Death Note: Kerosene (L Lawliet x OC -COMPLETA)

CAPITULO VII-LA LUNA (PARTE III)

Al día siguiente, Light se encontraba esperando a Noa en el sofá del cuartel general. Llevaba unos pantalones de vestir y una camisa negra. El resto continuaban trabajando, incluso Ryuzaki. Light miró el reloj.

- ¿Dónde está esta chica? Vamos a llegar tarde.

En ese momento entró Noa.

-Ya estoy, perdonad. Para un día que me echo pote se me ha ido la mano.

Todos se giraron. La chica llevaba un vestido corto de media manga de color verde y unos zapatos negros con plataforma que le hacían parecer un poco más alta.

Matsuda soltó un silbido.

- ¡Noa, estás guapísima! ¡Hoy vuelves con novio!

La chica se rio, pero se sonrojó un poco.

-No me digas eso, que me da vergüenza. No suelo ponerme en plan pingüino.

Ryuzaki la miraba, pero con cierto disimulo. El vestido era ajustado y dejaba entrever claramente su figura: sus pechos grandes y redondos, su cintura estrecha y sus caderas sinuosas. No llevaba medias, por lo que tenía las piernas al aire. Se había maquillado sutilmente, con un pintalabios de color suave. Pero lo que más llamaba la atención eran sus ojos. Se había tapado ligeramente las ojeras con un corrector, se había pintado la línea y se los había sombreado de negro, por lo que su mirada parecía aún más intensa, y sus ojos aún más grandes si cabía.

Ryuzaki intentó acallar los pensamientos que vinieron a su cabeza en ese momento. Los entendía. Al fin y al cabo, era un chico joven y ella estaba muy guapa. Pero le avergonzaba pensarlo. Apartó la vista, nervioso.

Sin embargo, Noa se volvió hacia él.

-Eh, vamos, Ryuzaki. ¿Todavía no te has puesto las zapatillas? ¿A qué esperas?

El chico intentó contestar, pero la chica ya le había cogido del brazo y le había hecho incorporarse.

-Vamos.

El detective no pudo hacer más que obedecer. Se puso las zapatillas a trompicones, porque Noa no le soltaba del brazo, como si temiera que se escapara. Light le miró de arriba abajo.

- ¿Pero vas a ir así?

La chica se giró hacia él, molesta.

-Si, ¿qué pasa? Está perfecto. Vámonos ya.

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Los chicos llegaron a la fiesta. Estuvieron esperando unos minutos en la puerta y luego les dejaron entrar.

Los estudiantes iban bastante arreglados, por lo que algunos no dudaron en observar despectivamente a Ryuzaki cuando le vieron entrar en vaqueros y zapatillas. Sin embargo, bastó una mirada de Noa para que apartaran la vista.

La chica los llevó hasta la barra y allí se asentaron.

El local no era muy grande. Al fin y al cabo, era una fiesta exclusiva, por lo que no habría más de treinta o cuarenta personas entre estudiantes y profesores. La luz era tenue, pero estaba lo suficientemente alta para que se vieran unos a otros. Al fondo de la sala había una mesa con aperitivos y a la derecha un DJ que de momento solo ponía música de ambiente.

Noa se volvió hacia ellos.

- ¿Qué queréis tomar, chicos?

Light pidió su bebida. En cambio, Ryuzaki no parecía tener muy claro que pedir. Noa le sonrió.

-Deja, ya pido yo por ti.

Se dirigió al camarero y al cabo de unos minutos les sirvió dos mojitos, uno con una pajita negra y el otro con una verde. La chica le dio el de la pajita verde a Ryuzaki.