Capítulo 3: Las princesas también bajan de la torre más alta solas.

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Cuando terminé de actualizar mi currículum le envié un mensaje a Melanie, mi mejor amiga que también trabaja en la inmobiliaria, pero en otra sección

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Cuando terminé de actualizar mi currículum le envié un mensaje a Melanie, mi mejor amiga que también trabaja en la inmobiliaria, pero en otra sección. Muy pronto saldría con permiso pre natal, tenía una panza enorme e iba a ser la madre de un varón. Ella y Caleb, su esposo, esperaban la llegada del nuevo integrante de la familia con muchas ansias.

Fue una suerte que ella aún no se tomara su hora libre, así que decidimos ir juntas. Y si Alastair me necesitaba para algo, que se fuera a la mierda. Estaba a horas de ser despedida de todos modos.

Durante la hora que estuvimos juntas le expliqué todo a Mel completamente desesperada al borde del llanto, que el suntuoso hijo de Alastair no me quería en la oficina mientras el presidiera la inmobiliaria y que me había despedido. Que incluso tuve la nefasta ocurrencia que ese sería el mejor día de mi vida solo por contemplar a Maximilian Henderson, pero estaba muy equivocada ¡Henderson es un imbécil! ¡Un hijito de papá ampuloso!

Si lo miraba desde la perspectiva en que una pobre mortal como yo podía contemplar a un Dios como Maximilian Henderson... ya, lo cedo. Había sido un día espectacular.

¡Pero el maldito era un idiota consumado! ¿De qué le servía ser tan guapo si era una mierda como persona?

Un dato para la vida niñas; jamás, pero jamás se queden en la vida de una persona que las disminuya, que las haga sentir como basura, porque ahí no vas a encontrar la felicidad. Eso es toxicidad pura, sin filtros ni aderezos.

Y Maximilian Henderson me hizo sentir así.

Pero antes de largarme de la inmobiliaria le iba a gritar lo nefasto, idiota, grandilocuente y malintencionado que era. Y me iba a burlar del estúpido nombre que tenía. Definitivamente él no fue un hijo deseado, sino sus padres habrían sido más atinados con la elección del nombre.

Mel me orientó en cuanto a los temas administrativos, me advirtió que no firmara ningún documento sin leer... ella ya conocía mi temperamento.

Cuando salí del elevador me propuse no mostrar debilidad y dar mi última pelea. Si me tengo que ir, lo haría con estilo.

Acomodé mi cabello y me acerqué a mi oficina. Nada de lágrimas, ni tristezas. Solo orgullo y ganas de arrancar cabezas.

Mi sorpresa fue mayúscula cuando vi al hijo de Alastair sentado en la silla de mi escritorio viendo las fotografías que tenía pegadas en la pared con una sonrisa especialmente bonita. Se le formaban hoyuelos en las mejillas, y el contorno de sus ojos se arrugaba. Cuando no estaba ocupado siendo un verdadero cabrón pomposo era realmente adorable.

"Es el enemigo, Livy"

Cierto.

—¿Necesita algo, señor Henderson? —Él se giró rápidamente y me miró a los ojos. El hombre serio y arrogante había vuelto.

Con Ella [COMPLETO LIBRO 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora