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capítulo 31

Louis cierra la puerta tan pronto como llega al otro lado, se asegura de que no hay absolutamente nadie en el piso al mirar de izquierda a derecha, y aprieta los labios un momento, lo suficiente como para que incluso se le pongan blancos justo antes de dejar escapar un grito extremadamente silencioso, encorvando el cuerpo hacia adelante con los puños cerrados en una celebración sublime en donde termina dando pequeños saltitos aniñados, pero increíblemente contentos porque es todo lo que siente.

Baila en su soledad, algo tan ridículo que se llega a reír hasta de sí mismo en voz baja, en un completo gesto de alegría y alucinación que se percibe en su pecho como una enorme y buena bola de nieve que ha crecido y que sigue haciéndolo hasta quién sabe cuándo. Se tiene que colocar una mano justo en donde se encuentra su corazón para sentir como los latidos le chocan con firmeza intencionada y apuro extasiado.

—No puedo creerlo— Dice en un susurro para su propia persona, arrastrando la mirada hacia el programa del curso que tomará gracias al señor Styles, con la vista medio borrosa cuando el entusiasmo le llena los ojos de lágrimas que no llegan a escapar por mejillas todavía encendidas. —Cielos, esto es asombroso. Esto es genial.

Es completamente honesto con sus palabras cuando son las primeras que cruzan por su cabeza y camina hacia su escritorio para poder tomar asiento y guardar toda esa información tan importante en su maletín y así tener la oportunidad de leerlo en la comodidad de su departamento, en donde definitivamente podrá saltar y quejarse y regocijarse en la oportunidad que se le ha dado esperando casi nada a cambio.

Se muerde el labio inferior con entusiasmo una vez que su cuerpo queda apoyado contra el asiento, su emoción es tanta que casi ni llega a sentir el juguete que continúa habitando en su interior como si ya fuera parte de él, ni mucho menos piensa en las pinzas que se aferran a él con tanta insistencia que la consciencia de aquel hecho podría ser considerada una tortura.

Enciende la computadora con un suspiro esperanzado y en lo que va subiendo, se busca el móvil en el bolsillo para ir directo hacia la conversación con su admirador y enviarle un mensaje de texto, ignorando lo que en algún instante le ha enviado con anterioridad, probablemente antes de ingresar a la oficina.

"No vas a creer lo que acaba de pasar" Le dice con dedos veloces y el regocijo al tope.

Sin embargo, su ceño se frunce ligeramente cuando tiene presente los sucesos pasados y no puede evitar recordar que tiene algo pendiente para decirle.

"Por cierto, te voy a matar"

No es la mejor manera de expresarse mediante un mensaje, sobre todo si tiene en cuenta que es a un supuestamente abogado a quien se lo está diciendo, si es que este sujeto realmente se trata de Wyatt, a quien Louis en serio ha tenido que preguntarle sobre su profesión cuando ha tenido la oportunidad entre sus manos. No obstante, no considera que sea la gran cosa cuando no se trata de una amenaza que deba tomarse como algo más que no sea a la ligera, y sabe perfectamente que no es un hecho que vaya a cometer ni con él, ni con nadie.

Tamborilea los dedos en la parte superior del protector del teléfono e introduce la contraseña en la computadora en lo que le contestan. No llegan a pasar ni dos minutos completo cuando el celular se encuentra vibrando y Louis lo enciende casi desesperado.

No se culpa por parecer demasiado ansioso, después de todo quiere compartir con alguien su conmoción con respecto a los sucesos previos y las buenas notificaciones que ha recibido por parte de su jefe. De alguna manera, quiere hacerle saber a todo el mundo que el señor Styles es realmente el mejor sujeto en todo el planeta por hacer por él algo como conseguirle un cupo en un curso que probablemente vale una cantidad considerable teniendo en cuenta la Universidad en la que será impartida.