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Capítulo 36

Lo cierto es que Louis se siente como un completo tonto, y de alguna manera existen muchas razones por las cuales pensar de sí mismo en esa forma, lo cual es un poco sorprendente teniendo en cuenta que siempre ha creído ser un poco más hábil que todo esto.

Ponerse la pulsera le está dando batalla, esa es la verdad. El temblor previo que le ha provocado la presencia del señor Styles aún permanece en control de sus manos, haciéndole casi imposible sostener el broche del brazalete abierto para poder insertarlo en la hendidura que se supone que lo bloqueará alrededor de su muñeca.

No tiene demasiado seguro cuánto tiempo lleva luchando fallidamente con colocarse aquel accesorio, los minutos ya no son una realidad dentro de su atormentada cabeza, que se hace muchas preguntas, todas al mismo tiempo, abarrotando su mente con efusividad tortuosa hasta que la frustración se abre paso entre cada una de ellas y lo molesta lo suficiente como para, una vez más, erra en su intento por colocarse la pulsera.

Chasquea la lengua con incomodidad al mismo tiempo en el que da un pequeño pisón en el suelo que podría ser una especie de rabieta no intencionada y sin sentido, y la sostiene en su mano dándose algo así como por vencido cuando ya le queda claro que no se la puede poner, al menos no él solo y sin ayuda. La observa con detenimiento, todavía estando de pie junto a su escritorio en donde la caja y la nota que ha recibido descansan inocentemente encima de la superficie.

Se apoya de la orilla hasta quedar casi sentado, y se toma unos cuantos segundos para apreciar lo bonito que es su regalo y lo amargo que le hace sentir aquella creencia de que todavía no puede ir directamente hacia donde su admirador se encuentra, sostenerle aquella corbata que de seguro adorna su cuello haciéndolo lucir increíblemente profesional, y tirar de él para poder atrapar sus labios en un beso que sirva como todo agradecimiento y liberación de aquel despecho que se extiende por todo su cuerpo y que no parece tener intenciones de abandonarlo hasta que la verdad sea revelada.

Está un poco desesperado por aquel contacto físico.

A pesar de haber estado con Wyatt durante el fin de semana y de haber tenido una noche increíble que todavía se cuela por sus recuerdos y le pone los vellos de punta; Louis realmente anhela volver a ser tocado con fuerza, con la intención de que dedos ajenos se queden impresos en su piel y que la dureza de aquel tacto y de estocadas poderosas sean lo suficientemente sublimes como para desconectarle todos los cables del cerebro y no permitirle pensar en nada que no sea el placer que puede estar recibiendo.

Se siente frustrado, y molesto, y quizás de un mal humor que solo crece por el malestar que se forma en sus tripas medio vacías y el fastidio que le causa el no poder ponerse aquel condenado brazalete. Se llega a comparar con un niño pequeño enojado por no poder lograr lo que quiere, y piensa en que, si todavía siguiera estando con su madre, desde hace rato habría sido regañado por no ser capaz de mantenerse sereno y buscar una solución a aquel problema que ni siquiera debería de ser considerado como tal.

O quizás sí, pero la verdad es que Louis no tiene cabeza para pensar en tantas cosas a la vez, menos cuando las sienes empiezan a palpitarle y lo único que quiere es sentarse y cerrar los ojos por un instante.

Son demasiadas emociones para una sola mañana, muchos sucesos para una sola vida. Ha pasado de ser un universitario destacado y promiscuo a ser un secretario en una oficina de abogados prestigiosa, a ser el muñeco de un hombre que solo sirve para esconderse y darle pistas secretas y presentarse delante de él con todo el descaro del mundo, pero sin revelar su identidad porque supuestamente tiene algo que hacer y qué es lo suficientemente importante como para que no pueda ni siquiera decírselo hasta que todo esté resuelto.

Es toda una montaña rusa, algo que solo sucedería en alguna historia a la que a Louis realmente no le gustaría ser parte, pero que de todas formas se ve dentro de ella sin demasiadas posibilidades o alternativas de salida.