Death Note: Kerosene (L Lawliet x OC -COMPLETA)

CAPITULO II-LA RUEDA DE LA FORTUNA (PARTE III)

 Se sentía fascinada por aquel personaje.

Los pálidos labios del joven se torcieron levemente al captar la mirada de la muchacha, y la observó de arriba a abajo con aquellos inquietantes y salvajes ojos. Noa volvió en sí.

-Ah...perdona, al final creo que lo único que he hecho ha sido ponerte en evidencia. Lo siento.

-En absoluto. Supongo que debo darte las gracias. Esas chicas no estaban siendo muy agradables.

Se mordió el pulgar mientras la miraba.

-Aunque, sinceramente, me da bastante igual. No hace falta que vuelvas a defenderme en ninguna clase.

Noa se rio.

-Vale, tomo nota.

-Me llamo...

-Si, Ryuga Hideki.

Ryuzaki la observó, ligeramente sorprendido.

- ¿Sabes mi nombre?

-Todo el mundo conoce el nombre del mejor alumno de la universidad. Aunque me ha sorprendido que no fueras japonés.

-Yagami también lo es.

-Si, lo sé. Sois amigos, ¿no? Os he visto juntos un par de veces.

Ryuzaki permaneció unos segundos en silencio, meditando.

-Algo así.

-Ah, yo soy Noa Vargas.

-Si, yo también conozco tu nombre.

Noa bajó la cabeza, algo avergonzada.

-Ya. Supongo que entre lo de ayer y lo de hoy ya lo sabrá toda la facultad.

-Bueno, si consideras que lo que hiciste está bien no tienes por qué avergonzarte de que lo sepan. - Le contestó en español.

Noa le miró, sorprendida.

- ¿Hablas español?

-Si, ¿no me has oído?

Noa se rio. La falta de habilidades sociales del chico le resultaba divertida, e incluso tierna.

-Si, perdona...me refiero, me ha pillado por sorpresa. Me ha sorprendido que lo hablaras.

-Bueno, es una de las lenguas más habladas del mundo. No está de más.

Noa volvió a reír.

-Si, la verdad. Puestos a elegir, es una buena opción.

Dejó de reírse y le miró, divertida.

-Pero tú... ¿de dónde eres? ...Espera, déjame adivinar...

Le observó de arriba abajo.

- ¿Inglés?

-Podría decirse.

- ¿Cómo que podría decirse?

-Digamos que he vivido allí.

-Eso no responde a mi pregunta.

Ryuzaki la observó sutilmente de nuevo. Su actitud volvía a ser la de una chica inocente, dulce y tranquila. Su risa era fresca, natural, como si de verdad le saliera del corazón, como si no fingiera. Como si de verdad se estuviera divirtiendo con él. Eso le descolocaba. La persona que se había enfrentado el día anterior al joven y a los mirones con rabia y asco, y la chica que sonreía con naturalidad frente a él eran la misma persona, y no parecía una farsa. Estaba dispuesto a descubrir su tapadera, su máscara, un brillo de mentira en su actitud risueña...pero no lo encontraba. ¿Cómo podían convivir dos personas tan distintas en un mismo cuerpo?