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Capítulo 76

Louis casi siente la noticia como un balde de agua fría que cae justo encima de su cabeza y que le arrebata cada gramo de excitación que ha podido quedarle encima.

De repente se siente nauseabundo e indignado de sí mismo, un poco repugnado también, pero, sobre todo, desconcertado de su propia actitud.

Es la primera vez de Harry y no ha sido capaz de escuchar sus protestas sutiles y la inestabilidad en su voz. En cambio, se ha cubierto los oídos con lujuria y ha sido insistente al respecto, tanto que ahora tiene un hoyo en el pecho que le causa la impresión de que lo va a matar.

Se va a morir ahí mismo.

—Lo siento —se encuentra a sí mismo balbuceando, aunque no se siente como si fueran sus propias palabras, porque la verdad es que ahora mismo no siente ni la boca—, no pensé... yo no, no sabía, no quise, no quise preocuparte así.

Louis ni siquiera sabe lo que está diciendo.

Su lengua pesa demasiado en su boca como para permitirle pronunciar apropiadamente las oraciones que no se terminan de organizar en su mente, y todo lo que es capaz de hacer es percibir cómo su corazón martillea contra su caja torácica con fuerza descomunal.

Le duele el pecho y podría jurar que le está faltando un poco la respiración, y este podría ser el momento perfecto para retirarse de encima de su jefe y darle el espacio que se merece si tan solo el rizado no se estuviera abrazando a él con fuerza, enrollando su cintura con ambos brazos, apoyando la cabeza en su pecho semidesnudo, ese que Louis quiere cubrir desesperadamente al no poder creer todavía todo lo que hizo.

Debió parar desde que pronunció su nombre por primera vez.

Debió detenerse cuando le dijo que no le parecía buena idea.

¿Por qué no lo hizo?

¿Por qué no recordó que Harry no es como él?

Louis tiene un historial inmenso de amantes poco duraderos.

Harry tiene a Ava desde toda la vida.

¿Cómo pudo olvidarse de algo como eso?

Su primer instinto continúa siendo bajarse de su regazo al no poder soportar la idea de que lo ha incomodado, y de paso también pretende echarse a correr muy lejos, huir de ahí lo más rápido posible, hacia donde el remordimiento no lo alcance y la pena tampoco. Sin embargo, el señor Styles parece darse cuenta de sus intenciones, porque hace esto de apretarlo más contra su cuerpo y hundir su rostro todo lo que puede justo en donde el corazón del castaño late con fiereza.

Lo mantiene en su lugar para no dejarlo escapar y evitar que los malos sentimientos se desarrollen dentro de él.

—No, no lo lamentes —dice el abogado apresuradamente, fundiéndose en su pecho, abrazándolo con tanta fuerza que Louis tiene que envolverle la cabeza para mantener el equilibrio al mismo tiempo en que jadea por la sorpresa—. Es solo que, esto es nuevo para mí y me pone un poco nervioso al no querer estropearlo haciendo algo que no te guste —suspira, y su consideración hace añicos el alma del joven abogado.

La manera en la que lo sostiene casi se interpreta como si supiera todo lo que está sucediendo dentro de la cabeza del castaño, pero eso es imposible. Ni el mismo muchacho sabe lo que ocurre en su mente ahora mismo.

—Es mi primera vez y, quiero hacer las cosas bien —musita en una continuación a sus palabras luego de una pausa de aproximadamente dos segundos—, porque me gustas, y porque quiero que estés bien conmigo a tu lado.

Louis tiene que cerrar los ojos por un momento y bajar la cabeza con el único propósito de ver si el oxígeno le llega directamente y no se ha terminado de morir por asfixia inducida.