Capítulo 38: Oportunidades

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Su rostro pareció cobrar vida de nuevo en cuanto me vio, mi corazón se agitó como un loco cuando mis ojos se toparon con los suyos. Quise correr a él, quise ir directo a sus brazos para besarlo, quise ir a abrazarlo y no volver a soltarlo nunca más.

-Rin. –Escuché mi nombre salir de su boca una vez más, su gruesa y espesa voz me nombró dolida y armoniosamente. –Quiero hablar contigo.

-Yo no. –A saber de dónde sacaba tana fuerza de voluntad para negarme ante él. –Gracias por hoy Kohaku. –Me giré hacia él tratando de ignorar a Sesshomaru. –Pensaré mucho en lo que me dijiste, te prometo poner de mi parte en esto también.

-N...no es necesario que te fuerces, déjame a mí conquistarte todos los días.

-Entraré a mi casa ahora, avísame cuando llegues a tu casa, ¿sí?

-¿Está bien si te dejo aquí? –Preguntó cauteloso mirando de reojo a Sesshomaru.

-Sí, entraré de inmediato a mi casa.

-Rin, escúchame. –Sesshomaru habló de nuevo.

-No quiero hablar contigo.

-Pero tenemos que hacerlo, te juro que no tardaré mucho, solo necesito decirte algo.

-Señor Sesshomaru, ella ya le dijo que no quiere hablar con usted, por favor, váyase. –Intervino Kohaku.

-¿Y tú que tienes que ver en este asunto?

-Deje en paz a Rin.

-No eres su dueño, no puedes impedirme hablar con ella.

-Usted tampoco lo es, así que, por favor váyase, Sesshomaru.

-No, no soy su dueño, al contrario, yo le pertenezco, así que tú no puedes impedirnos nada, niño.

Mi piel se erizo en el instante en que escuché decir que me pertenecía, los hilos de mi mente se tensaron y mis emociones dieron un vuelco vertiginoso. Sesshomaru era tan impredecible y misterioso como el mar, y en esa ocasión, sentí que la marea estaba a punto de agitarse.

-¿Qué es lo que quieres? –Pregunté.

-Quiero hablar contigo, sobre las fotos.

-¿Qué? ¿Quieres más contenido para volverlo a subir? –Lo interrogué cruelmente.

-No digas eso, por favor. –Dijo con voz frágil. –Necesito decirte algo en privado.

-Bien, pero será rápido... -Accedí de mala gana. –Kohaku, ¿puedes dejarnos solos?

-¿Estarás bien?

-Lo estaré.

-Te veré luego entonces. –Se despidió un poco preocupado. Con su mirada avergonzando se acercó hacia mí y depositó un suave tierno beso en mi mejilla. Fue lindísimo, apenas un roce bastó para hacerme sentir mariposas. Sin embargo, el furioso crujido de los dientes de Sesshomaru cortó de tajo ese sentimiento.

Vi cómo Kohaku se alejaba y cuando desapareció de mi vista, giré a ver a Sesshomaru en busca de explicaciones.

-¿Qué hay con las fotos?

-Tengo pruebas de que fue alguien más que las subió.

-Y... ¿quieres un premio?

-Rin, por favor. Cometí un solo error, el error de querer conservar esas fotos, las guardé en mi ordenador privado y alguien obtuvo acceso a él, sé quién fue y cómo lo hizo, tengo las pruebas, podemos hacer que el culpable pague, lo único que necesitamos hacer es que tú denuncies esto.

Nos pertenecemos (Finalizado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora