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La luz filtrando por las pequeñas rejillas de la persiana lo hicieron reaccionar. Parpadeó varias veces antes de pasar su mano por sus ojos levemente cerrados.

Pasó su mano izquierda por su pelo rubio despeinándolo aún más, se estiró un poco para poder alcanzar su celular y así revisar la hora.

2:30 pm

Minho. Un chico de veintitrés años, vive solo en una de las residencias más peligrosas de las calles de Gimpo. Las drogas y sustancias desconocidas eran vendidas como pan caliente en las mañanas. Minho era ambos bandos, consumidor y vendedor.

A su lado dormía una mujer de pelo teñido de rojo, la cual se mantenía desnuda debajo de sus sabanas pero a Minho no le interesaba aquella chica desconocida que había tomado en la esquina de un club. El ni siquiera recordaba su nombre.

El rubio de levantó de la cama soltando un suspiro, con los ojos aún un poco nublados por las legañas y el sueño que aún permanecían presente. Tomó sus bóxers negros colocándose estos para luego tomar sus jeans que estaban ahí tirados en el suelo.

Varias colillas de cigarrillos estaban en el suelo al igual que botellas de bebidas y paquetes transparentes de alguna sustancia que Minho había consumido ya hace dos semanas o incluso días.

Ni se molestó en tomar su camisa, era Junio y el calor abundaba en cantidad aunque en su habitación había un ventilador que le daba el aire requerido para no sentirse tan sofocado.

Pasó su mano en su pecho mientras aspiraba el reconocido aroma del verano, una época que esperaba mucho por una única razón, la cual verificaría después de ir al baño y asearse. El vidrio con rayones en el espejo le recordaba la cantidad de veces que había llegado borracho y enojado a su casa, las razones eran las mismas por la cual despertaba con las ganas de arrancarle la ropa a aquella joven. Extrañamente esa mañana no despertó con aquel sudor en su cuerpo y con el bulto entre sus piernas.

Se encaminó nuevamente a su cuarto, siendo observado repentinamente por la pelirroja que se acababa de despertar. El simple hecho de tener a Lee Minho sin camisa en frente suyo, debería hacerla sentir una mujer muy afortunada y poderosa. O así se sentía Lourde en ese momento.

Deleitándose con la vista, sus tatuajes adornando su pecho, su brazo y un poco su cuello, los únicos lugares que no estaban llenos de tinta permanente eran sus piernas, rostro y su entrepierna, podía asegurar de que no tenía tatuajes ahí después de todos los sucesos de la noche anterior.

— Buenos días — saludó coqueta. Minho pasó de ella y se sentó en la cama dándole la espalda, ignorando por completo que ella había dejado caer las sábanas que cubrían su pecho concentrándose en poner sus tenis.

Al ser ignorada decidió pasar al plan B. Colocó su mano en su hombro delineando los músculos del brazo, pero el se levantó al instante.

— Va siendo hora de que te vayas... — anunció yendo a abrir la persiana. En busca de aquella hermosa figura de su vecina.

Ahí estás.
Pensó al verla.

BODY┃LEE MINHO. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora