-Púdrete, maldita enferma. –Exclamó con rabia y colgó el teléfono. –Vámonos. –Dijo tomándome la mano para avanzar con él.
-¿Qué pasa? –Pregunté angustiada.
-Esa loca... –Dijo entre dientes.
-¿Qué loca?
-¿A cuántas locas conocemos?
-¿K... Kagura? ¿Qué quiere? ¿Qué te dijo?
-Nos ha estado siguiendo todo el día y sabe hacia dónde nos dirigimos.
¿Qué diablos le pasaba a esa mujer? ¿Tanto era su deseo por tener a Sesshomaru para ella sola? Era simplemente enfermizo el grado de posesividad que tenía, no podía ni comprender por qué.
-No me iré de tu casa, me quedaré para cuidarte, iré a dejarte y a recogerte de la universidad, no saldrás más de la casa si no te acompaño yo, es más te contrataré una escolta completa. –Me explicaba mientras conducía a toda velocidad.
-P...pero...
-No hay peros, Rin.
-¿Te amenazó? ¿Y si vamos con la policía?
-¿Y qué diremos? La obsesión de esta mujer no es un delito.
-Tenemos lo de la denuncia de las fotografías, quizá una orden de restricción... -Una súbita sacudida me interrumpió el auto que iba detrás de nosotros se estampó fuertemente, pero él no se detuvo, en cambio, aceleró aún más. –Deberíamos bajar...
-¡No! –Se apresuró a decir. –No sabemos si sea ella o algo así. –Dijo sin parar de conducir. Luego de eso su teléfono volvió a sonar, dudó un poco en responder, pero al final lo hizo poniendo la llamada en altavoz.
-Choqué tu auto, ¿y no fuiste capaz de detenerte para revisar si estaba bien? –Era ella de nuevo.
-Maniática. –Susurré.
-¿Tu noviecita está escuchándome? Perfecto, puedo aprovechar para decirte que en esto no solo estoy yo, hace rato fui a visitar a tu familia y unos amigos se quedaron a acompañarlos, espero que no te moleste.
-¡¿Qué?! ¿Qué les hiciste?
-Por ahora nada, no es nada en contra de ellos; solo un poco contra tu hermana, detestaba que fuera tan mandona.
-Escúchame, si les hiciste algo voy...
-¿Qué harás? Niña tonta. Ah... Y ni se te ocurra llamarlos a ellos o a la policía, o te arrepentirás.
-Vas a terminar muy mal, Kagura. –Amenazó Sesshomaru.
-Veamos quien termina peor. Demos un paseo, ¿sí? –Dijo colgando la llamada. Al instante, otro golpe en la parte trasera del auto me hizo brincar en mi asiento.
-Maldición. –Sesshomaru gruñó entre dientes. –Trataré de perderla.
-¡Vamos a la casa!
-S...sí.
La desesperación me abordó de inmediato, todo mi cuerpo temblaba, mirar a Sesshomaru tampoco me tranquilizaba, él lucía incluso más alterado que yo.
El camino indicaba que nos estábamos acercando a mi casa, pronto podría saber si mi familia estaba bien. Pero un fuerte impacto hizo que Sesshomaru se detuviera, esta vez el choque había sido en el costado del auto, justo en dónde me encontraba. El vidrio de la ventana se rompió y sentí un par de vidrios encajarse en mi rostro.
-¡Rin! –Sesshomaru me nombró asustado. Giré a verlo, se sentí un poco atontada por el golpe, pero estaba bien.
De repente vi cómo otro auto venía directo hacia nosotros. Solo pude sentir cómo Sesshomaru me tomó en un fuerte abrazo cubriendo mi cabeza, su cuerpo se pegó al mío a más no poder, y sentí un gran estruendo por todo mi alrededor, escuché el cristal del parabrisas quebrarse de un solo golpe. Luego ya no escuché nada más que un agudo y chirriante zumbido en mis odios, que poco a poco se fue acallando a medida que cerraba mis ojos involuntariamente.
-¡Rin! –Escuchaba mi nombre. –¡Rin! –Era la voz de Sesshomaru. –¡Rin, despierta! –Pero se escuchaba tan lejos. Apenas y podía oírlo, y cada vez se escuchaba menos.
Mi cabeza parecía sacudirse internamente y la contusión nubló mi vista por unos segundos, mis ojos se sentían cansados y querían cerrarse, pero no podía desmayarme en ese momento, tenía que llegar a casa con mi familia. Traté de reincorporarme, pero varias cosas me lo impedían, en primera, mi brazo izquierdo dolía demasiado, tal vez estaba roto, también sentía sangre correr por mi cabeza y mi frente, estaba mareada; además, Sesshomaru estaba encima de mí, él estaba inconsciente y una cantidad importante de sangre también chorreaba por su cabeza.
-S...Sesshomaru. –La presión dentro del reducido espacio que quedó en el auto me impedía respirar con normalidad. –Despierta, tenemos que salir. Su cabeza yacía sobre mi hombro y sus brazos me rodeaban casi por completo, él había utilizado su cuerpo para cubrirme.
El auto quedó hecho un desastre, el impacto había reducido el espacio dentro comprimiendo el metal, era difícil moverse, pero debía sacarnos de ahí de inmediato. Tratando de estirar mi brazo menos lastimado para abrir la puerta, noté que, además de su cabeza, la espalda de Sesshomaru también sangraba.
-¡Sesshomaru! Sesshomaru despierta, háblame. –Le pedí desesperada, por más que intentaba abrir la puerta del auto no podía hacerlo.
En medio de mi impotencia, Kagura se asomó a la ventana del auto, luciendo una mirada espeluznante, parecía que todo lo que estaba pasando lo había hecho a propósito.
-¡Ábreme! –Grité golpeando la puerta. –¡Trata de abrir la puerta! –No obtenía respuesta. –¡Sesshomaru está herido, abre la maldita puerta!
Mi cuerpo dolía mucho, mi garganta ardió rápidamente, la sensación de estar atrapada me revolvía el estómago y el miedo comenzó a apoderarse de mí en ese momento. Todo eso junto cambiando con un montón de cosas más me hizo ponerme a llorar.
De repente, en medio de mi patético intento de escape, ella habló con un tono de voz tétrico y desequilibrado.
-¿Por qué gritas tanto, niña tonta?
-Déjanos salir.
-Eso no fue lo que pregunté.
-¿Qué trataste de hacerle a mi familia?... Llama a una ambulancia, Sesshomaru está sangrando mucho.
-Sesshomaru, Sesshomaru, Sesshomaru... Él fue quien te trajo aquí y aún te preocupas por él. ¿Por qué no puedes dejarlo en paz?
-¿De qué diablos hablas? Quien nos hizo quedar así fuiste tú, quien no puede dejar en paz a Sesshomaru eres tú, psicópata.
-¿No lo entiendes? Si te hubieras alejado de él cuando los amenacé, tus fotos no habrían salido a luz, tu familia no estaría bajo mi merced y tú no estarías aquí. Esto te pasó por no alejarte de él.
-Esto pasó porque estás loca. Sesshomaru no te pertenece.
-¡Sesshomaru es mío! –Exclamó con rabia. Su semblante ya no era el de esa mujer elegante y deslumbrante con el que la conocí; parecía una completa ida, su mirada rebotaba desesperada por todo el lugar hasta clavarse en mí nuevamente, sus labios temblaban, ella daba miedo. –Es mi juguete, es mi perro, es de mi propiedad. Logré alejar fácilmente a cada mujer que se acercó a él, pero tú, niña tonta, te empecinaste en seguir con él y mira lo que has conseguido. ¡Tonta, tonta, tonta! ¡Niña tonta! ¿Por qué Sesshomaru se tuvo que haber fijado en ti? No eres más que una simple y tonta niña; yo soy mucho más bonita, tengo un cuerpo mucho mejor que el tuyo, soy mejor que tú en todos los aspectos.
-Al menos yo no estoy loca, maldita perra. –Escupí sin piedad, su absurdo monólogo de posesividad era asqueroso, su obsesión era repugnante.
-Te vas a tragar tus palabras... Si no te pude alejar de él de un modo, te alejaré de él mandándote al otro mundo. –Chilló apartándose de la ventana, se dirigió a su auto, el cual se encontraba justo frente a nosotros, el motor rugió retrocediendo para luego encaminarse a nosotros para estrellarse nuevamente, esta vez nos haría pedazos.
Me sobre esforcé haciendo mi último intento para escapar, si no salíamos de ahí, ni Sesshomaru ni yo la contaríamos. Su cuerpo inconsciente pesaba sobre el mío, mi cuerpo ardía del dolor, la manija para abrir la puerta estaba atascada, además, la pérdida de sangre me haría caer inerte a mí también, no podríamos salir a tiempo.
-Maldita loca. –Gruñí entre dientes.
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Nos pertenecemos (Finalizado)
FanfictionÉl estaba lejos de mi alcance, tan lejos que daba lástima, yo era la que daba lástima. Era ridículo solo el hecho de pensar en que yo podría llegar a gustarle; era una niña, una ilusa niña. Sin embargo, también era una mujer, una mujer frágil, muy d...