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Una semana después...

— ¿Esa necesario que hicieras una escena?

Prácticamente se encontraba trotando para poder llegar a la par del más alto. Este último prendía un cigarrillo en silencio, con ganas de ya llegar al departamento que ahora compartía con la más baja que trataba de alcanzarlo en medio de la calle.

Minho tenía los pensamientos muy lejanos en ese entonces, mientras que ____ solo intentaba estar bien con el contrario quien evadió cualquier oportunidad de hablar sobre lo que había sucedido.

Esa misma noche habían decidido salir a comer, más específicamente a una pizzería cercana el departamento. Solo eran el y ella, con la simple presencia de personas desconocidas que miraban a su compañera descaradamente con cada acción o palabra que salía de su boca. Minho estaba bien con ello, porque sabía que solo se limitarían a mirar y no cometer alguna acción que provocaría un posible homicidio.

¿Era tan difícil de comprender que no quería que nadie se le acercara a la más baja?

Hasta el maldito mesero, encargado de traer la carta y la pizza, intentó llamarle la atención a la menor. Como si no fuera suficiente con ello, le dio su nombre y su número de teléfono en una servilleta a escondidas de él.

Pero era algo obvio que se daría cuenta.

En un principio, Minho lo dejó pasar. Convencido por ____ de que lo que el chico había hecho no era algo de lo que preocuparse, de que sólo debía ignorarlo.

Ya en planes de volver a casa, el mismo chico había vuelto para joderle la existencia a Minho, poniéndose en medio de el y de la contraria. Pidiéndole a la castaña su número, ya que se había encargado de tirar aquella servilleta con su número hace rato.

Todo en frente de Minho, quien decidió tratar lo imposible por calmarse y bajar la temperatura de su rabia a medida que trataba de salir de ese lugar aferrándose. Pero nada terminó precisamente bien.

— ¿Era necesario que te quedaras callada cuando ese idiota te tiraba cada puta indirecta? —Tendría que haberse quedado callado y no haberle respondido de esa forma. Lo sabía. Pero la tensión y la rabia seguía intacta en su pecho, y ______ era la única que estaba ahí para aguantar rabietas... aún.

Las pisadas detrás de él se detuvieron abruptamente, provocando que con curiosidad se volteara para poder ver el por qué había detenido su caminar hacia el departamento.

— ¿Mi culpa? —Preguntó con un tono, que de por sí era de ingenuidad, era acompañado por una cierta molestia.

Minho alejó el cigarillo de su boca, bajando la mirada y soltando a su vez un humo grisáceo. Mientras la contraria esperaba sus disculpas o aunque sea una retracción de sus propias palabras.

— Lo siento —Con su mano libre masajeó su nuca antes de voltear del todo, encarando a una castaña que seguía en silencio viéndolo fijamente.

Sus brazos estaban cruzados sobre su pecho, y en ese momento lo único que hacía era mirarlo. Diciendo con sus ojos que las palabras simplemente sobraban en ese momento.

____ soltó un suave suspiro, antes de empezar a caminar por su cuenta hacia el departamento. Dejando a Minho atrás, caminando apresurado para poder alcanzarla, llamándola y tratando de hacerla parar.

Los papeles se habían invertido.

Y era el corazón de Minho el que sufría ahora.

____ se abrazó así misma mientras seguía apresurada el recorrido por la acera, escuchando aún las palabras del mayor quien trababa lo imposible para alcanzarla. Y toda la situación podría ser solamente ridícula para la menor de no ser por el sonido como una botella de vidrio se rompía a sus espaldas mientras seguía caminando.

Tan rápido como se volteó, observó el
cuerpo de Minho encorvado, a punto de caer de rodillas al suelo por el recién golpe el la parte trasera de su cráneo.

— ¡Deja de acosarla maldito enfermo! —De por si la voz de aquel hombre no era del todo estable, era obvio que estaba pesado de ebriedad.

La sangre caía de los costados del rostro del mayor, directo al suelo, manchándolo mientras los quejidos e insultos se intensificaban a cada segundo.

_____ se acercó rápidamente, tratando de explicarle el desconocido que había sido un completo malentendido de su parte, en tanto el solo contradecía lo que ella decía, diciendo que aquel chico era un peligro para ella.

De repente un movimiento brusco hizo que _____ se asustara y a su vez sintiera el estrés subir por todo su sistema.

El arma que antes se encontraba amarrada en su cintura debajo de su camisa, había sido arrebatada por Minho.

Y en menos de un segundo, el arma fue descargada con dirección al tipo que ni siquiera había tenido el tiempo ni de reaccionar a tiempo al recibir aquella bala en el pecho.

____ soltó un grito de sorpresa cuando todo pasó enfrente de sus ojos. Tan rápido que no hubo tiempo de decir ni una sola palabra, sólo hubo tiempo para que la mano de Minho tomara su muñeca y la arrastrara por la calle corriendo lejos de los alaridos de aquel hombre.

BODY┃LEE MINHO. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora