¿Del odio al amor? ¡Hay un estúpido cupido!
Olivia Sinclair tiene una vida tranquila, sin muchas pretensiones más que ayudar a su familia económicamente.
El único problema con el cuál debe...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La puerta de mi oficina se abrió de manera imprevista y di un salto en la silla.
—¿La asusté? —Preguntó Maximilian divertido mientras seguía sosteniendo el pomo de la puerta.
—No —Ironicé—, solo me asusté porque recordé que mi abuela se parece un poco a Pennywise cuando se maquilla —Dejó escapar una risa breve.
—Necesito que se prepara para una reunión.
—¿Otra? —Enganché el lápiz en mi moño mientras miraba la pantalla del computador—. Si sigue así pensaré que solo programa reuniones para tenerme cerca de usted, señor. Desde ya le advierto que no será necesario, estamos a un metro de distancia y puede irrumpir en mi oficina cada vez que...
—Viene una de las socias de mi padre —Me cortó.
—¿Quién? —Pregunté.
—Lys Rousseau —Arrugué la nariz y lo miré directamente a los ojos.
—Me odia —Le advertí—, no es conveniente que esté en esa reunión —Maximilian entró y cerró la puerta. Apoyó las dos manos en mi escritorio y me miró con elocuencia.
—¿Por qué la odia?
—Porque no suelo ser una persona que endulza el oído para agradar —Alzó una ceja.
—Ya me había dado cuenta de eso —Asentí—. ¿Qué más?
—Es una narcisista caprichosa que pretende conseguir las cosas con un chasquido de sus dedos. Busca una sociedad mucho más amplia con tu padre.
—¿Amplia? —Me miró confundido.
—¡Uy! ¡Usted no me entiende cuando le hablo! ¿Quiere que le haga un dibujito también?
—Si se expresara con claridad...
—Ella es la típica mujer que consigue sus propósitos cuando se le reconoce su esfuerzo dentro de una habitación —Enfaticé. El último tiempo él había cambiado su actitud conmigo, pero aún estaba dolida. Maximilian frunció el ceño.
—¿Cuántas veces le debo pedir disculpas?
—Las que estime conveniente —Me crucé de brazos mientras él negaba.
—La necesito en esa reunión. Me hará una propuesta, la cual pienso rechazar.
—¿Cuál es esa propuesta? —Se encogió de hombros mientras deslizaba las manos en los bolsillos del pantalón.
—No lo sé.
—¿Cómo va a rechazar una propuesta sin escucharla?
—Confío en usted —De pronto no pude sostenerle la mirada, sentí un ardor en el rostro que se expandió por el cuello y el pecho. "Diablos, Livy, eres una mujer fuerte y decidida. Una mujer empoderada que sabe lo que quiere. No te puedes derretir por unas simples palabras y unos bonitos ojos" Carraspeé y me obligué a alzar la vista, pero ésta solo se quedó prendada a la altura de la boca de Maximilian—. No quiero otorgarle más beneficios de los que mi padre ya le dio en la sociedad. Además, planeo otro tipo de sociedades para la inmobiliaria.