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Capítulo 49

Quién es.

Quiere que sepa quién es.

Y el problema está en que Louis creía saberlo desde hace tiempo, había jurado conocer ese secreto, callándoselo tan solo para darle el beneficio del coraje y no quitarle crédito por todo el esfuerzo que estuvo haciendo al ocultarlo —o casi— y revelarlo cuando estuviera listo. Pero resulta que aparentemente ha estado equivocado por todo ese rato, porque Wyatt no tiene su celular en la mano y es imposible que pueda enviar esas palabras con su mente.

—Wyatt— Llama mucho antes de darse cuenta del tipo de voz o incluso la clase de cara que está haciendo.

Y es que ahora está un poco paralizado, demasiado desconcertado, con los oídos medio sordos cuando la estupefacción de la situación lo están afectando hasta el punto de hacerle creer que se desmayara. Pero no quiere perder la consciencia, no ahora, no hasta que logre saber qué es exactamente lo que está pasando y como en el mundo es que está sucediendo.

Traga saliva con la garganta endurecida, dificultando el paso de nada que no se ese aire tembloroso que exhala de vez en cuando.

El pelinegro se gira hacia él cuando cierra la puerta del electrodoméstico y se sacude un poco las manos antes de verlo con una pequeña sonrisa, esa que se desaparece cuando nota lo pálido que Louis se ha puesto aun cuando el mismo muchacho no tiene forma de saberlo.

—¿Qué sucede?— Cuestiona, acercándose a él hasta que están frente a frente.

Louis vuelve a tragar, sus dedos se aferran a su dispositivo como si su vida dependiera de ello.

—¿Dónde está tu teléfono?— Inquiere, y es un completo logro que su voz no salga ahogada ni mucho menos inestable. En realidad, es una sorpresa que no sea de esa forma, pero no cree que haya tiempo para felicitarse por aparentar que está perdiendo la calma cuando lo cierto es que está a un paso de enloquecer.

No quiere adelantarse a los hechos, sin embargo. Lo cual es un poco hipócrita de su parte cuando es lo único que ha estado haciendo desde que conoció a Wyatt en el bar. Pensar en eso lo hace sentir nauseabundo, así que detiene ese hilo de pensamientos y le presta atención a las palabras del hombre que está visiblemente preocupado por él ñ

—Huh, creo que en la habitación— Informa, y está tan naturalmente confundido que Louis se siente pésimo. —¿Por qué?

Lejos de querer pronunciar la razón de su pregunta, una parte del joven abogado se esfuerza en buscar la conexión.

—¿No lo tienes por aquí?— Insiste, y hace esto de echar un vistazo a su alrededor de la manera más patética de todas cuando sabe que, de hecho, el dispositivo no está por esos lugares.

No está cargando con él, así de simple, así de sencillo, y Louis podría vomitar todo el desayuno ahora mismo por el espantoso nudo que se mantiene apretando sus entrañas y que en serio no lo está dejando respirar.

—No— Repite Wyatt, un poco más serio que antes, definitivamente más consternado por él cuando se inclina hacia abajo para buscar su mirada porque Louis ahora es incapaz de verlo a los ojos. —¿Por qué me preguntas eso, Louis?

Las palabras hacen eco en sus oídos, pero sus tímpanos apenas pueden registrar el hilo de coherencia que de seguro cargan, porque su cerebro está demasiado ocupado maquinando, haciendo pregunta tras pregunta, ninguna de ellas con sentido, idénticas a la situación en la que se encuentra porque, al final, Louis no sabe que está sucediendo.

—¿Qué demonios?— Susurra para sí mismo, medio perdido en su interrogante, completamente desesperado ahora porque nada de esto tiene sentido.