CAPITULO XIX-LA FUERZA (PARTE III)

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En su caso, había sido desde que nació. Desde el primer día. Desde el momento en que tuvo que mentir y esconder su nombre, su vida, sus orígenes, siendo un niño. La mentira formaba parte de él. Y había acabado expandiéndose por todo su ser, como un tumor. ¿Odiaba tanto la mentira porque sabía lo difícil que era librarse de ella? ¿Por qué le dolía tanto que le mintieran cuando él mismo vivía inmerso en una pantomima?

Odiaba la expresión de desconcierto que había puesto el joven, como si aquello no fuera con él. ¿No podía dejar de mentir? ¿Nunca?

¿Cuándo había empezado Light a mentir? ¿Fue desde que obtuvo el cuaderno? ¿O siempre fue así? ¿Acaso él también se había estado engañando así mismo?

Los dos eran un par de farsantes. Un par de farsantes que acabarían por enfrentarse, antes o después, y la máscara de uno de ellos, acabaría resquebrajándose. Y Ryuzaki no podía evitar pensar que tenía las de perder. Había llegado, por fin, alguien capaz de superar su farsa.

Light continuaba mirándole, con la respiración contenida, como si las palabras del detective le hubieran afectado profundamente.

- ¿Por qué me dices eso, Ryuzaki? Tal vez no siempre sea del todo sincero, pero no hay ninguna persona que haya muerto sin haber mentido ni una sola vez en su vida. Todos mentimos en alguna ocasión, nadie es perfecto. Aunque en mi caso, jamás lo hago si con eso sé que puedo hacer daño a un ser querido. Me parece que con esto ya te he respondido.

El otro joven bajó la vista, con cierta tristeza.

-Imaginaba que dirías eso.

Aquella falsa amistad, esa complicidad inventada, estaba a punto de llegar a su fin. No. Light no le apreciaba. Por eso nunca pararía de mentirle.

Light suspiró y se giró hacia la puerta de la azotea.

-Entremos. Aquí nos estamos empapando.

Los chicos se secaban con una toalla. Ryuzaki se la pasó por la cabeza y miró a Light.

-Estamos calados hasta los huesos.

El otro chico chistó, molesto.

-Salir con esta lluvia...a quien se le ocurre

-Tienes razón, lo siento.

El detective se acuclilló junto al chico, que estaba sentado en las escaleras. Agarró su pie. Light se tensó.

- ¿Y ahora qué haces?

-Pues iba a echarte una mano. Para secarte bien.

-Déjalo. No hace falta que lo hagas

-Pues te doy un masaje. Es lo menos que puedo hace para compensarte, además se me da bastante bien.

Light puso los ojos en blanco y se encogió de hombros.

-Haz lo que quieras

-Vale

Ryuzaki le agarró el pie y apretó con tanta fuerza que Light soltó un gemido, revolviéndose.

-Duele

El detective le miró a través de su pelo negro, empapado por la lluvia. La intensidad de sus ojos grises le atravesó.

-Pronto te acostumbrarás.

Si. Hasta a vivir en una mentira se acostumbraba uno. Esa mentira acababa convirtiéndose en su única realidad. En lo único que tenía. Una sombra. Una ilusión. Pero lo único a lo que alguien como ellos dos podía agarrarse. Si. Dolía. Pero cuando uno está vivo, se agarra a cualquier resquicio para mantenerse en pie. Aunque en el fondo cause dolor, tristeza, soledad.

Light le observó unos instantes y acercó la toalla a Ryuzaki, secándole el pelo. Gotas de lluvia caían desde el cabello del detective hasta los pies del otro joven.

-Aún estás chorreando.

Ryuzaki bajó la cabeza, con un gesto triste y melancólico.

-Lo siento. – Murmuró.

Permanecieron un minuto en silencio. El detective aún no había soltado los pies del joven. Suspiró.

-Es triste.

Light le miró, sin comprender sus palabras. Ryuzaki permanecía con la cabeza baja, muy serio. Si, era triste que ellos, tan iguales, no hubieran podido ser nada más que enemigos. Nada más que sombras con máscaras. Nada más que mentiras.

El detective volvió a atravesarle con la mirada.

-Muy pronto lo entenderás

Tras una esquina, oculta de la vista de ambos, se encontraba Noa sentada en el suelo, abrazándose las rodillas, mientras una lágrima caía por su mejilla.

Death Note: Kerosene (L Lawliet x OC -COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora