Capítulo 39: El indicado

642 85 37
                                    

Después de que Kagome me ayudó, finalmente pudieron dar con el culpable, quien durante todo el proceso trató de zafarse alegando que una mujer había contratado sus servicios, para lo que se tuvo que abrir una nueva investigación. No tardé en averiguar que se trataba de Kagura, pero eso ya no era nuestra incumbencia. Poco después nos enteramos de que ella había sido despedida de la firma de los Taisho.

Me pareció tan tonto, buscar herir a una mujer que ni siquiera conoces por poseer a un hombre. Porque no solo había sido yo, sino que otras mujeres que habían intentado acercarse a Sesshomaru habían podido vivir alguna situación similar. Tener a un hombre nunca podría valer tanto la pena como para molestar a otra mujer.

Para ese entonces, Seshomaru ya llevaba una semana en Estados Unidos, me enviaba mensajes todos los días para preguntarme si había comido o si mi día había ido bien; además ocasionalmente me enviaba fotografías que alcanzaba a tomar de los paisajes urbanos. Me contaba la historia detrás de cada foto, y en la mayoría iban referidas a mí; como cuando me envió la foto de un puesto andante de flores, y me dijo que cuando regresara, lo haría con un ramo enorme de rosas blancas para mí. Y por otro lado estaba Kohaku, enviando mensajes de buenos días y buenas noches, enviándome citas de los libros que sabía que me gustaban, incluso había enviado un par de ramos a mi casa, el primero fue de rosas rojas y el segundo fue de anturios.

Ambos eran completamente opuestos, y me confundían respecto a lo que sentía. Incluso tenía miedo de que todos estos sentimientos mezclados pudieran ser caóticos y arruinar todo entre los tres. Y comencé a preocuparme aún más cuando toda mi familia comenzó a preferir a Kohaku.

-¿Por qué no lo invitas a cenar este fin de semana? Les cocinaré algo muy rico. –Dijo Kagome a la hora de la cena.

-Sí, quiero ver a mi cuñado. –La siguió Souta.

-Entiéndelo, niño, él no es mi novio.

-¡Aún! –Remató InuYasha.

-Además sé que van a estar de revoltosos, si quiero cenar con Kohaku mejor lo invito a ir a otro lado.

-¿Estás diciendo que te avergonzamos? –Preguntó Kagome de manera exagerada.

-¿No estás orgullosa de pertenecer a nuestra familia? –Le siguió Souta con un mismo tono de sufrido fingido.

-N... no es lo que quise decir.

-Entendemos, somos unos revoltosos... -InuYasha se unió a ellos en una especie de plan para hacerme sentir culpable.

Fue así, como con chantajes emocionales por parte de mi familia, Kohaku terminó en mi casa un sábado por la noche.

Él llegó puntual, justo a la hora en lo cité. Como de costumbre se veía nervioso, no dejaba de acomodarse el cuello de la camisa cada que hablaba conmigo, su sonrisa nerviosa era lo más tierno de él y su educada forma de actuar solo hacía que le cayera mejor a mi familia.

-Así que... Kohaku. –Dijo InuYasha terminando la cena. –Dime qué intenciones tienes con Rin. –Hablo serio, mirándole a los ojos, InuYasha era lo bastante aterrador cuando se lo proponía.

-Yo... -De repente se levantó de golpe e hizo una remarcada reverencia hacia InuYasha y Kagome. –Yo estoy cortejando a Rin, la quiero mucho y me gustaría que cuando ella esté lista pueda ser mi novia. Por favor, denme su permiso para seguir haciéndolo.

-Aw, qué lindo. –Chilló Kagome. -¿Ya ves? Tú nunca les pediste permiso a mis papás para eso. –Regañó a InuYasha.

-Es porque aceptaste ser mi novia antes de presentarme a tus padres, tonta. Estabas tan loca por mí que no pudiste esperar. –Dijo altaneramente.

-¿Qué dijiste, amor? –Reprochó tirando de la oreja de su esposo.

-N...nada cielo, perdona mis palabras, mi vida.

Souta, Kohaku y yo nos echamos a reír por tal escena. Esa noche fue particularmente linda, mis hermanos e InuYasha querían mucho a Kohaku, estaban contentos porque él pudiera cuidar de mí.

Pensé entonces que tal vez, solo tal vez, lo correcto era estar con él. Porque todo lo nuestro comenzó de una manera tan linda y natural, nuestro encuentro pareció ser meramente sacado de una película de amor chocando entre nosotros y con él citando un diálogo de uno de mis libros favoritos, él siempre hizo mis días especiales cuando me cambié de escuela, sabía lo que me gustaba comer y lo que no, cuidó como nadie a Souta cuando estaba inconsciente, era educado, atento y paciente, iríamos juntos a la universidad y ambos teníamos la misma edad.

Nadie nos señalaría, ninguna de sus exnovias nos amenazaría, nadie hablaría de lo raros que nos vemos juntos a nuestras espaldas. Y algo que también era importante, la gente tampoco pensaría nada malo de Sesshomaru, tampoco lo señalarían a él, tampoco hablarían mal a sus espaldas, y con eso podía estar tranquila. Si de ese modo Sesshomaru podría estar bien, era lo mejor, porque lo que yo más deseaba en este mundo era que Sesshomaru fuera feliz. Alejarnos parecía ser la manera correcta para que ni él ni yo sufriéramos más.

Tal vez Kohaku era el indicado para mí.



.-.-.-.-.

Tranquilos mis pastelitos, no se me desesperen que esto todavía es un fanfic SesshRin, nomás les quiero dar tantio en la torre a este pedooo. :3

Nos pertenecemos (Finalizado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora