capítulo 32

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Louis necesita una cargada taza de café, con la suficiente cafeína como para avivar su organismo que se encuentra completamente extenuado, casi tanto como él, y eso es justamente lo que va a buscar cuando llega a su piso en la oficina. Lo hace directamente, simplemente cruzando por su escritorio para dejar su maletín sobre la superficie sin demasiados cuidados y caminando como una especie de zombi con los pies arrastrados por la alfombra que cubre el suelo cuando no tiene las fuerzas ni los ánimos suficientes para levantar los pies al andar.

Los párpados se le van cayendo por sí solos, las sienes le laten con cierto dolor que no podría explicar de manera verbal ni, aunque lo intente con todas sus buenas intenciones, y la congestión que percibe en el puente de la nariz y el inicio de los pómulos solo lo hacen sentirse peor de lo que de por sí ya se encuentra. Ni siquiera sabe qué hora es, pero ya se imagina que tiene que estar algo así como retrasado por el vacío que ha habido en la recepción en cuanto ha llegado y por la cara que le ha dedicado Marina en cuanto lo ha visto.

Ha sido una mezcla de confusión, curiosidad y hasta de consternación lo que Louis ha podido captar en su expresión facial, pero entre las largas zancadas, el apuro, el malestar y la somnolencia que lo han poseído desde el instante en el que ha abierto los ojos en aquella mañana, no ha podido detenerse para hacerle saber que no se está muriendo ni nada por el estilo.

Tampoco está agarrando algún resfriado o uno de esos virus que andan rondando y que tienen la misma función que una gripe, al menos, no cree estarlo. Al contrario, piensa en realidad que lo único que necesita es una larga noche de sueño y descanso profundo en donde el pensamiento de la conexión entre nadie ni nada pueda perturbarlo.

Lo cierto es que Louis no ha conseguido dormir el día anterior como le hubiese gustado. Se ha pasado la mayor parte de la noche dándole vueltas a la cama, de un lado a otro, boca arriba, boca abajo, abrazado a aquel peluche azul cuyo nombre todavía no existe, con la cabeza tan ocupada que en algún instante ha tenido la impresión de que le iba a explotar.

Y es que ha estado tan llena del pensamiento de Wyatt, de su descubrimiento sobre aquel hombre trabajando en el mismo bufete que él, de todos estos indicios que lo apuntan a él como su admirador secreto, ese que ha estado presente desde hace meses, queriéndolo en tanto silencio, a toda esa distancia que el mismo Louis ha trazado con su ingenuidad y su falta increíble de atención.

Se ha pasado las horas nocturnas con eso en la psiquis, con los ojos tan grandes como la luna que ha brillado en aquel oscuro cielo, preguntándose cuántas veces sus caminos se han cruzado en un margen que posiblemente sea de todos los días, sin que Louis fuera consciente de que se ha tratado de él; cuestionándose cuantas ocasiones han estado en el mismo viaje en ascensor sin que pudiera notar la existencia de aquel que lo ha estado cortejando por tantos días y con todo ese esmero; o incluso cuántas han sido las situaciones en las que han estado en la misma cafetería durante las horas del almuerzo, tan cerca, pero a la vez tan lejos por su propia inconsciencia.

Cielos, él ni siquiera puede recordar si han formado parte de las mismas reuniones a las que el señor Styles lo ha invitado en varias ocasiones y en ese mismo piso en el que Wyatt se encuentra. No puede ni rememorar la cantidad de ocasiones en la que se han tenido el uno delante del otro, y él, por circunstancias que han estado fuera de sus manos, no ha podido ser capaz de notarlo.

Interrogarse de esa forma lo ha hecho sentir tan tonto y hasta ligeramente avergonzado al respecto. Una pena inmensa lo ha consumido ante el pensamiento de las numerosas veces en las que Wyatt lo ha tenido en un perímetro cercano y la decepción que ha debido de sentir ante la ceguera de un Louis, que, para aquel entonces, ha tenido que estar en las nubes como para no verlo, aunque sea por un segundo.

Make daddy proud I ✦ daddykink! [ls] | ✓ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora