VINCENT
De camino al aeropuerto a recoger el boleto.
Iré acompañado de Edmond, pues papá no quiere separarse de Meindert, menos en esta etapa difícil... Difícil para la hermandad cuando estuvo enterada. No fue fácil salir a dar explicaciones... y entre ellas mentiras. Disimular expresiones... ¿Cómo te fue en el viaje? ¿Lograste lo propuesto? ¿Hiciste amigos?
Ahora me acompaña del brazo Jeremy, por temor a que esta vez si sea atropellado. Siento que soy como un anciano. No puede ser que papá luzca mejor... En invierno padezco mucho de dolor en articulaciones. Insistió en traer el coche, sin embargo, acepto que suelo ser necio cuando se trata de atenciones.
Lo sé, un día para otro voy caer en picada, pero quiero olvidar aquella posibilidad... Quiero demostrar que aún logro caminar por mi cuenta, que el bastón será cosa del pasado, que comeré todo lo que me pongan en el plato... Así sea seguir la dieta y los piquetes que conlleva la insulina. Todo al pie de la letra y sin reproches.
Paro en seco.
Pregunta si olvidé algo.
Pensé en voz alta, sin querer.
El hospital.
—Estás advertido.
—¿Quieres lo mismo, no?
Sé que lo necesitas como yo.
—Todos queremos lo mismo, pero con que papá diga que sigue en recuperación... es suficiente.
—Vamos, solo una visita.
—¡Qué necedad de romper reglas!
—Pídeme lo que gustes.
—¿Lo que quiera?
—A tu disposición.
—Promete que no afectará en tus emociones.
—Yo nunca rompo las mías.
—... Y comprarás ese boleto, ocurra lo que ocurra.
—¿Nada más? Pan comido.
Le saqué a Mandrú el nombre del hospital un día antes. Pedimos información y la habitación del paciente. Jeremy se negó a entrar. En su mirada había temor a llevarse una desilusión. Creía en palabras para no hacerse daño con hechos... Yo quería hechos, sin importar el dolor que causen. A veces es bueno y malo pretender que eres valiente.
Al traspasar la puerta, la imagen clara, la que yo llevaba en la cabeza, se volvió opuesta. Cambió el filtro. Sus pómulos delgados, más de lo acostumbrado. La tez amarilla. El pelo, sin brillo y crespo... Los labios y las manos, que me sostuvieron y besaron, inanimados... Sí que duele, lastima ver que es la persona que quieres.
Hubiera preferido ocupar tu lugar y que me miraras como yo lo hago ahora... Porque eres es el más fuerte de los dos... Perdona por creerlo así.
Compraré ese boleto, porque me hace mal con solo observarlo... La hermandad puede mantenerme a tanto, y después... Después no lo sé. No sé si volverá a ser como antes, cuál de los dos tenga más esperanza de vida, si le escribiré desde Lucerna o Roma... Es incierto, es grotesco que estemos compartiendo la balanza.
Yo puedo lidiar... ¿pero tú?
Espero que no sea duro el golpe, puesto que soy un cobarde, y no tengo las agallas para mantener este amor encendido. Un océano hace falta para apagar la fogata... ¿Qué hago para que se olvide de mí? Ansío decirle la pregunta... Quisiera borrar nuestros recuerdos, todo para que pensara en otro hombre, en reconciliarse con Luke.
Soy feliz si tú lo eres.
Sería beneficioso que perdiera los momentos entre nosotros... ¿Y Vincent? Ese poco hermano que decidió no volver a casa, que tiene mucho aire de grande, que se parece a Magno en todo... Justo ese quisiera ser para él... Nada de besos, encuentros románticos, palabras sinceras... Solo desprecio, desapego y amargura.
Si es en serio que Luke quiere cambiar por él, entonces le cederé el paso. Que sea el dueño de su felicidad y cuidados. Él si va a enfrentar a MG por amor... y Meindert se lo va a agradecer con dibujos y poesía. Desde siempre Luke es su fuente de inspiración... y Meindert de la mía. En mis primeras capturas fotográficas lo usé como modelo.
—¿Ustedes, aquí?
—No crea que su palabra echo en saco roto.
Esperé paciente el regaño, pero no había rasgo alguno de cólera. Más bien estaba sorprendido, tanto que nosotros, ojeroso, cansado de las trasnochadas y angustias... Fuera mañana o noche, Mandrú y Theo se ofrecieron para ocupar un turno. Esperaba con la llegada de cualquiera de los dos e ir a casa a cenar como es debido.
Aprovecha a conversar conmigo. Empieza diciendo que Meindert se siente despreciado por sus relaciones anteriores... Soporté quedarme callado, limitando mi afecto y admiración... Es porque escoge mal, contesto. Se deja llevar por impulso, expectativa, necesidad...
Y se ha salvado de pescar un susto de muerte o violación.
La principal causa de su depresión se debe a culpabilidad. A pesar de echarme de menos, nunca pudo estar tranquilo con su conciencia. Si volví a Vancouver fue por reencuentro y si entre nosotros estaba hacer las paces, ¿por qué no? Yo hice de todo por acercarme, y aunque fallé, no por ello lo miraba con ojos acusadores.
También hay un tercer problema, pues no recuerda el acontecimiento de nuestro viaje o mi retorno a Stanley Park... Piensa que sigue en Vancouver. A un lado feliz y por el otro triste. Me ha borrado de verdad, por supuesto, pero es negativo, porque lo que pasamos hizo mucho ruido para intensificar la atracción... Encontrar la pieza faltante.
Tiempo desperdiciado.
Es hora de decir que lo perdono, que no le guardo rencor, junto a un abrazo fuerte cómo último, sin necesidad de besos y roces. Maldigo mi regreso, jamás habría desordenado sus sentimientos. Maldigo a esos años en distancia, puesto que nos hizo volver a conocernos... Es ahora o nunca. Tengo en manos la oportunidad de retirarme sin carga de conciencia.
Volver a preguntarle:
¿Te parece bien si somos amigos?
El cuatro problema era mío... Había de llevarme justo este momento a la cita que programó con el oftalmólogo. Nada le era impedimento para dejar pasar los signos de alerta. Podría cualquiera hacer de compañía, sin embargo, quería estar presente para mí, sufrir conmigo en silencio, sostenerme en su porte altivo... Cuando estoy a su lado no consigo romperme a pedazos.
Es disfrazarse de "sigo en pie para lo que viene."
El doctor informa que son síntomas tempranos de retinopatía, por eso la falla de vista, y para ello requiero usar lentes. Solo asi recuperaré la poca visión que me resta... Otro golpe contra el muro. Un punto a ganar para la enfermedad. Un día menos que echo de menos... Hasta ahora mi único deseo es que Meindert me tenga en su memoria como los viejos tiempos.
Los tres volvimos a casa, conversando cosas menos agridulces. Papá fue el primero en romper la capa de hielo que nos envolvía. Nos deseó buenas noches, disipando las sombras... Hincado a la alfombra de mi cama, lloré, pidiendo algo bueno para los dos. Rogando al universo por otra persona para mí o que me arrancara a raíz lo que siento por él.
Jeremy me consuela. Fred me prepara la bañera. Con el rastrillo hace favor de recortarme la barba. Con crema humecta mi cuerpo. Soy como esos niños desconsolados, después del berrinche llegan a cansarse... Pero el quejido no se debe a un insignificante moretón, jugando con los niños malcriados del barrio, sino los pesares que conlleva ser adulto y enfermo.
Y tiemblas, suspiras, después de haber llorado a mares.
Y te dejan la luz prendida por si acaso vuelven las pesadillas.
Cualquier lugar es hogar mientras permanezcamos juntos.
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Symphony [Gay]
Romance#IMAGINARIOS 0 Con el arribo del hermano problemático, Meindert comienza a perder serenidad. Le incómoda la idea de poder dormir bajo el mismo techo y compartir la mesa... ¿Pero, cuál es el motivo? ¿Por qué siente necesidad de fumar más de lo habitu...