Capítulo 54: Intereses

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***¡Advertencia! ***

El siguiente capítulo puede contener narración y lenguaje explícito. Si eres menor de 18 años no deberías estar leyendo esto, mente cochinona, por favor, si eres menor, no lo leas (si lo haces te acuso con tu mamá). Pero en serio, si están chiquitos, por favor no lo lean. Si eres mayor de edad te pido que seas responsable con la lectura, porque las otras veces ya andaban diciendo que esto son como clases de educación sexual y la verga, ¡y no es cierto! Sigan de irresponsables y los voy a poner a estudiar de verdad, les haré un examen y si lo reprueban les pego en la cola. 🤨😠😡🤬

Gracias. 🥰💖💕✨

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Me tumbó sobre el colchón para darse tiempo de quitarse la camisa y abalanzarse sobre mí, sus besos bajaron hasta mi cuello logrando sacarme pequeños suspiros y sin saber cómo, logró arrancarme la ropa, cuando logré deshacerme de sus pantalones, volvimos a estar expuestos frente a frente, pude tener esa preciosa vista de la clara y tersa piel de su cuerpo.

Sus manos estrujaron mis pechos con posesividad y su lengua los recorrió hasta humedecerlos por completo. Ocasionalmente repartía mordidas por cada parte de mi cuerpo por la que su boca pasaba, de nuevo el dolor sobre mi piel comenzaba a alentarme a pedirle más.

-No sabes cuánto te extrañé. –Susurró separándose de mí levemente para mirarme a los ojos. Sus iris ambarinos danzaban ansiosos y descontrolados por la lujuria, no entiendo cómo pude soportar estar tanto tiempo lejos de él.

-Júrame de nuevo que no volverás a alejarte de mí.

-Te lo juro. –Respondió mordiendo mi labio inferior después de un beso.

Sus grandes y ágiles manos recorrieron mi cuerpo, como si tratara de reconocer cada centímetro cuadrado de mi piel, mi tez recordaba perfectamente su tacto, como si nunca se hubiera ido. Nuestros cuerpos se acoplaron con facilidad, como si la calidez de nuestros cuerpos supiera el lugar exacto para encajar, los dos ya lo sabíamos, nos pertenecíamos, yo era suya y él era mío.

-¿Estás lista? –Susurró excitado.

-¿Tú lo estás?

-Ya lo verás. –Dijo sonriendo de lado y clavando su rostro en mi cuello succionando pequeñas porciones de mi piel, seguro eso dejaría marcas.

Él se posicionó sobre mí abriendo mis piernas, se acomodó colocando sus brazos a cada lado de mi cabeza y entró en mí de una sola estocada haciéndome encorvar la espalda. Se detuvo por unos segundos y comenzó con un suave vaivén con sus caderas regalándome largos segundos de placer.

Rodeé su cuello con mis brazos y también comencé a moverme desde abajo, mis ojos no se apartaban de su rostro, él comenzaba a cobrar un precioso arrebol en sus mejillas a medida que sus movimientos se hacían cada vez más bruscos. Él sabía que su rudeza me encantaba, por eso, pude anticipar lo que estaba a punto de hacer con solo verlo formar una sonrisa de lado.

Con una mano me tomó del cuello haciendo un poco de presión, no lo suficiente como para ahogarme, pero sí para sentir su fuerte agarre. Sus caderas se sumían sobre mí cada vez más rápido, su boca soltaba gemidos ocasionales que bajo su gruesa voz embelesaban mis oídos y una vez más su boca pareció fusionarse con la mía con alicientes besos, encantándome con su lengua danzando con la mía y embriagándome con su saliva. De repente soltó su agarre de mi cuello, tomó una de mis piernas encajando con fuerza sus dedos en mis muslos y empujó su pelvis violentamente hacia mí, su boca se apoderó de mis pechos y los succionó con ímpetu. Sus embestidas tan rápidas y rudas sacudían todo mi cuerpo, incluso hacían que la cama se moviera. Me perdí por un largo rato en sus feroces y descontroladas arremetidas contra mí y en la deliciosa forma que clamaba mi nombre.

Nos pertenecemos (Finalizado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora