CAPITULO I-LA EMPERATRIZ (PARTE IV)

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Noa se dedicaba a abrir maletas. Dentro de ellas había ropa, neceseres con productos de higiene, y sobre todo, libros. Muchos libros. La ropa, aunque estaba bien cuidaba, parecía haber tenido épocas mejores.

Colocó la ropa en apenas cinco minutos, pero con los libros se había ralentizado. Miraba las estanterías vacías y los libros sobre la cama como si intentara buscarle el sitio que le convenía a cada uno de ellos. Llevaba unos cascos grandes y mientras canturreaba por lo bajo en español una nana.

Ryuzaki observaba fijamente a la chica mientras iba de un lado a otro de la habitación con aire despreocupado. Hablaba español, por lo que entendía perfectamente lo que cantaba. Le molestaba ese aire inocente, casi infantil, como si la muerte no fuera con ella.

«Mentirosa»- Pensó.

Esa canción...era casi como si se estuviera riendo de él. Como si dijera: "Mírame. Soy dulce e inocente, no escondo nada. Soy lo que ves". Le molestaba profundamente esa actitud, más de lo que esperaba.

Matsuda se acercó a los monitores.

-Pues yo la veo muy normal, me sorprende que sea un ratón de biblioteca, cuando la he visto no me ha pegado nada con su imagen.

Ryuzaki se volvió hacia él, molesto.

-Matsuda, ¿no tienes trabajo?

El señor Yagami se acercó a Ryuzaki y le entregó unos folios.

-Esto es lo que hemos encontrado hasta ahora.

-Hasta hace unos meses estaba muy activa en redes sociales. No ha sido difícil encontrarla. - Añadió Ukita.

Ryuzaki se giró, intrigado.

- ¿Estaba?

Ukita asintió.

-Si. Antes compartía publicaciones continuamente, pero ahora es como si hubiera desaparecido, desde hará aproximadamente...

-Seis meses. - Concluyó Ryuzaki.

Ukita volvió a asentir, muy serio.

-Vaya, qué casualidad. – Comentó el joven.

-Pero puede ser también por el modo de vida que ha llevado estos meses. - Replicó Matsuda. - Mirad su ubicación GPS. Ha viajado por todo su país durante meses, es posible que no tuviera tiempo de publicar nada, o que no hubiera internet en los sitios que visitaba.

A Ryuzaki no pareció convencerle su argumento.

-Puede ser. Pero eso explicaría una reducción de su actividad, no la paralización completa. Es cuanto menos curioso.

Ryuzaki comenzó a ojear las páginas que tenía frente a él.

-Hemos terminado por hoy. Pueden irse. Seguiremos mañana.

Los agentes asintieron y abandonaron la habitación de hotel donde se hospedaba Ryuzaki.

Ryuzaki volvió a centrar la atención en la pantalla. La chica continuaba colocando libros, pero había encendido el ordenador y puesto el canal 24 horas español. Varios nombres de sospechosos y criminales salieron a lo largo del noticiario, pero ella no prestaba mucha atención a la pantalla. Seguía colocando y ojeando libros. Se había quitado los cascos, pero la música continuaba encendida y lo suficientemente alta como para que ella la escuchara.

Watari entró en la habitación y sirvió un café al detective. Miró las pantallas.

-Parece que Light sigue estudiando.

Ryuzaki pegó un respingo y observó el cuarto de Light. Hacía un rato que no le tenía vigilado.

-Eso parece.

-Quizá sean demasiadas pantallas, tendría que haberse quedado alguien a ayudarte.

-No. Da igual.

Watari asintió y se alejó de la habitación cerrando la puerta. Ryuzaki volvió a centrarse en las cámaras. Light estaba leyendo un libro de derecho. Parecía que no se iba a tomar un descanso ni el primer día de universidad. Volvió a centrarse en Noa.

La chica había entrado al cuarto de baño. Ryuzaki observó cómo se iba quitando poco a poco la ropa y la dejaba encima de un taburete. Se introdujo en la ducha y abrió el grifo. El detective recorrió su cuerpo desnudo, de los hombros a los pechos redondos y firmes, después a su cintura, bajando poco a poco la mirada hasta llegar a la punta de los pies, viendo como las gotas de agua recorrían todas y cada una de sus extremidades.

Cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo, apartó la vista, algo avergonzado. Intentó centrarse en el expediente que le había entregado el señor Yagami. Española, 20 años, madrileña. Sus orígenes eran humildes, de abuelos campesinos que emigraron a la capital. Vivía con su familia en un barrio obrero. La madre era limpiadora y el padre trabajaba en la obra. Tenía un hermano algo más pequeño. Era buena estudiante, por lo que siempre había peleado por conseguir becas que le permitieran continuar sus estudios pese a su falta de recursos económicos. De hecho, había logrado uno de los mejores expedientes de su promoción. Hablaba español, inglés y japonés. Los dos últimos los había aprendido de manera autodidacta. Desde hacía 6 meses había dejado la carrera de derecho y criminología y había viajado por todo el país, trabajando de repartidora, limpiadora y especialmente de camarera, hasta que consiguió una beca de traslado a Japón.

Ryuzaki volvió la vista de nuevo a las cámaras. Noa había salido de la ducha y se había cubierto con una toalla. Estaba sentada en el taburete, mientras se desenredaba el pelo. Ryuzaki empezó a ojear su información de redes sociales.

Como había supuesto, era un perfil políticamente muy activo y de ideología progresista. No dudaba en decir lo que pensaba. Precisamente por tener uno de los mejores expedientes de su promoción, tuvo la oportunidad de dar un discurso en unos premios a la excelencia estudiantil, donde aprovechó para criticar la falta de oportunidades de los hijos de familias humildes, lo injusto que resultaba que gente con más recursos tuviera acceso a educación de mayor calidad, y clamó contra el Ministro de Educación, que se encontraba en el acto.

Desde luego, el perfil encajaba.

Sin embargo, efectivamente no había actividad en los últimos seis meses. Ni un solo post, ni un solo comentario. Ryuzaki cambió de página y se centró en las fotos. Había muchas imágenes: con amigos, con compañeros de clase, con su familia, en el campo, de fiesta, en cumpleaños...pero las más abundantes eran las fotos con un chico un par de años mayor que ella, de ojos azules, y pelo y barba castaños. En todas las fotos aparecían juntos, abrazándose, o besándose. Ryuzaki arrugó la frente y pasó rápidamente de página. Sus ojos ojerosos se centraron en unos comentarios que habían escrito varios amigos en un perfil de una de sus redes sociales. El joven de la foto estaba muerto.

En un accidente de coche, hacía aproximadamente seis meses. 

Death Note: Kerosene (L Lawliet x OC -COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora