Cuando mi hermana se casó me di cuenta de que planear una boda era difícil, además ya lo había escuchado bastante; y en nuestro caso, que rara vez coincidíamos en algo, lo fue aún más. Incluso Sesshomaru terminó despidiendo a dos planificadores de boda. Él quería una celebración pequeña, yo quería algo moderadamente más grande; pero como después de todo se trataba del hijo mayor de los Taisho, todo terminó siendo mucho más de lo que ambos habíamos pensado, teniendo que contratar aún más planificadores; no obstante, de los pequeños detalles seguimos encargándonos nosotros.
-¿Qué más da que no haya invitaciones del color que tú quieres? Elijamos las negras y listo. –Dijo de mala gana.
-Ambos dijimos que los colores serían blanco y rojo rouge; la decoración ya está lista en ese color, los vestidos de mis damas son de ese color, una cinta de mi vestido es de ese color, las flores, los detalles, las corbatas de tus padrinos, hasta las servilletas son rojas con el mantel blanco. ¿Por qué los de las invitaciones no tienen rojo rouge? ¿Por qué quieren darme rojo vino en lugar de solo darme mi rojo rouge? ¡¿Quién en su sano juicio cree que el rojo vino y el rojo rouge se parecen?!
-Solo es un tono de rojo.
-Es que quiero que todo sea perfecto, cada detalle, cada centímetro, cada segundo, ¿sí?
-Está bien, buscaremos otro lugar que tenga rojo rouge, ¿de acuerdo? –Me consoló frotando mis hombros.
Después de seis meses planeando nuestra boda, nuestra vida parecía maquinar a la perfección; podíamos moderar perfectamente nuestros tiempos entre el hospital, la compañía, nuestra casa y nuestra familia. A solo un par de meses de nuestra boda, ya casi todo estaba listo; mi vestido era precioso y nuestra ceremonia se llevaría a cabo en medio de un jardín, rodeados de cientos de rosas blancas, con detalles en mi precioso rojo rouge.
Para mi despedida de soltera, Kagome me organizó una linda fiesta de té junto a mis compañeras del trabajo; al día siguiente, por la despedida de soltero de Sesshomaru, Kagome tuvo que ir a sacar de la fiscalía a InuYasha por robarse diez cajas de sopas instantáneas de un supermercado. Supongo que terminaron divirtiéndose de más. Fue un alivio haberla preparado unos días antes de la boda, sino habríamos tenido tantos problemas. Supongo que mi nerviosismo conforme el día se acerba hacía de mi cuerpo un mar de líos; cuando pensaba en que cualquier cosa podría salir mal, mi estómago se revolvía causándome unas ganas irremediables de vomitar, el solo pensar que algo no saliera justo como lo había planeado, mareaba mi cabeza haciéndome tambalear; nunca pensé que una novia pudiera tener un trabajo tan pesado.
Cuando finalmente la mañana de mi gran día llegó, juro que amanecí con el estómago hecho un nudo de nervios, mi corazón latía más rápido de lo usual y por alguna razón mis manos no dejaban de sudar. Sin embargo, también me sentía como en un oasis, mi mente parecía flotar en un laberinto de ensueño, uno en el que mi camino sería guiado por mi prometido hasta convertirnos en esposos ese mismo día.
Mi día mejoró por completo cuando al fin me puse mi soñado vestido de novia; no podía creer que un solo vestido pudiera hacerme sentir tan linda, pero las blancas finas capas de velo difumando el delicado encaje se sentían parte de mi piel.
-No puedo con lo linda que te ves. –Me dijo Kagome mientras acomodaba mi velo, ya nos encontrábamos listas en el pequeño salón de descanso en donde me maquillaron y peinaron. –Estas a solo unos minutos de casarte, Rin. –Estaba a punto de llorar.
-No llores, me harás llorar a mí también. –Respondí con la voz quebradiza.
-Lo sé, lo sé. –Respiró profundo. –Se feliz toda tu vida, ¿sí? Cuídense entre ambos... y si algún día ese tonto te hace llorar regresa a la casa con tu hermana mayor, ¿de acuerdo?
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Nos pertenecemos (Finalizado)
FanficÉl estaba lejos de mi alcance, tan lejos que daba lástima, yo era la que daba lástima. Era ridículo solo el hecho de pensar en que yo podría llegar a gustarle; era una niña, una ilusa niña. Sin embargo, también era una mujer, una mujer frágil, muy d...