🦴 Capítulo 56.

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Era viernes por la tarde cuando Venus y yo estábamos en la cocina, delante del fregadero. Saturn nos observaba desde la mesa, con su diminuta taza de café entre las falanges.

—¿no es un poco excesivo eso que estás haciendo?

—Según he leído esta es la mejor manera... —respondí, sin siquiera girarme para mirarlo. —Los ciclámenes son de la familia de los tubérculos, así que regarlas tal cual no sirve.

Dejé que el agua se acumulase en el plato hondo, para que pudiera empapar bien la parte inferior de la maceta y fuese penetrando en la tierra y alcanzara la raíz. Luego me sequé las manos con un trapo y le tendí la derecha a Venus, quién me estaba ayudando, para que pudiera llegar con más facilidad la mesa. Nos sentamos con el del pañuelo morado, que me observaba receloso.

—pero, ¿por qué con agua caliente? —preguntaba, sin comprender.

—No quiero que se lleven un shock por el cambio de temperatura... —dije con simpleza.

—¿seguro que no te has golpeado la cabeza en el trabajo o algo?

Torcí el morro al oír como se burlaba de mí. El Treacle intervino para calmar las aguas...

—SATURN, NO TE METAS CON ELLA. YO LE VEO EL SENTIDO...

—no me lo estoy creyendo... ¿en serio tú también vas a empezar, venus? —musitó, decepcionado—. te tenía por alguien cabal.

—¡Qué ofensivo! —me metí, cizañera—. Lo que yo aún no me creo es que tú acabases llorando por las disculpas de Neptune.

Se pudo apreciar claramente como la tensión embargaba al bittie más bajo.

—no sé de qué estás hablando —pronunció con voz átona.

—Sí, sí... No te hagas el tonto. —Mi tono era sibilino. —Ni siquiera le dejaste acabar cuando lo abrazaste y te pusiste en plan sentimental, con la lagrimilla y todo.

—no lloré... —negó, tercamente.

—No hace falta que te pongas tan tímido... Lo único que digo es que fue extraño verte sin esa cara de amargado. Fue precioso... Deberías hacerlo más a menudo. Pareces mucho menos antipático cuando estás en plan emocional, hasta pareces más joven —pinché con voz santurrona—. Lo digo solo para ayudarte.

El monstruo me dio una falsa sonrisa.

—joder, pues es genial, estoy realmente agradecido, en serio. ahora, por favor, dew, déjame invitarte a qué te vayas a la mierda. seguro que eso te sentará muy bien.

—Sí, señor, como usted me mande... —igualé su tono farisaico—. Muchas gracias por preocuparse por mí, es muy amable de su parte. ¿Tendría la gentileza de enseñarme el camino, si no es molestia? Estoy segura de que usted se lo conoce mucho mejor que yo...

Saturn dio un suspiro, cansado. Venus se puso en pie, intercediendo físicamente entre nosotros.

—DEJAD DE INSULTAROS —dijo, severo—. NO DEBERÍAS REÍRTE DE ESAS COSAS, DEW. Y EN SERIO, SATURN, NO PASA NADA MALO... —aseguró—. FUE MUY EMOTIVO.

—déjalo, venus —le tranquilizó el contrario—. suficiente tengo con las burlas de esta niñata inmadura.

—Eh, no te pases, enano... —respondí, ofendida—. Que sabes que digo todo esto de broma y desde el cariño.

—sí, claro... y yo también.

—CHICOS, POR FAVOR, CALMAOS UN POCO.

Di un suspiro, haciendo caso de los ruegos de Venus. Miré el reloj, distraídamente... Aún era temprano. Me levanté de la silla, dispuesta a retirarme e ir a descansar un poco.

Órbita. (Bittybones)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora