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Capítulo 63 (parte II)

Definitivamente, llega a ser un tanto placentero para ambos el saber que no tienen que continuar ralentizando la situación para evitar lo que resulta inevitable. Harry por su lado, luce hasta satisfecho ante la idea de comenzar con la discusión desde ya, y aunque Louis tiene la sensación de que el corazón se le va a salir del pecho, una parte suya también se encuentra un tanto contenta por la misma razón.

Retrasarlo solo lo hará peor, y lo cierto es que se está muriendo de ganas por saber si ha arruinado las cosas para los terceros y lo único que les espera es nada más que discordia, o si no todo ha sido una exageración de su propia cabeza y nada de lo que ha pensado e imaginado es meramente cierto.

Espera que sea lo segundo.

—Correcto —comienza a decir el rizado, culminando con sus nerviosas acciones, apoyando su ancha espalda en la parte trasera del asiento antes de invitarlo a hablar con un pequeño gesto—. Dijiste que tenías varias preguntas, por favor no tengas miedo de hacerlas.

—¿Vas a ser honesto con tus respuestas? —cuestiona Louis como introducción, queriendo saber de primera mano si realmente puede confiar en él.

La posibilidad de que le mienta para ganar su corazón está presente, y aunque duda mucho que el señor Styles pueda caer así de bajo, deja abierta la ventana de la probabilidad tan solo para no decepcionarse demasiado.

—Por supuesto —Acepta, sin una pizca de duda en su voz, sin un solo atisbo de nada a lo que Louis pueda agarrarse para desconfiar de él.

La sinceridad de por sí ya brilla en esos ojos tan verdes como el pasto recién bañado en un rocío matutino y natural, y reluce con tanta fuerza que por más que el castaño quiera, no puede simplemente pasarla por alto.

Se muerde el interior de las mejillas en un gesto de consideración, debatiéndose entre sí debería de iniciar con una interrogante tranquila o si estará bien lanzar una bomba que los encamine directamente hacia el sendero de la verdad pura.

No quisiera ser grosero, sin embargo, después de todo Harry continúa siendo su jefe y por su nivel de jerarquía debe seguir guardándole cierto grado de respeto que ciertamente no tiene ganas de sobrepasar.

—Bien —termina diciendo al cabo de unos segundos en los que han estado en silencio y a una expectativa casi irracional. Levanta la mirada hacia él y armándose de un valor que no sabe de dónde es que consigue, pregunta—: ¿Ava y tú se divorciaron por mi causa?

Louis no va a mentir, externar esa inquisición ha sido lo más desagradable que ha podido hacer en su vida, y si bien ahora tiene este espantoso sabor en la boca que se mezcla con el vacío de sus entrañas apretadas y ese nerviosismo que aún permanece en alguna parte de su estómago. Se abstiene de retractarse y aguarda a que el castaño de bucles reúna el valor para contestar.

—Sí, y no —revela, inclinando la cabeza, volviendo a entrelazar sus largos dedos sobre la mesa cubierta por ese mantel blanco y bordado al que ninguno de los dos puede prestarle la suficiente atención. Al muchacho de ojos azules le regresan las náuseas y Harry parece darse cuenta de lo espantoso y confuso que suena, porque se apresura en volver a tomar la palabra—. Verás, mis padres y los de Ava se conocen desde la juventud y por ende ella y yo crecimos juntos. Nos hicimos los mejores amigos, naturalmente, asistíamos a la misma escuela, ella pasaba todo el tiempo en mi casa y viceversa. Me contaba sus secretos y yo los míos, y para cuando llegamos a la secundaria todo el mundo pensaba que estábamos saliendo y que lucíamos muy bien juntos.

Hay un suave encogimiento de hombros que acompaña su conclusión, su explicación siendo diligente y breve al ahorrarse detalles que de seguro no considera necesarios, pero aun así siendo todo lo puntual posible para darle contexto.