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El sonido de algo romperse la despertó. Al igual que provocó en ese instante el ladrido de Hero que despertó igual o más exaltada que su propia dueña.

Unas pisadas la hicieron reaccionar rápidamente, percatándose que la televisión estaba apagada y la tenue luz de la lámpara llegaba a cegarla.

Podía percibir el sonido de las pisadas caminar sobre cristales, poniéndola nerviosa y muy asustada. Su adrenalina empezó a subir a medida que escuchaba esos sonidos proviniendo de alguna de las habitaciones.

Tomó el cuerpo de Hero entre sus brazos, y como pudo se levantó sin hacer ruido. Caminando hacia la entrada principal con apuro, mientras trataba de hacer callar el pequeño animal entre sus brazos que no dejaba de gruñir totalmente alerta a los sonidos.

_____ tomó la manija de la puerta principal, pero al momento de querer intentar abrirla, se dio cuenta que estaba cerrada. No tenía las llaves.

¿Donde está Jeongin?
Se preguntó sintiendo una repentina angustia llenar su pecho. Se guió de las paredes para llegar a la cocina, escuchando las pisadas cada vez más cerca de donde ella se encontraba.

Su corazón estaba a mil por hora, sentía el sudor frío en su cuello por los nervios y el miedo que recorrían todo su sistema segundo a segundo.

Cuando quiso voltearse para buscar algo en los cajones de la cocina, Hero soltó un fuerte ladrido al ver una sombra acercarse detrás de quien la sostenía. Al mismo tiempo que _____ soltó al querer zafarse del agarre del extraño que había irrumpido la paz de la noche. Pegó un grito contra la palma de su mano, mientras sus primas menos trataban de causar daño con sus uñas al desconocido quien ponía esfuerzo en hacerla moverse fuera de la cocina.

Cuando menos lo esperó, logró soltarse dándole un codazo en la parte del abdomen. Sus piernas flaquearon al querer correr lejos del tipo que antes la tenía apresada, pero tan rápido como lo intentó, una mano tomó su brazo obligándola a detenerse y casi haciéndola tropezar

— Joder, _____.

La menor se detuvo con el corazón en la boca. Giró y se soltó de inmediato del agarre del ahora no tan extraño tipo. Con la poca luz no pudo ver bien de quien se trataba, y de no haber sido así tampoco estaría tan contenta que digamos.

— ¿Que haces aquí? —Preguntó frunciendo su ceño y retrocediendo con desconfianza. Hero seguía en alerta, colocándose cerca de la posición de su dueña a modo de defensa.

— ¿No es obvio? —Su voz ronca la aturdió —Vine a buscarte. Vámonos, por favor, no tengo mucho tiempo.

_____ negó suavemente, sin estar del todo segura de la sola presencia del mayor.

— Yo... no puedo —Susurró viendo a sus costados. Necesitaba saber antes que le había pasado a Jeongin.

—____... —La miró a través de la poca luz que había, el silencio parecía ponerle todo aún más difícil el rubio —Por favor, solo... ven conmigo.

La menor se le quedó viendo. La poca luz dejaba ver su frente sudada, podía ver una grieta de sangre en su labio inferior. Algo muy dentro de ella quería preguntar que le había ocurrido, pero por la situación prefería no hacerlo.

— No se si sea bueno seguir confiando en ti, Minho... —Susurró en voz baja. Su cuerpo temblaba por el frío del ambiente que la rodeaba, y el rubio podía notarlo.

El mayor relamió sus labios. Comprendiendo la posición en la que estaba, entendiendo el por qué decía eso.

— Lo sé... —Susurró con voz grave —Siento haber sido un... un hijo de puta contigo ¿de acuerdo? Estoy arrepentido. Fui un imbécil, hipócrita y un ignorante. Lamento haber sido un egocéntrico de mierda que solo te estaba dañando.

La menor dejó pasar saliva al escuchar  su voz áspera y rota al momento de hablar. Se oía tan real lo que estaba saliendo de los labios del rubio, lucía tan quebradizo que le daba miedo tan solo aproximarse.

— Me di cuenta tarde. Lo siento —Soltó finalmente. Sin darse cuenta de que esas palabras tenían doble sentido.

_____ dio un paso hacia adelante. En ese entonces Hero había parado de gruñir contra el mayor.

Sus dedos se acercaron con sutileza al rostro del rubio. Con cuidado delineó la fina línea que marcaba su mandíbula, la cual se tensó apenas sintió el pequeño roce de la yema de sus dedos contra su sensible piel.

— Te odio, Minho —Susurró mirándolo fijamente a los ojos.

El rubio asintió. Apretando cada vez más su mandíbula, sintiendo los dedos de la menor acariciar parte de su mejilla.

—Lo sé.

Su mano se acercó a su cintura, apretándola suavemente queriendo acercar su cuerpo al suyo.

Pero apenas su mano se posicionó en esa zona, la menor lo alejó de inmediato.

— No vuelvas a tocarme —Clamó de forma brusca —No pretendas tener confianza después de todo esto.

Una fría brisa pasó por su lado. Más bien, la presencia de _____ era la que  le estaba congelando hasta los huesos. Al igual que su voz.

— Me iré contigo solo porque eres lo boleto de salida, nada más.

BODY┃LEE MINHO. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora