73

2.7K 234 6
                                    

Tres meses después...

—Dudo que el esté ahí, Minho —
Habló Jisung con la respiración algo irregular, a su vez, tenía pequeñas gotas de sudor en la frente que se deslizaban en su rostro hasta terminar en su cuello.

Todo por la gran corroída que tuvo que hacer por culpa de un dóberman que por poco logró dejarlo sin pie.

El rubio hizo oídos sordos mientras trataba de forzar la cerradura de la puerta. Intento fallido tras otro, decidió que todo lo que había hecho hace dos segundos era en vano, por último, decidió que lo mejor era acercarse a la ventana para verificar si también tenía cerradura. Pero al momento de querer hacer su cometido, la mano de Jisung tomó parte de su camisa para detener su acción.

— ¿Que crees que haces? —Preguntó como si la intención del rubio fuera una estúpida idea.

— Buscando otra forma de entrar.

— ¿Estás loco? Vámonos —Dijo un tanto molesto por su insistencia a la sola idea de intentar adentrarse a la mansión —Noqueamos a dos putos guardias, casi pierdo un pie por culpa de ese perro, ¿y tu quieres seguir intentando?

Minho se soltó bruscamente del agarre del más bajo, este último frunció su entrecejo al verlo reaccionar de tal forma.

— Justamente, hicimos todo eso para llegar hasta aquí —Volteó su cuerpo lentamente para empezar a forzar la cerradura de la ventana, y mientras lo hacía, siguió hablando —Además, tu decidiste acompañarme, yo no te invité ni mucho menos te obligué.

Jisung lo observó con una mueca y se giró levemente para poder ver a su alrededor. Seguía creyendo que esa zona poco transitada en la que encontraba estaba demasiado tranquila en el patio trasero, exceptuando el doberman que agita se encontraba labrando en el cielo junto a otros de su especie. El peli negro pasó su mano libre por el medio de su pelo, peinándolo hacia atrás, pensando en que los guardias podrían estar despertando dentro de poco, y que si no se apresuraban podrían terminar de dos formas: posiblemente muertos, o posiblemente con cargos de homicidio.

— Listo —La voz baja de Minho lo hizo girar sobre sus talones, observando como el rubio se adentraba con cuidado.

El hecho de que no hubiese alarmas o cámaras lo ponía de cierta forma algo nervioso, y a su vez le daba una mala sensación.

Pero a Jisung le precio no importarle al adentrarse después de Minho, ya que el tenía sus propias intensiones e ideas en mente las cuales debía cumplir.

No sabían bien donde estaban, las luces apagadas no dejaban ver mucho la habitación, la cual parecía ser para invitados, solo unos cuentos muebles llenos de polvo con pocas cosas alrededor. Era obvio que esa mansión era vieja, y que por muy lujosa que se viera por fuera, eso no quitaba el hecho de que por dentro estuviese a punto de caerse a pedazos.

Jisung solo se acercaba a un interruptor para prender la luz y poder ver con más claridad.

El rubio al ver que la luz se había prendido, se dio la vuelta para ver la cama que estaba en la esquina de la habitación, frunciendo el ceño al percatarse con cierta confusión esa gran mancha color rojiza a medida que se acercaba.

— ¿Eso es sangre? —Preguntó el peli negro al percatarse de lo mismo.

El rubio acercó su mano y tocó con la punta de sus dedos la zona rojiza, confirmando que seguía fresca al levantar la mano y ver la sangre impregnarse en la yema de sus dedos.

Jisung negó suavemente, sintiendo una rabia que poco a poco se le estaba subiendo a la cabeza.

Ambos salieron de la habitación, en silencio caminaron por el largo pasillo. Mientras Jisung seguía preguntándose como el rubio había logrado dar con esa mansión, y que tan seguro estaba de que Jeongin se encontraba ahí.

BODY┃LEE MINHO. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora