Make daddy proud I ✦ daddykink! [ls] | ✓

capítulo 26

A pesar de que el tiempo ha pasado y que de cierta manera Louis no es el mismo muchacho que solía en sus tiempos universitarios, hay ciertos hábitos que no se abandonan con la facilidad de un chasquido de dedos, y eso es algo que comprueba en el solitario instante en el que cruza la puerta del piso de Wyatt sin que el pelinegro tenga la más mínima de las ideas cuando lo ha dejado profundamente dormido entre aquellas sábanas que probablemente se queden con todos los recuerdos de aquella noche efervescente que definitivamente permanecerá en la suya.

Siempre ha tenido la costumbre de marcharse de los departamentos de aquellos con los que se acuesta, no porque no le apetezca volver a verlos ni porque no quiera compartir lo que puede ser algo de sexo matutino que ciertamente nunca le ha caído mal, sino más bien porque, como para aquel entonces tenía clases desde las nueve de la mañana, no podía esperar a que alguien más despertara para poder comenzar con su día ni mucho menos.

Así que dejaba pequeñas notas en agradecimiento con la esperanza de volver a verlos en cualquier parte del campus o incluso del mundo, tan sólo para marcharse sin hacer el más mínimo de los ruidos ni avisar antes de cruzar la puerta.

Con el tiempo, y aun cuando su horario pasó a ser diurno y nocturno en la mayoría de los días, aquella acción se fue convirtiendo en un hábito que simplemente no puede dejar, y eran raras las ocasiones en las que se quedaba con el afortunado de la noche anterior para pasar el rato o sencillamente hacer lo que fuera hasta que se le diera la gana de marcharse.

Esta no es una de esas circunstancias, y aunque hay un pequeño deje de angustia pinchando en su pecho como espina de rosa que le causa la impresión de que se siente culpable, no se detiene de la acción de bajar las escaleras para salir finalmente del edificio y emprender su viaje por la acera sin mirar hacia atrás.

El aire fresco de la primavera de mayo le acaricia el rostro como si quisiera darle un beso, el sol temprano no le hace daño aun cuando su resplandor es prominente, y aunque no es realmente fastidioso ni demasiado caluroso, no hay muchos lugares con sombra en los que pueda ocultarse cuando tiene que mantener los ojos entrecerrados para poder ver su alrededor y el camino que recorre.

Se guarda las manos en los bolsillos del pantalón, sintiendo el móvil en uno de ellos y la billetera junto con las llaves de su casa en el otro. Pasa junto a un perro que se acerca para olisquear sus zapatos provocando que una sonrisa se dibuje en sus labios sin que pueda evitarlo, y cruza la calle de la esquina después de mirar hacia ambos lados y asegurarse de que no viene ningún vehículo desenfrenado.

El viento le vuela el cabello de la manera más inevitable de todas, y Louis deja escapar una larga respiración agitada mientras se acomoda el flequillo en la frente y se pasa los dedos por el resto del pelo para arreglar lo que sea que se le haya volado en la parte de atrás. Se siente medio agotado ahora que lo tiene presente, con un ligero peso que se entremezcla con la leve molestia punzante que habita en sus sienes y que probablemente se desvanezca con un buen vaso de agua tibia y lo que puede ser una aspirina para el dolor, o al menos eso es lo que quiere creer.

No cree estar verdaderamente resacado cuando al final solo ha tomado menos de una docena de cervezas que a fin de cuentas no han tenido demasiado efecto en él cuando es capaz de recordar la ardiente noche que ha tenido con Wyatt y la mayor parte de la divertida y sospechosa conversación que han mantenido. Son cosas que tiene presentes en la cabeza sin la más mínima intención de querer olvidarlas, al menos no por ahora, por lo que no se martiriza bajo la creencia de que ha roto aquella promesa de no volver a embriagarse hasta el punto de perder la memoria como lo hizo la última vez que salió con sus amigos y que terminó comportándose como un cretino con su admirador.

Se consuela bajo la creencia de que hoy es domingo y que tiene todo el resto del día para descansar todo lo que se le dé la gana antes de que el lunes llegue y tenga que regresar a la faena de lo que termina siendo su vida laboral.