Make daddy proud I ✦ daddykink! [ls] | ✓

Capítulo 51

Las zancadas que da le roban el aliento, los golpes en su pecho son tan dolorosos que tiene que colocarse la mano en la zona para aplacar el estruendo que se desata en su caja torácica sin recelo, el murmullo de los comensales —todos ignorantes al muchacho que se desplaza con urgencia por las mesas— va inundando sus oídos hasta hacerlo sentir como si estuviera dentro de un océano y sus dedos no tocaran el fondo porque está demasiado lejos de la orilla, y su vista está tan nublada por una humedad desquiciante que apenas le permite ver a dónde es que se dirige exactamente.

La puerta se convierte en su único destino por el momento, y pasa por ella sin duda alguna y con premura extrema que casi parece agonizante cuando físicamente no luce nada bien. Sus puños se aprietan mientras recorre el elegante y enorme lobby del hotel, y ni siquiera se ha dado cuenta de que ha estado conteniendo la respiración hasta que el frío de la noche le brinda una bofetada en el rostro y tiene que jadear para poder darse cuenta de que esta es su realidad.

Parpadea en un intento por enfocarse en el área, pero los sonidos siguen estando difusos, las luces nocturnas le hacen daño en los globos oculares y estar parado en plena acera lo tiene tan desorientado que no puede evitar girar sobre su propio eje con el único propósito de saber en dónde demonios es que está parado.

Ya no reconoce la calle, ni mucho menos recuerda la ruta que tomó el taxi para traerlo aquí en primer lugar, así que eso evita que ponga su cerebro en marcha para saber a dónde es que tiene ir ahora o que es siquiera lo que tiene que hacer.

Toma una bocanada de aire que se convierte en sollozo, las manos en su cabeza tiran de los mechones castaños que alguna vez estuvieron bien peinados, y la sensación de desesperación se va haciendo cada vez más grande a medida en que pasan los segundos, mientras su angustiada mente corre y corre y corre hasta que no se sabe cuándo es que va a parar exactamente o si siquiera es capaz de hacerlo.

Las palabras del señor Styles se repiten en sus oídos casi sordos, una y otra vez. Él con su nerviosismo casi eterno, con esa mirada medio consternada, con ese sonrojo que ha pasado desapercibido por las luces del candelabro y el estado de parálisis de un Louis que lo único que ha podido hacer ha sido salir corriendo. Y es él diciendo algo que Louis nunca creyó que iba a aterrarlo tanto, es él pronunciando palabras completamente prohibidas y surrealistas porque ni en sus más locos sueños lo habría imaginado articulando una frase tan devastadora como esa.

Es él.

Siempre se ha tratado de él.

Su admirador es su jefe.

Ha sido él todo este tiempo, a cada segundo, en todas y cada una de esas ocasiones y ahora los sucesos anteriores, de todos esos meses, pasan por la cabeza de Louis como una especie de película de ficción en cámara demasiado lenta.

Y es Harry interesado en todo momento en su opinión sobre los regalos que recibía ciertos días, su indescriptible despiste ante esos instantes en los que ha sido imprudente y ha cargado con un juguete sexual en las entrañas justo delante de sus ojos, sus miradas lascivas y esas frases de doble sentido en los segundos de compromiso que nunca supo interpretar en su momento pero que ahora le provocan escalofríos cuando vienen uno tras otro. Y es también esa preocupación inexplicable por su errónea cercanía al descubrimiento de la identidad de su fanático, su actitud con Wyatt hace unos días al verlos juntos, su hostilidad en el parqueo; ha sido él todo este tiempo y ha sido él teniendo celos.

Eran celos y no la melancolía desviada de un divorcio, una separación que pasa por la memoria de Louis como un relámpago cuando recuerda las palabras de Ava diciéndole que no quiere interponerse en el camino del rizado para conseguir lo que quiere.

¿Ha hablado de él en ese instante?

¿Se ha referido a esa enfermiza decisión de ocultar su identidad para mentirle en la cara y manejarlo como se le diera la gana?