Death Note: Kerosene (L Lawliet x OC -COMPLETA)

CAPITULO VIII-LOS AMANTES (PARTE I)

Aquí tenemos ya el capítulo VIII. Si os gusta dejarme un comentario y un voto ;)

Este capítulo contiene escenas  que podrían no ser recomendables para menores de 18 años.

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Noa pidió un taxi y se encargó de que los dejara a un par de calles del centro de operaciones. Ryuzaki agradeció el gesto. Así nadie les enlazaría con ese sitio. El chico tenía la cabeza en plena vorágine y ni siquiera había pensado en ello. Agradeció que la chica tuviera la mente más fría. Aunque eso también le molestaba. Estaba claro quién era el eslabón débil.

El camino en el taxi fue bastante silencioso, pero no fue un silencio incómodo. Simplemente ninguno tenía nada que decirse delante de un desconocido.

Finalmente, después de andar un par de minutos, llegaron al edificio. Ryuzaki entró, seguido de Noa, que le acompañó hasta la sala de operaciones.

-Bueno. ¿Cómo ha ido tu primera fiesta?

El detective se volvió hacia la joven. La muchacha parecía contenta y tranquila. El chico sonrió.

-Sorprendentemente bien.

Noa le devolvió la sonrisa y sus ojos brillaron.

- ¿En serio? ¡Qué bien! Tenía miedo de haberte arrastrado y que no disfrutaras.

-He disfrutado.

Ryuzaki se mordió el dedo índice mientras miraba el techo, reflexionando.

-Es más, creo que he descubierto que bailar me gusta más de lo que pensaba. No me hubiera importado bailar más. Aunque es incómodo si hay gente mirándote.

Noa sonrió. Se acercó al ordenador y enchufó su teléfono móvil. Los compases de Heroes de David Bowie empezaron a sonar.

-Bueno, aquí no te ve nadie.

Le ofreció su mano. Ryuzaki la cogió, sin titubeos. Comenzaron a bailar. Noa se reía, mientras daba vueltas sobre la mano del detective. A media canción se acercó más a él, y empezaron a bailar más lentos.

La mirada de Ryuzaki se cruzó con la de Noa, y se sumergió en la profundidad de aquellos ojos castaños, esa mirada penetrante, acentuada por la sombra de ojos. La joven no apartaba la vista del detective, seria.

De repente, se puso de puntillas y le besó.

Fue un beso suave. La chica recorrió con delicadeza los labios de Ryuzaki, abriéndose paso lentamente hacia el interior de su boca.

El corazón del detective dejó de palpitar unos segundos para luego empezar a latir tan deprisa que pensó que se le saldría del pecho. Pero no se separó. Al contrario.

Con torpeza, le agarró la cintura y la acercó aún más a su cuerpo, sin separar los labios de los suyos. El corazón de ella también latía, descontrolado.

La chica le besó con más fuerza, con más pasión, mordiendo con suavidad los labios del joven. Ryuzaki gimió un poco, sin poder evitarlo. Noa introdujo las manos por debajo de la camiseta del detective, acariciando su espalda. El joven notó como las uñas de la chica dibujaban con suavidad surcos en su dorso. Un escalofrío de placer le recorrió la espina dorsal. El detective sujetó la nuca de la joven, y pegó sus labios aún más a lo de ella, agarrando con delicadeza su pelo, para posteriormente acariciarlo.

Permanecieron así un buen rato. Primero le besaba ella. Luego la besaba él, introduciéndose tímidamente en su boca, recorriendo su lengua con la suya, sintiendo la calidez de su cuerpo.