Capítulo 44: La bomba de Angela Henderson

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Miraba la pantalla de mi computador con una sonrisa enorme

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Miraba la pantalla de mi computador con una sonrisa enorme.

¿Han sentido tanta felicidad que no pueden dejar de sonreír?

Felicidad y cansancio.

Bostecé por quinta vez en la mañana y todavía no pasaban de las diez. Apoyé el codo en el escritorio y la barbilla sobre la mano mientras escuchaba a uno de mis profesores hablar sobre contaduría. Estaba pensando seriamente en ir por un café cargadísimo en uno de los recesos.

Luego recordé la razón de tanto cansancio y mi sonrisa creció.

De ser el ratón de laboratorio de Dios, pasé a ser una de sus favoritas. ¡Dios me amaba! Y estaba a punto de entonar una canción... «Yo tengo un amigo que me ama, que me ama, que ama, su nombre es Jesús»

Es que no había otra explicación, después de las últimas semanas de sexo desenfrenado me podía considerar como una mujer con suerte.

Cuando faltaban cinco minutos para uno de mis recesos, sentí el aroma del café antes de que Mel entrara en mi oficina con dos cafés humeantes y espumosos. ¡Mis favoritos! Aguardó durante cinco minutos y, luego, me entregó el líquido caliente.

—¿Qué rayos está hablando tu profesor que tienes esa sonrisa? —escondí la enorme sonrisa detrás de mi café.

—Es que son muy inspiradores.

—¿En serio?

—Sí —asentí risueña—. Horas de arduo trabajo inspirador —suspiré.

—¡Oye! —me señaló—. Ya no estás hablando de estudios —entornó la mirada y yo largué una sonora carcajada.

—Se debería considerar un estudio.

—¡Ya cuéntame!

—Ha sido una buena semana.

—Es viernes, no te culpo —me miró confundida—, pero no es eso. ¿Por qué sonríes cuando pareces tan agotada? —arrastré una de mis manos por mi mejilla y cerré los ojos recordando uno de los tantos esfuerzos de Max por escucharme gemir. ¡Apoteósico!—. ¡Oh por Dios! —alzó la mano como si estuviera delante de un profesor y ella supiera la respuesta, igual que Hermione Granger—. ¡Sexo!

—¡Cien puntos para Gryffindor!

—Oh, no —se lamentó—. Sexo con Maximilian Henderson —saboreó algo que definitivamente no estaba degustando con los ojos cerrados—. Hace tiempo que no tengo ese tipo de sexo con Cal.

—La maternidad es una cosa para replantearse una y mil veces —Mel asintió.

—Lo amo, haría cualquier cosa por mi hijo... pero el sexo —se lamentó—. A veces estamos en el mejor momento y despierta, o simplemente no tenemos tiempo porque la mayor parte del tiempo estamos cansados. Extraño el sexo, pero en este momento dormir es mi cosa favorita de la vida.

Con Ella [COMPLETO LIBRO 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora