Me desperté con la sensación más hermosa del mundo, mi Sesshomaru besando mi frente. Lo primero que mis ojos vieron fue a él, sentí que nada me haría más feliz que hacer eso todos los días del resto de mi vida.
-Buen día. –Me saludó con un susurro.
-Buenos días. –Respondí con un beso.
-Debemos darnos prisa e ir por nuestros hermanos al aeropuerto.
-De acuerdo... Me daré un baño entonces.
-Hazlo, yo ordenaré un poco. Desayunaremos afuera, ¿te parece?
Sin muchas ganas, me levanté de la cama y me di una ducha rápida, cuando me alisté con un vestido blanco y el cabello suelto, Sesshomaru también había terminado de bañarse y usaba ropa casual, ¿no podía dejar de verse apuesto ni por un momento?
Salimos de la casa tomados de la mano, subí al auto en el asiento del copiloto y partimos hacia el aeropuerto. No podía dejar de lamentarme porque el tiempo había pasado tan rápido, pero tampoco podía ponerme triste, pues iba al lado de la persona a quien más quería. No tardamos mucho en llegar, nos sentamos en la sala de espera, en donde visualizamos en el gran letrero en donde se anunciaban las llegadas y salidas de los vuelos, faltaban tan solo unos veinte minutos para que mi hermana y mi cuñado llegaran. Estando al lado de Sesshomaru, incluso esperar era divertido, porque podía escucharlo hablar de los ajustes que tenía que hacer en la cámara para tomar buenas fotos, aunque yo no entendía nada, escucharlo hablar de algo que le apasiona tanto era precioso; a pesar de no saber qué demonios era el ISO o el obturador. Mi mirada deliraba sobre el perfil de Sesshomaru, pero en cuanto vi a mi hermana entrar a la sala, mi atención se centró en ella. Me levanté de inmediato y moví mis brazos en el aire para que pudiera verme, ella hizo lo mismo y extendió sus brazos hacia mí; de inmediato corrí a su encuentro, me recordó a cuando yo era más pequeña y ella llegaba de la universidad, corría hacia ella y me cargaba entre sus brazos. Esa vez no podía cargarme, pero sí que podía darme un gran abrazo.
Me aferré a ella tanto como pude, ella me abrigó con sus cálidos brazos y besó mi cabeza. Abrazar a mi hermana mayor me hacía sentir pequeña de nuevo, era como estar en casa.
-Dios, te extrañé tanto, Rin.
-Y yo a ti.
-Mírate, parece que me fui una década, ya tienes 18, te ves preciosa.
-Dime Rin, ¿el tonto de mi hermano te dio problemas? ¿Se portó bien? –Me dijo InuYasha.
-Eso debería preguntárselo yo a Kagome. –Dijo Sesshomaru detrás de mí.
-Ambos fuimos niños muy buenos. –Dije apartándome de Kagome. –La pregunta es si ustedes dos se portaron mal. –Bromeé.
-Mírate, ya andas haciendo chistes en doble sentido. –Se burló InuYasha.
-Olvidemos eso, haré que lleven sus maletas a mi auto y los llevaré a comer algo. –Dijo Sesshomaru.
Kagome e InuYasha subieron juntos en los asientos de atrás, así que sin problemas pude ir al lado de Sesshomaru. Cuando llegamos a la cafetería, Kagome e InuYasha se comportaban tan melosos que incluso sentí celos, yo ya no podía actuar así con Sesshomaru, al menos no por ahora.
Los cuatro nos sentamos en una mesa cerca de la ventana y de inmediato nos llevaron el menú, todo se veía delicioso.
-Yo quiero panqué de chispas de chocolate, malteada de chocolate y unos waffles con mucha miel y una montaña de mantequilla. –Dije entusiasmada.
-¿Bromeas? No son ni las diez de la mañana, ¿y vas a comer tanta azúcar? No, puedes comer los waffles sin mantequilla y poca miel con un batido de frutas, ¿bien? –Me corrigió Sesshomaru.
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Nos pertenecemos (Finalizado)
FanficÉl estaba lejos de mi alcance, tan lejos que daba lástima, yo era la que daba lástima. Era ridículo solo el hecho de pensar en que yo podría llegar a gustarle; era una niña, una ilusa niña. Sin embargo, también era una mujer, una mujer frágil, muy d...