Death Note: Kerosene (L Lawliet x OC -COMPLETA)

CAPITULO II-LA RUEDA DE LA FORTUNA (PARTE I)

Aquí está la primera parte del capítulo II-La rueda de la fortuna. ¿Qué tal va la historia hasta ahora? ¿Qué creéis que pasará?

Si te gusta agradecería comentarios y votos. Vuestro apoyo me anima a seguir :)

Un abrazo- Bemarti

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Mientras Noa canturreaba y daba vueltas por la habitación como si las noticias no fueran con ella, Asha se había encargado de apuntar en el cuaderno los nombres de los criminales que iban saliendo en pantalla. Algunos los escribió para que murieran al día siguiente o en un par de días.

Pese a su actitud despreocupada, la chica estaba tremendamente nerviosa. Sentía en su espalda una mirada constante. Era algo psicológico, pero también real, ya que sabía que la casa estaba llena de cámaras y que alguien, seguramente L, el mejor detective del mundo, observaba todos y cada uno de sus movimientos. Era cuanto menos agobiante.

Lo peor había sido en el baño. Quitarse la ropa como si no pasara nada, como si no hubiera una persona contemplando su cuerpo desnudo. Se sentía cuanto menos intimidada. Y solo estaba empezando.

Se asomó a la ventana mientras fumaba un cigarrillo, contemplando la noche estrellada japonesa. Suspiró.

Apagó el cigarro, se puso el pijama y se tumbó en la cama.

No llevaba ni una hora dormida cuando sintió que sus ojos se abrían lentamente. Su corazón empezó a latir con fuerza, alerta. Al fondo de la habitación, entre las sombras, un hombre la miraba fijamente. No decía nada. Solo la observaba. Tenía unos grandes ojos castaños y redondos que le daban un cierto aire de locura, como si estuviera ido. Pero en el fondo daba miedo. Mucho miedo.

Noa sabía quién era. Era una de las primeras personas que había matado con la Death Note. Aquel hombre había asesinado a sus dos hijos pequeños y los había quemado con la única intención de hacer sufrir a su mujer, que le había pedido el divorcio.

Su cuerpo empezó a temblar. En esos momentos nunca sabía si estaba dormida o despierta. Comenzó a hiperventilar y pegó un salto de la cama hasta incorporarse y quedarse sentada. Continuaba hiperventilando. No paraba de temblar. Abrió el cajón de la mesita y se metió dos pastillas en la boca. Al cabo de unos minutos empezó a respirar con normalidad.

Los veía. A los criminales. Desde el principio. Se le aparecían y la miraban. A veces lloraban, otras veces gritaban. Al principio pensaba que eran sueños, pesadillas, fruto de su conciencia, que desde luego no estaba tranquila.

Pero no. Asha también los veía.

Eran reales. Venían a ver quién era. Quien los había matado.

Suspiró y bebió un poco de agua.

«¿Estás bien?». -Preguntó Asha.

«Si, tranquila». -Contestó Noa mentalmente.

Asha asintió.

Volvió a tumbarse en la cama, mirando al techo. Se acarició las ojeras con la punta de los dedos. Así no había manera de que se fueran nunca. Todas y cada una de las noches era lo mismo.

Noa recordó que la observaban. Intentó disimular su nerviosismo. Se tapó con la manta y giró el cuerpo. Cerró los ojos. Pero en su cabeza no paraban de asomarse pensamientos.

Pensó en cuando empezó todo.

Era madrugada, volvía de un bar cercano a casa. Fumaba un cigarro. De repente, vio un cuaderno en el suelo.

La primera vez que vio a Asha en su habitación no pudo evitar soltar un alarido. Menos mal que estaba sola. Asha le habló del cuaderno, de los shinigamis. De Ryuk. Noa entendió en ese momento como mataba Kira. No podía ser de otra forma. Asha le contó que tanto ella como Ryuk consiguieron engañar al rey de los shinigami y hacerse con un cuaderno de muerte extra.