Capítulo 50: Pacto de silencio

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JOANNE

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JOANNE

Estaba segura que Livy se enfadaría mucho conmigo cuando se enterara de lo que estaba a punto de hacer. Sin embargo, hay situaciones que no pueden pasar inadvertidas, porque corrompen un montón de promesas y la lealtad se ve pisoteada.

Es lo que hizo Maximilian, jugó con las emociones de toda una familia, y si bien las explicaciones ya se las dio a Livy, yo también necesitaba algunas. Sentía que me las merecía. Aunque mucho antes de cualquier explicación estaba la paliza que le iba a dar por romper el jodido corazón de mi hermana mayor.

Quería romperle la cara a Maximilian por causar tanto daño, por romper el corazón de mi hermana y por pisotear mi confianza. Él sabía tantas cosas.

Abrí la puerta con la llave que le robé a Livy, y entré con sigilo. Tal vez me encontraría con Maya Daviau, tal vez eso era algo bueno, puesto que esperaba romperle la cara también. No obstante, la sala estaba desierta. No había rastro de personas en aquel lugar. Cerré la puerta del departamento y dejé mi mochila y el abrigo sobre el sillón.

Miré todo el lugar y no parecía haber vida en ese departamento, todo estaba inmaculadamente en su lugar. Un sonido seco llamó mi atención. Venía de una de las habitaciones, intrigada me acerqué.

Me asomé con cautela y desde el umbral vi a Max sentado en el suelo apoyando la espalda en la pared. Jugaba con una pelota que hacía rebotar en la pared para volver a su mano. La acción se repetía una y otra vez. Justo al lado de él había una botella con un líquido blanco. La ira no me permitió pensar, solo quería hacerle daño.

—Eres un hijo de puta, Maximilian —solté con rabia, Max espabiló y me miró frunciendo el ceño.

—¿Liv? —farfulló intentando en vano levantarse. Evidentemente bebió más de la cuenta.

—No idiota, no soy Olivia —me acerqué y él tuvo que levantar la cabeza y enfocar la vista para mirarme—. Soy la hermana de la mujer que prometiste hacer feliz, ¿recuerdas?

—¿No estabas en Londres? —me incliné sobre él, le pegué un puñetazo y lo agarré de la camisa. Aún había vestigios de la paliza que Micah le dio hace meses.

—¿Qué mierda fue lo que hiciste? —Max se limpió la sangre con el dorso de la mano y me miró enajenado. No había brillo en esos ojos que antes solían resplandecer al lado de mi hermana—. Todo este tiempo me hiciste creer que las cosas estaban bien aquí, y cuando regreso veo a mi hermana destrozada por tu maldita culpa. ¿En serio jugaste con todos nosotros? —repliqué alterada y furiosa de que las lágrimas escaparan. No quería verme débil ante él—. ¿Cómo pudiste ser tan cruel con ella? ¡Con ella! Que te amaba y daba todo por ti —sus ojos se llenaron de lágrimas y luego esbozó una sonrisa—. ¿Cómo pudiste olvidar todo?

—¿Olvidar Jo? —preguntó arrastrando las palabras—. Es lo único que quiero conseguir y no puedo —se soltó de mi agarre—. No deberías estar aquí.

Con Ella [COMPLETO LIBRO 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora