Capítulo 36: Las jugarretas del despreciable Alastair Henderson

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Durante toda la semana Maximilian respetó nuestro pacto

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Durante toda la semana Maximilian respetó nuestro pacto. Supe que él estaba en la inmobiliaria, pero no volví a verlo.

Estaba decidida a invertir mi tiempo, energías y pensamientos en la primera semana de clases, que, por cierto, disfruté demasiado. Mis profesores eran todos muy amables, algunos más divertidos que otros, pero en general me aliviaba saber que era un grupo de personas que transmitían confianza, sabiduría y yo quería aprender mucho de ellos.

El viernes nos dieron el primer trabajo, y me sentí demasiado emocionada por comenzar a hacer los deberes.

Ya estaba finalizando la semana y acababa de terminar un informe que Alastair me pidió durante la tarde.

Faltaban diecisiete minutos para salir de la oficina cuando respondió el correo que le acababa de enviar y me pedía dos copias impresas del informe.

Haría eso y me retiraría finalmente a casa.

No tenía planes para el fin de semana más que revisar y hacer un repaso de mis apuntes.

No quería defraudar a nadie, no quería avergonzar a nadie y es que los comentarios de Jo me hicieron sentir mucho más insegura de lo habitual. No aspiraba a ser la mejor, solo quería dar una buena impresión y sabía que aquello requería de todo mi esfuerzo.

Sonreí cuando no tuve inconvenientes con la impresora, imprimió las dos copias sin ningún problema. Luego, volví a mí oficina y metí las hojas en dos carpetas y antes de ir al despacho de Alastair, saqué uno de los chocolates de la máquina expendedora que él había logrado sacar hace una semana.

Golpeé dos veces la puerta con mis nudillos y la voz de mi jefe me hizo ingresar y cuando lo hice casi me ahogué con el chocolate.

Maximilian se levantó preocupado y Alastair me miró alzando una ceja.

—¿Se encuentra bien? —preguntó el último. Max me dio un vaso con agua que agradecí.

—Ya estoy bien, gracias —logré decir con la voz entrecortada y los ojos llenos de lágrimas. Le entregué los dos informes—. La información que me pidió —dije aun carraspeando.

—¿Está en la plataforma de la inmobiliaria? —preguntó Alastair.

—Sí, acabo de subir la información. Todos pueden acceder a ella sin problemas —miré a Maximilian—. Solo falta actualizar los últimos detalles de Escocia —Alastair cerró la carpeta con la información y la lanzó sobre su escritorio.

—Esa información estará lista en dos semanas. Necesito volver a Escocia y estar al tanto de las últimas actualizaciones —replicó su hijo.

—No creo que puedas con las dos cuentas tú solo —soltó Alastair sin filtro alguno. Me rasqué la punta de la nariz.

—Si no necesitan nada más... —comencé, pero Alastair me interrumpió.

—Siéntese, señorita Sinclair. Necesito hablar con los dos —fruncí los labios y luego me senté. Max permanecía de pie.

Con Ella [COMPLETO LIBRO 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora