Capítulo 59: Nos pertenecemos

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🤍Este el final de la historia, por lo que el capítulo es un poco más largo de lo normal, por favor, tengan paciencia al leerlo, o si quieren, pueden leerlo por cachitos, jaja. Espero que disfruten leyendo.🤍




NEGATIVO

¡Negativo!

-Negativo. –Susurré aliviada, soltando todas mis tensiones con un suspiro.

-Ya veo. –Por alguna razón, Kagome sonaba desanimada. –Creí que mi Moroha tendrían un primo pronto.

-No sabes lo aliviada que estoy.

-Solo no tardes demasiado en hacerme tía.

-No lo sé... Pero al menos ahora, ¿puedo ir por fin a casarme?

-Vamos.

Un innecesario melodrama había retrasado mis planes por exactamente treinta y ocho minutos, minutos que eran valiosos para que todo saliera a como lo había planeado; pero me encargaría de que la espera valiera la pena, nada arruinaría nuestro momento.

Pude al fin estar lista para comenzar a caminar hacia el altar, con la música nupcial y tomando el brazo de Souta, quien me entregaría. Un aura de dicha llegó a mí, cubriéndome más con cada paso que daba; mis piernas parecían ir más lento, y es que quería que ese momento durara lo más posible, creí que no podía ser más feliz. Hasta que Sesshomaru giró a verme. Él pocas veces usaba expresiones faciales lo suficientemente complejas, pero cuando su mirada reparó en mí, sentí que nuestros corazones se sincronizaron en un mismo latir. Sus ojos le brillaron como nunca con un destello tan radiante que haría temer a las estrellas, incluso a la distancia pude notar algo tan inusual en él como lo eran sus mejillas cambiar del tono blanco y pálido de su rostro a pasar a un tierno y cálido rosado; parecía mirarme como si yo fuera en realidad la mujer más hermosa del mundo. Aunque, si seguía mirándome de esa manera, corría el riesgo de creerme esa añorante falacia.

-Sesshomaru, por favor cuida de mi hermana. –Le pidió colocando mi mano sobre la de mi prometido, trayéndome de vuelta el fugaz recuerdo en el que le pedí lo mismo a InuYasha cuando se casó con Kagome.

-Lo haré, lo prometo.

-Tú también cuida de él. –Me habló a mí.

-Claro que sí. –Respondí con una sonrisa. Yo lo cuidaría con mi vida.

Finalmente estábamos juntos frente al altar, tomados de las manos, como novio y novia, listos para unirnos de una forma tan tradicional y linda. Su mirada sobre la mía me hacía sentir en un dulce y romántico sueño, su inmensa sonrisa me hipnotizaba por completo; él era el hombre más hermoso sobre la tierra, y yo, la mujer más afortunada por tenerlo. Lo amaba por sobre todas las cosas.

-Te ves preciosa. –Susurró manteniendo su cálida sonrisa.

-Tú te ves preciso.

-Nos diste un gran susto a todos.

-Creo que la más asustada fui yo.

La ceremonia se llevó a cabo justo como lo había imaginado, esos minutos perdidos dejaron de importar con una escena tan perfecta. El blanco brillante reflejaba por todo el lugar, contrastando con el bello rojo rouge que había conseguido para todos los detalles, el violín que acompañó toda la ceremonia era tenue y melódico, todo iba tan preciso y hermoso que parecía un sueño.

Cuando nos colocamos nuestros anillos, pude percibir cómo sus manos temblaban ligeramente, pero sentí un poco de alivio al darme cuenta de que ambos compartíamos el mismo nerviosísimo y emoción porque, finalmente, no sestábamos casando, justo en ese instante, en ese momento.

Nos pertenecemos (Finalizado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora