una mirada penetrante.

—¿y tú no deberías acostarte y descansar? —le di una mirada interrogante—. ¿no trabajas?

—Mañana libro —expuse. Él pareció sorprenderse. —Hace tiempo cubrí varios turnos de un compañero y me ha cedido un par de días suyos de vacaciones. —Saturn asintió, entendiendo. —¿Qué tal tu libro?

El bitty se encogió de hombros.

—está interesante. me mantiene despierto...

—Ya... —dije, sin creerme su escusa. Apoyé la cabeza en mis rodillas, mirándole a los ojos. —Supongo que es un buen entretenimiento para evitar pensar en las pesadillas, ¿no?

Al escuchar mis palabras el Thisle palideció. Atinó a levantar la mirada del libro y me enfocó con sus pálidas luces amoratadas.

—¿cómo...?

—De pequeña tuve terrores nocturnos —expuse—, y también he tenido épocas muy malas por culpa de las pesadillas y el maldito insomnio, ¿sabes? Estás hablando con una persona nocturna. Sé reconocer cuando alguien sufre de esta manera. —Omití el detalle de que Neptune casi me lo había insinuado días antes, no queriendo venderle. El Thisle me sostuvo la mirada.

—no tengo pesadillas —negó en rotundo, con mucha tranquilidad y descaro. Era un gran mentiroso. Le di una sonrisa perezosa.

—Tranquilo... Es muy duro convivir con los trastornos del sueño, así que lo entiendo... —Saturn se tensó un poco. —No te preguntaré con qué sueñas... Eso es muy personal y sé lo incómodo que es revivir esas cosas. Pero al menos puedo hacerte compañía... —propuse desinteresadamente—. No es mucho, pero seguro que un poco de conversación será más efectiva que leer.

El bitty, aún sin querer ceder, gesticuló vagamente. Luego tardó un rato en responder.

—no es necesario que te preocupes por mí —musitó, algo incómodo. Le observé con fijeza.

—Ya... Qué pena, la verdad, porque lamentablemente vas a tener que resistir mi egoísmo, Saturn... —Le dediqué una mirada de seriedad—. Voy a seguir preocupándome por ti aunque trates de evitarlo.

Las luces de sus cuencas parecieron temblar un poco ante mis palabras. Trató de buscar una manera de desestimar mis palabras, pero algo le hizo recapacitar. Al final solo se contentó con apartar la mirada, incómodamente.

—como sea... gracias... —logró decir. Asentí sin darle mucha importancia. Decidí que sería mejor cambiar de tema.

—Quisiera llevar a tu hermano y a Pluto al parque que vimos el otro día... Parecía que de verdad querían ir...

El bitty se animó un poco con el cambio de tema, irguiendo un poco su figura encogida.

—es posible... a mi hermano siempre le han gustado ese tipo de salidas —pareció dudar de sus propias palabras, por lo que se corrigió—. siempre que no haya mucha gente, claro.

Órbita. (Bittybones)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora