Capítulo 57: Dichoso

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-Higurashi Rin. Egresada como médico de la facultad de medicina de la Universidad Shikon. –Había esperado tanto por escuchar esas palabras, y al fin estaba sucediendo.

Subí al podio para recibir mi certificado, sosteniendo la toga y el vestido para no tropezar. Avancé sonriendo con la cara en alto en medio de los aplausos; mi sonrisa se agrandó aún más cuando vi como mi familia sobresalía de entre toda la multitud, aparentando aplaudir más fuerte que todos. Incluso InuYasha y Souta gritaban como si se tratara de un partido de futbol o algo así; ¡era tan vergonzoso! Pero no podía evitar estar feliz, había logrado hacer sentir orgullosos a cada miembro de mi familia, Kagome, Souta, InuYasha y Sersshomaru, los cuatro me miraban satisfechos mientras saludaba a cada miembro del presídium.

Finalmente lo había logrado.

Quise llorar al escuchar el conmovedor discurso de despedida que Kohaku había ofrecido siendo el mejor alumno de la generación. Mis sentimientos afloraron aún más cuando lanzamos los birretes al cielo; ese ritual tan anhelado por todo estudiante me lleno de una satisfacción asombrosa. Todo había valido la pena para llegar aquí, las horas sin dormir, los días sin comer, todo lo que había entregado de mí a los libros por fin iba a comenzar a dar frutos. Mi vida iba cuesta arriba.

En cuanto la ceremonia terminó, me apresuré a buscar a mi familia en medio del tumulto de gente. Conforme avanzaba distinguí a Sesshomaru, su estatura y su blanco cabello eran encantadoramente destacables entre la multitud. Corrí a abrazarlo, él me esperaba con los brazos abiertos, pero antes de llegar a él, InuYasha me interceptó.

-Mira esto, enana. El ramo que yo te conseguí es mucho más grande que el de Sesshomaru... Y más caro también. –Se jactó entregándome un enorme ramo de tulipanes.

-Gracias, son muy lindas. –Respondí divertida, no importaba cuántas veces lo viera, escuchar a InuYasha competir con su hermano era hasta cierto punto conmovedor.

-Pero yo le traje sus favoritas. –Habló Sesshomaru sosteniendo un bello ramo de rosas blancas.

-Estoy muy feliz por ti. –Kagome, quien cargaba en sus brazos a Moroha, intervino en medio de su discusión. –Nos has hecho felices a todos hoy, seguro papá y mamá también están muy contentos.

-Gracias. –Oír eso me reconfortó enormemente.

-Felicidades, doctora. –Al fin pude sentir los brazos de Sesshomaru rodeando mi cuerpo. Me abrazó por la espalda, reclinando su mentó en mi cabeza. La diferencia entre nuestras estaturas seguía siendo tan notoria, sus brazos serán lo suficientemente grandes como para sostenerme a mí y al enorme arreglo de tulipanes. –Estoy muy orgulloso de ti. –Susurró plantando un suave beso en mi cabeza. No podía evitar sonreír a medida que sentía que mis mejillas se tenían en un irremediable arrebol.

Después de la ceremonia me tocó despedirme de mis compañeros de clase; si bien había sido asignada al mismo hospital que algunos de ellos, otros se irían lejos. También tuve una triste conversación con Kohaku; siempre habíamos estados juntos desde la preparatoria hasta nuestras últimas prácticas, pero después de la graduación, él comenzaría a trabajar en el hospital privado de su padre y yo me quedaría en el mismo en el que hicimos las prácticas. Fue tan nostálgico, a pesar de que nos seguiríamos viendo, no me imaginaba un almuerzo en el descanso sin él.

Después de celebrar toda la tarde con mi familia con una gran comida en un restaurante que Kagome había reservado desde hace meses para mi graduación, Sesshomaru y yo nos despedimos de ellos para irnos directo a nuestra casa. Luego de nuestra pequeña fiesta, lo mejor era tomar un baño caliente y recostarme con mi novio a ver televisión.

-Estoy sorprendida de que hayas tomado un par de tragos y salido sobrio de ahí. –Me burlé de él mientras secaba mi cabello.

-Yo no imaginé que pudieras tomar tanto. –Respondió recostado desde la cama.

Nos pertenecemos (Finalizado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora