Make daddy proud I ✦ daddykink! [ls] | ✓

capítulo 8

A Louis se le escapa un jadeo en voz alta cuando siente las vibraciones improvisadas, la punta del anillo tiembla alrededor de sus paredes como el zumbido de una abeja, persistente, incesante, chocando con suavidad la superficie que lo rodea, meneándose en aquella cavidad dilatada que ha estado esperando por algo como esto desde el momento en el que se mentalizó para hacer esto.

Las rodillas se le sacuden hasta el punto en el que tiene que doblarlas, la respiración se le pone pesada y tiene este calor emanando de su cuerpo que lo sofoca lo suficiente como para que su pecho empiece a subir y bajar con lentitud, con cada bocanada de aire que intenta tomar mientras siente como aquel juguete lo está empujando a algo cercano a la insanidad.

Se tiene que apoyar de la pared cuando el alma se le agita y el nudo en sus entrañas se hace más apretado, y quizás es un poco absurdo que esté reaccionando de esta manera teniendo en cuenta que esta parece ser la velocidad más baja del aparato, probablemente el primer nivel. Sin embargo, Louis ha estado realmente sensible desde el momento en el que se ha tocado en su departamento antes de salir, y las constantes contracciones por culpa de la voz de su jefe han sido lo suficiente como para llegar a afectarlo hasta el punto en el que, aún con una potencia tan baja como esta, se siente lo obstante afectado como para querer gemir en voz alta.

No lo hace, por supuesto, se muerde el labio inferior y deja caer la frente cubierta por su flequillo encima de su antebrazo. Se llena los pulmones de aire, separa un poco las piernas y los muslos le tiemblan cuando las vibraciones siguen siendo suaves pero insistentes. Intenta pensar, trata con todas sus fuerzas de formular un razonamiento lógico en su cabeza que lo ayude a deducir qué distancia debe de haber entre esta persona y él, qué tan lejos debe de estar como para que el juguete pueda funcionar, como para siquiera saber que ha estado en aquel cuarto de impresión y no en algún lugar más público, o incluso delante de su jefe.

Y entonces se le ocurre que quizás este sujeto no lo sabe, y que simplemente lo ha encendido con sorna y sin la consciencia de qué puede haber estado haciendo él en esos momentos. Y debería molestarle, debería de provocarle cólera la desconsideración de este individuo, pero lejos de eso, lo excita de manera singular lo descarado que resulta ser todo esto, lo prohibido e indebido que es estar en la oficina, con un vibrador entre los huesos, revolviendo sus entrañas en una estimulación tan suave como la brisa y lo suficientemente cautivante como para que la sangre empiece a fluir en dirección a su miembro.

Deja escapar un nuevo jadeo, su cavidad se tensa alrededor de la goma al mismo tiempo en el que su teléfono vuelve a recibir una nueva notificación. No tiene idea de dónde saca las fuerzas para salir de su brazo, pero lo hace y mantiene los dientes clavados en su labio mientras dirige los ojos medio llorosos y nublados a las palabras que han sido escritas para él.

"¿Y bien? ¿Cuál es tu respuesta?"

Louis contiene el gemido que quiere escapar de su boca y respira antes de presionar los dedos contra la pantalla.

"Eres in trsmposo"

Gruñe cuando se da cuenta de que ha enviado el mensaje con faltas ortográficas, porque eso solo demuestra lo afectado que se encuentra. No obstante, no se martiriza demasiado por ello cuando los dedos realmente le están temblando, y la estimulación va creciendo en su estómago como una bola de fuego que en cualquier instante puede explotar. Agradece al cielo el estar en aquel cuarto y no cerca de nadie más, porque lo más probable es que se moriría por la inminente vergüenza que todo esto le haría sentir.

Un nuevo texto lo saca de sus regaños y cavilaciones.

"Recién estamos empezando a jugar, muñeco. Por ahora no hay espacio para trampas"