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Capítulo 41

Louis se pone a trabajar rápidamente, activa la concentración en su cerebro y se desentiende de cualquier otra cosa que no sean las letras que se pasean por sus ojos durante su lectura y el sonido de las teclas siendo empujadas hacia abajo por sus dedos al momento en el que digita todo lo que corresponde en el documento.

No está muy seguro de cuánto tiempo llega a pasar mientras se ocupa con su labor, revisara la hora ha dejado de ser una opción cuando se ha dado cuenta de que se ha retrasado en esa misma mañana por todos los eventos casi surrealistas que han ocurrido y sabe que no puede permitirse algo como eso, que los contratos y archivos que el señor Styles le da son por montones y tienen que estar registrados lo antes posible, en la medida de lo posible.

Es un poco exhaustivo cuando pasa demasiado tiempo delante de la computadora, pero para él realmente no significa nada espantoso cuando bien puede tener el puesto de un paralegal, cosa que sería espantosa teniendo en cuenta que nunca ha querido ser el muchacho de los mandados, y no tiene un coche para empezar. Además, aprende muchas cosas con estos casos, y casi siempre se pone a sí mismo el reto de buscar una solución antes de leer el desenlace y ver cómo sus jefes han conseguido resolverlo.

Acierta la mayor parte del tiempo, y eso lo hace sentir lo suficientemente orgulloso como para pensar que algún día podrá ser un muy buen abogado penal. Se le ocurre que debe de aprovechar al máximo aquel curso que el señor Styles —el que ha estado de buen humor y no el que ha sido un completo ogro— le ha dado y aprender todo lo que se le sea posible para ejercer su profesión, así como también guarda la esperanza de poder ser promovido en algún instante para poder dedicarse verdaderamente a ello.

Todavía no tiene un año completo trabajando en el bufete, así que ve un poco complicado el ser ascendido de su puesto actual. Sin embargo, cree que sería genial si su jefe hace aunque sea una excepción si demuestra que está calificado para ser mucho más que un asistente. Espera que pueda verlo a través del caso que le ha entregado, y le ruega al cielo por haber sido lo suficientemente competente como para haber acertado sus justificaciones y su conclusión de resolución.

Le ha recordado a las pruebas que solían ponerle en la universidad, y la mayor parte del tiempo lo hacía bastante bien, así que desea que su esfuerzo haya sido para bien y no para mediocridad.

Deja escapar un suave suspiro al mismo tiempo en el que estira los dedos de las manos en un intento por aflojar el entumecimiento que le ha provocado tanto movimiento. Termina tronándoselos a fin de cuentas y sin ningún motivo en particular su mirada se dirige hacia la puerta del despacho del rizado. El señor Malik sigue dentro, lo que para Louis significa que aún deben de estar en aquella conversación tan importante que no debe de ser interrumpida bajo ninguna circunstancia.

La curiosidad por saber de qué estarán platicando lo invade, pero supone que tiene que superarlo cuando al final de cuentas no es como que vaya a preguntarle a ninguno de los dos al respecto. No es asunto suyo, y meter su nariz en cosas ajenas nunca ha sido algo que realmente le guste hacer, sobre todo porque definitivamente es algo que no le gusta que le hagan.

Se quedará con la duda el tiempo que necesite para simplemente olvidarlo, y se estira en el asiento considerando que puede tomarse aunque sea cinco minutos para ir al baño y beber un poco de agua. Ya casi es la hora del almuerzo y ha estado sentado por mucho tiempo, se merece en serio unos cuantos segundos de sobra para relajar la tensión que le ha quedado tanto en el cuerpo como en la visión.

El pensamiento de conseguir lentes de reposo para sus ojos le cruza por la mente mientras se pone de pie, pero rápidamente toda idea se desvanece cuando el ascensor pita ante la llegada de una persona al piso. Se inclina sobre el escritorio para echar el vistazo y averiguar de quién se trata, y por poco pierde el equilibrio ante la sorpresa que le ocasiona el ver que se trata de nadie más que Ava, la impresionante y reconocida diseñadora de modas que para colmo tiene la fortuna de ser la esposa del señor Styles.