Capítulo 10: Comida italiana

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En la tarde, una vez terminando mis deberes de la escuela, recibí una llamada de Kohaku.

-Rin, dime, ¿te gustaría ir por un helado el día de hoy? –Me preguntó sonando un poco nervioso.

-Sí, me gustaría mucho. –Le respondí, todavía era algo temprano.

-Genial. ¿Te veo en donde nos conocimos?

-Me parece bien.

-De acuerdo... de acuerdo. –Realmente parecía feliz.

Llegué a nuestro encuentro la hora que acordamos, él ya estaba ahí; lucía un conjunto de pantalón negro y camiseta verde agua; se veía bien, aunque la verdad era que de por sí era un chico bien parecido. Parecía que ya llevaba un tiempo ahí, ¿se me habría hecho tarde?

-Perdona si te hice esperar. –Me disculpé.

-Para nada, ¿vamos?

-Vamos.

Él pidió un helado de pistache y yo la misma copa de helado de siempre.

-Dime qué haces en tus tiempos libres, Rin.

-Por lo regular escucho música y leo, no es como que tenga mucho que hacer, ¿y tú?

-Trato de ayudar a mi padre en su trabajo, es dueño de un hospital, pero prefiere estar trabajando en él que administrándolo. También me gusta mucho pintar.

-Eso es muy admirable, ¿qué hospital?

-El Hospital Tamashi.

Hospital Tamashi... Papá, mamá, Souta. Sentí mis recuerdos esparcirse y mi mirada divagar por unos instantes, las luces rojas y azules parecieron pasar por mis ojos...

-Rin. –Su voz me hizo volver. –¿Estas bien?

-S...sí, lo siento.

El tiempo pasó más rápido de lo normal, caminamos por el parque sin dejar de charlar, era muy agradable estar con él, era un chico divertido y ocurrente; pero también se estaba haciendo tarde, ya no había llegado a la hora de la cena así que tuve que decirle que tenía que volver a casa.

-Déjame acompañarte. –Se ofreció.

-No es necesario.

-Insisto.

Accedí y nos dirigimos a mi casa, así tendríamos un poco más de tiempo para platicar. Hacía mucho que no salía con alguien así además de Sesshomaru, hacía mucho tiempo que no tenía un amigo, hacía mucho tiempo que no confiaba en alguien.

-Te veo el lunes. –Se despidió una vez estando en la entrada.

-Adiós, gracias por traerme.

Cerré la puerta tras de mí, miré el reloj y marcaban las nueve de la noche, vaya tarde.

-Hola. –Saludé a Sesshomaru, se encontraba en la sala.

-Es algo tarde, ¿no lo crees?

-Tú también llegas tarde a veces.

-Pero yo soy mayor, tú eres una niña.

Niña...

-No estaba sola. Y no soy una niña, tengo prácticamente dieciocho años.

-Déjame adivinar... ¿tu amigo al que le gusta caerse encima de la gente estaba contigo?

-Se llama Kohaku, y sí, estaba con él, no veo el problema.

-Nunca dije que había alguno. -¿Estaba enojado?

-¿Qué es eso? –Pregunté al ver un par de cajas blancas.

-Nada importante. –Tenía un postick con algo escrito y lo tomé para ver, él intentó quitármelo pero lo leí a tiempo.

"Dijiste una vez que nunca habías probado la comida italiana."

Él... siempre atento a esos pequeños detalles.

Le sonreí, pero él parecía no prestar atención.

-Gracias.

-Mañana, la feria de literatura, tengo que ir a trabajar, pero te veré en el parque Aka, nos iremos juntos a partir de ahí.

-De acuerdo.

¿Se había enojado?, ¿por qué? ¿Y cómo es que cambiaba de humor tan rápido y sin siquiera hacer expresiones faciales o modificar su tono de voz? Ese hombre enserio me confundía.

Nos pertenecemos (Finalizado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora