Capítulo 8: Niña tonta

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Sesshomaru... Sesshomaru... Sesshomaru...

Me revolví entre las sábanas y abrí los ojos intempestivamente... Había estado soñando toda la noche con él, con su nombre. Había estado soñando con él sentado en la sala tomando fotografías.

Tonta.

Bajé a desayunar, no sin antes tratar de escuchar el interior de la habitación de Sesshomaru, acercando mi oído a su puerta, aparentemente seguía durmiendo.

Genial. Ese era el primer domingo en el que estaba en la mañana, por primera vez desayunaríamos juntos...

Me apresuré a bajar en la cocinar y comenzar a hacer el desayuno; preparé sopa de miso, arroz, té verde, tamago y un poco de pescado, lo primero que Kagome me enseñó a cocinar, debido a eso, lo sabía hacer a la perfección. Por alguna razón, estaba algo entusiasmada.

-Hola. –Lo saludé en cuanto vi que bajó las escaleras aun en pijama. Nunca lo había visto así, tuve que guardarme una pequeña risita. –Preparé el desayuno.

-Eso veo. –Dijo sentándose a la mesa. -Itadakimasu. –Susurró y comenzó a comer. –Vaya, realmente eres buena. –Exclamó cuando probó el tamago.

-Gracias.

Con él tan contento comiendo lo que le había cocinado, tenía el presentimiento de que iba a ser un buen día.

En eso, el timbre sonó.

-Yo voy. –Me levanté a atender.

Por primera vez en mucho tiempo había apartado de mi cabeza los pensamientos negativos al comenzar el día. Aunque eso fue en vano, pues en cuanto abrí la puerta, me di cuenta de que eso no iba a durar.

-Sesshomaru, cariño... -Era Kagura, al principio sonriente, pero en cuanto me vio, pude notar como su mueca se torcía. –¿Dónde está Sessh?

-Buenos días. –Saludé irónica.

-Te hice una pregunta.

-Estamos desayunando.

Hizo caso omiso y entró por su cuenta, haciendo sonar sus finos y altos tacones por todo el lugar.

-Buenos días lindo. –Saludó con voz chillona y besó su mejilla.

-Buen día.

-¿Acaso lo olvidaste? Ibas a llevarme a la nueva cafetería el día de hoy y estas comiendo... esto.

-Lo siento, debí haberlo olvidado.

-Pues apresúrate, puedo esperar.

-¿Está bien, Rin? –Me preguntó apenado.

-Sí, no te preocupes. –No, no estaba bien.

-Gracias. Eres una excelente cocinera, la próxima vez déjame prepararte algo a ti. –Dijo yéndose a su habitación y ¿sonriendo?... Sí, lo hice sonreír.

Y yo también lo hice, sonreí como tonta a la nada.

-Niña. –Me habló Kagura una vez que nos quedamos solas.

-Dime.

-¿A qué estás jugando?

-¿Qué?

-Es ridículo, tú eres ridícula, pero bueno, es imaginable: Solo eres una niña de quince años, es obvio que al estar todos los días como alguien como Sesshomaru quedes flechada, también me pasó a tu edad con el amigo de mi hermano mayor, pero ambas somos unas tontitas. –Me dijo gesticulando una sonrisa que ni yo le creí.

-Para tu información tengo casi 18, y no tengo idea a qué te refieras.

-Te lo digo por tu bien, ni te ilusiones. Yo soy su novia, tú solo una niña.

-¿Q...qué? –No tenía idea de lo que hablaba.

-Tal vez ahora no te des cuenta todavía, y créeme, es mejor que no lo hagas.

-Podemos irnos. –Sesshomaru irrumpió en la habitación. –No tardaré, nos vemos luego. –Se despidió de mí.

No pude hablar así que solo asentí.

Y me quedé sola, otra vez.

Su novia... niña tonta... ¿qué trataba de decir con eso? Yo tenía diecisiete años, estaba a punto de cumplir los dieciocho, no era una niña. ¿Y a quién rayos le importaba lo que pensara ella?, ¿de qué tenía que darme cuenta? Y... ¿y por qué estaba comenzando a llorar?

No sé qué hice el resto de ese día, solo no podía sacarme de la cabeza sus palabras.

Su novia, niña, juego, ridícula, ¿con qué no debía ilusionarme?

No estaba encaprichada con él. Claro que él era guapo, pero cualquiera se daría cuenta de ello. Además, es ridículo que me pueda pasar lo mismo que a ella, yo ya soy lo suficientemente mayor como para darme cuenta de mis sentimientos... ¿o no?

Cuando la tarde cayó decidí sentarme en la alfombra de la sala a ver televisión. Ya no esperaba que llegara pronto, por mí podría simplemente no llegar, estaba acostumbrada a estar sola en casa, qué me importaba si se iba con su tonta y bella novia todo el día.

Entonces la puerta se abrió, dejando que su aroma invadiera mi olfato y me confundiera aún más.

-¿Qué estás haciendo acostada en el piso de la sala?

-No lo sé. –Honestamente, no lo sabía.

-De acuerdo... Mira. –Captó mi atención dejando ver un par de trozos de papel.

-¿Qué es?

-Entradas para una feria literaria, querías ir ¿no?

-¿En serio? –Exclamé emocionada levantándome para ir directo a él. –Eres genial, ¿Cuándo será?

-En dos semanas, asegúrate de no hacer planes.

Y ahí estaba otra vez, ¿cómo es que podía hacerme pasar de un estado de ánimo a otro con solamente ser él mismo?, ¿qué era todo eso?, ¿tenía que ver con lo que Kagura dijo?, ¿se detendría alguna vez?

Quién sabe.

Nos pertenecemos (Finalizado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora